Devorador de Almas

Capítulo 11: Espejo del alma

Cada uno de los hombres se acercó a una de nosotras y nos colocó la mano sobre el hombro. Le miré en signo de desaprobación. Acabé cediendo, habíamos hecho un pacto y además, no tenía fuerzas para oponerme.

- Adelante- dijo el que me acompañaba.

De repente, Mia y el otro hombre desaparecieron entre las sobras dejando detrás de sí una especie de humo oscuro. Al parecer nosotros hicimos los mismo. Cerré los ojos inconscientemente, y los volví a abrir esperando estar en otro lugar. Cierto era que estaba en otro sitio, pero era todo negro y parecía no tener final en el oscuro horizonte.

Aunque fuera un lugar extraño, tuve un momento por fin para pensar en todo lo que había sucedido. Estaba de pie tan tranquila mientras todo se desmoronaba a mi alrededor. ¿Realmente era consciente de lo que había sucedido? Un vacío, una brecha que llevaba mucho tiempo abierta y empezaba a cicatrizar había vuelto a abrirse para sumirme en la desesperación y la tristeza.

- Vine a buscarte porque estuviste bajo el cuidado de los guardianes, -empezó a hablar sacándome de mis pensamientos - parece que te ganaste su simpatía ya que te dejaron marchar. Busca una escusa para volver.

No tenía ganas de llevarle la contraria, asentí.

- Tu objetivo es destruir el Gran Árbol que les da poder y asegurarte que los tres Guardianes Eternos no tengan fuerzas para combatir, es decir, debes matarlos.

- ¿Porqué? - era la única pregunta que conseguí articular.

- Nuestra naturaleza "poco humana" siempre les ha abrumado, nos desterraron a las profundidades del bosque y nos impidieron salir. Ahora es el momento de levantarnos en su contra, el Gran Día se acerca.

-¿Porqué no lo hacéis vosotros mismos?

- No tenemos el poder para plantarles cara, pero tu sí.

- ¿Y cómo se supone que debo cometer esa atrocidad? - pregunté angustiada.

- Tan solo hazlo, si lo deseas puedes con cualquiera.- me miró, veía que estaba poco convencida de aquello. - Dicen que los ojos son el espejo del alma, tú eres de los pocos que son capaces de leer a través de ellos, antes lo hiciste con cierta facilidad, vuelve a hacerlo, pero esta vez absórbela hasta que no quede nada de ella en su cuerpo.

- ¿Absorberles el alma?

- Sí, eres uno de nosotros.