Submergence [Mcfassy/Fassavoy/Mcbender]

I

Las embestidas se hacían cada vez más rápidas y profundas, mientras el clímax amenazaba con llegar entre jadeos y gemidos de pasión mezclados con lujuria. Al terminar Michael salió rápidamente sin decir nada tumbándose sobre la cama para mirar casi perdido el techo de la habitación, por su parte James se tumbó de costado dando la espalda al contrario tapando su cuerpo desnudo con la delgada sabana.

La noche en aquella ciudad de España era cálida, pero ellos estaban envueltos en un manto helado. James ni siquiera entendía porque el otro aun no abandonaba su habitación, le dolía saber que estaba a su lado, después de todo lo anterior solo había sido sexo y nada más. Michael toco tímidamente el hombro del menor, era como si tuviera miedo de que lo anterior hubiera sido una mentira y que no fuera él el que lo acompañaba en la cama, James se movió bruscamente rompiendo el contacto.

James intento juntar sus ideas, apagar el sentimiento de angustia, cerro fuertemente los ojos y respiro pausadamente consiguiendo todo lo contrario. Su mente fue invadida por los recuerdos, específicamente el de hace unas horas.

James se paseaba de aquí para allá en su cuarto, se suponía que estaba descansando por lo tanto nadie lo molestaría en ese momento. —¿Qué haces acá?—susurró, quería gritar pero prefería que nadie del staff se enterará lo que estaba sucediendo.

—Ya sabes porque estoy acá James—el oji-azul lo asesinó con la mirada, no lo quería ahí estaba trabajando no de vacaciones.

—Ella está grabando en otro lado, no sé qué haces acá—se sobo la frente con su mano izquierda tratando de calmarse ¿por qué le hacía esto? Quería matarlo.

—Todos saben que somos muy buenos amigos ¿no?—Michael se encogió de hombros de manera divertida. —Vamos James ¿acaso no me extrañabas?—se acercó para intentar abrazar al menor pero este fue más ágil moviéndose a otro lugar de la habitación.

—Ni se te ocurra tocarme un maldito pelo—se sentía enojado, furioso, realmente sentía la necesidad de empujarlo hasta que saliera de su habitación para no ver su maldita y hermosa cara. —Nosotros ya hablamos sobre esto, no arreglarás nada con venir aquí y exigir clemencia.

Michael rodó los ojos. —¿Por qué siempre eres tan dramático? Se perfectamente lo que tú sientes por mí y tú sabes lo que siento por ti ¿cuál es el problema?

James le dio la espalda, ahora si sentía las ganas de darle un puñetazo en el rostro. Como Michael era capaz de soltar tantas idioteces, nunca se hacía cargo de nada y se pasaba las opiniones del menor por el mismo lado por el que se pasaba el papel higiénico al ir al baño.

Michael se acercó con cautela al menor y antes que él pudiera rodearle la cintura se volteó. —Yo deje todo por ti, ese es el problema. Yo tengo una familia Michael y siempre la tendré, pero cuando dejé de amar a Anne, cuando me di cuenta que lo que sentía por ti era más fuerte tuve que dejarla. Pero tú—hizo una mueca sarcástica. —Tú te paseas por todos lados con Alicia mostrándole al mundo que son una pareja feliz y perfecta, cuando sabes perfectamente que por la noche vas a estar llamándome rogando para que nos veamos. Simplemente estoy harto, harto de ti y tus actitudes ¿por qué no puedes decidirte de una vez?

Michael titubeó algo inentendible tratando de no enfocar sus ojos en la mirada acusadora que le brindaba el menor.

—Ves ese es el maldito problema, eres demasiado macho para admitir que amas a un hombre ¿no?—soltó una risa amarga. —Tú no quieres perder el pan ni los pedazos, pero se acabó. De hecho, esto ya se había acabado antes de venir aquí, ahora lárgate Michael.