39. El señor Luedtke

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Merlín, se que últimamente no estas de mi lado. Es más, estoy casi seguro que es por no pagar mi última ofrenda. Sin embargo, realmente quería que estuvieras de mi lado esta vez. Pero no, tenias que despertar milagrosamente a McGonagall a las tres de la mañana preocupada por mi salud. Seamos sinceros, esa señora está locas. ¿Venir a verme a las tres de la mañana? Eso suena más como un escape de amantes. Shh, no ni lo digan. Yo tampoco me quería imaginar de la mano con la directora. Ya no podré vivir de la misma forma. En conclusión, señora directora... pudrase y sus camisones del siglo antepasado.

– No puedo creer que rompa las reglas... ¡Ni siquiera hemos comenzado clases! Esto es inaceptable. ¿Qué me responde señor Potter?

– Están siendo paranoicos. Solo me desmaye, nada más. Pero han hecho un alboroto solo por eso. Estoy bastante seguro de que mi familia tiene algo que ver... simplemente déjelos. Lo que me pase en este colegio no tiene nada que ver con ellos – respondí molesto.

– ¡Claro que si! ¿Cómo es posible que diga eso?

Decidí no responder. Mejor me quedaba callado a esperar que castigo me esperaba.

– Pero no es culpa de Al... Yo quise quedarme –replicó Scorpius.

Vienes a pasarte por la galleta mi estrategia Scorpius. Enserio, mejor cállate.

– Claramente no es su culpa joven Malfoy. El señor Potter tiene una gran habilidad para manipular.

No se si sentirme alagado... o preocupado por el hecho de que la directora fue complaciente con Scorpius. ¡Merlin! ¿Qué has hecho con Hogwarts? Solo fueron dos años... A menos que, realmente haya pasado más. ¡O peor! Estoy muerto y me estoy imaginando mi vida, pero si estoy muerto ¿Cómo me la imagino? Tal vez mi espíritu. ¿Un caso disociativo? Me parece una buena razón. Entonces, ¿Cuándo mori? Sabía que todo esto de Scorpius correspondiéndome era demasiado bueno. Debería tratar de poseer un cuerpo para recordar cómo mori y vengarme de mis asesinos.

– ¡Señor Potter! ¿Me ha escuchado?

– No – respondí naturalmente –Necesito irme... debo hablar con los fantasmas de Gryffindor. Ellos deben saber algo de todo esto.

– ¿De que hablas Al? –pregunto preocupado Scorpius.

Bueno suficiente. No más divagaciones. ¡Prometido! Oh, ¡Miren, es un Doxy! Concentrate Albus... concentración. Espera ¿un Doxy? Volví mirar y comprobé que había un atraído por la luz de mi vela. Lo mire incrédulo y luego lancé un Expulsó.

– ¿Quedó claro, señor Potter? –dijo amenazadoramente la directora.

– Como el agua -respondí firmemente.

– Muy bien... ahora señor Malfoy acompáñeme. Debo dejarlo en la Sala Común.

– Si, nos vemos luego.

– Por supuesto, hasta mañana Scorp.

Sus pasos resonaron hasta que estuvieron bastante lejos. Menos mal que el agua también podía ser turbia... porque no escuche ni media palabra de lo que dijo la directora. Me acosté nuevamente y volví a sentir como el frío comenzaba a expandirse por mi cuerpo. Que poder tan problemático. Muy problemático. ¿No te puedes dar unas vacaciones? No tienes porque regresar. Serán todo pago.

***

Que cuchicheo más y...

– Seria genial si solo se callaran -exclame aburrido – Es el primer dia... Solo coman.

Malditas adolescentes con hormonas fuera de control.

Gion sonrió galante y le guiño el ojo a alguien que se encontraba detrás de mi espalda. Escuche unos chillidos y luego unas risitas. Son tremendo dolor de cabeza. Mire aburrido a Scorpius que el dia de hoy parecía algo sonrojado.

Solo cambiemos de rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora