Los Gemelos Doblas

Capítulo 30. -Padre.

Miguel había estado llamando a Ryan para decirle que ya su jefe había viajado a España junto con Beatriz. El rubio siempre contestaba las llamadas, era muy extraño que no respondiera al momento, tal vez por eso al castaño no le agradó mucho que lo único que escuchara al marcar su número haya sido la contestadora.

Intentaba no hacerse ideas absurdas en la cabeza. Él no era de esos, pero como cualquiera, a veces imaginaba cosas. Era lógico que si Ryan estaba visitando otro país y conociendo gente nueva se olvide por un momento del celular.

Lo que en parte era cierto. A penas salieron el rubio dejó de pensar en las otras cosas. Vaya país bonito.

Sabrina lo llevaba tomado de la muñeca hacia varias partes. Edificios enormes, plazas y otras cosas que lo maravillarían aunque luego se olvidara del nombre.

La rubia parecía estar al tanto de la historia de España, ya que podía explicar con lujo de detalles muchos lugares a los que lo llevaba. Lo llevó a la 'Plaza del retiro' viendo ella que era uno de los sitios turísticos que la gente más visitaba.

A Sabrina le encantaba poder estar allí con él porque parecía escuchar con atención cada cosa que decía. Se sorprendía con las cosas más pequeñas, aún cuando le dijo que el hombre representado por la estatua que estaba en lo alto había muerto a la misma edad de él.

Lo llevó al 'Palacio de Cristal' donde pudo apreciar el arte contemporáneo que se exhibía en su interior.

Lo que tenían todos en común era que Sabrina siempre tenía algo que decir. La mayor parte de lo que decía se lo había enseñado su abuelo antes de fallecer y le hizo crecer dentro de ella un cariño especial por la historia.

Ryan estaba entretenido con las cosas que veía y aprendía, casi ni le prestaba atención a otra cosa, pero lo que si llegó a pensar algunas veces era en lo fantástico que sería que su hermana y Miguel estuvieran ahí.

Sacándolo de su trance, la rubia lo invitó a tomarse una foto con ella. Le dio el celular por un momento a un vendedor de globos y le pidió que les tomara un par de fotos para tener aquel recuerdo.

El hombre lo tomó y comenzó a fotografiar a ambos. En una, Sabrina salió dándole un beso en la mejilla a Ryan y éste ligeramente enrojecido. En otra, dándose un abrazo y en la última algo salió mal y salieron riéndose un poco distorsionados.

Le agradecieron al vendedor y éste al devolverles el celular le regaló uno de sus globos a ella.

-Hacen una linda pareja. -Comentó el hombre de manera amable.

Ryan se sintió incómodo con el comentario, desde luego que para él ellos no estaban ni remotamente cerca de ser una pareja. Él ya estaba enamorado.

-Oh, no, somos amigos. -Aclaró sonriente la rubia aceptando el globo con cordialidad.

Caminaron un poco hacia un lugar donde había una fuente y se sentaron al borde de ésta a charlar.

En otro lado, Rubén trataba de escuchar las explicaciones de su padre sentado en el sofá de su casa.

-Estaba algo aturdido por lo que le había pasado a tu hermano. La verdad es que perdí la cabeza y pensé que no estaba hecho para ser padre. Entonces en medio de unos tragos terminé de formular todas esas tonterías en mi mente. Los que eran mis amigos me animaban a hacer todo lo que estaba mal. Estuve con una mujer una noche y tampoco supe como iba a llegar a la casa a verle la cara a Diane. No soy de esos que son descaradamente infieles, yo no podía aparecerme por la puerta fingiendo que nada había pasado. -Contaba pausadamente, sabiendo que eso no servía ni en parte como una excusa para justificarse.

Raspberry daba saltos intentando subir al sofá y luego de tres intentos lo logró y se sentó pacífica mente en las piernas de su dueño.

-Creí que mi desaparición como mucho duraría una semana, pero fui un cobarde. No supe como lidiar conmigo mismo. Las cosas se volvieron más complicadas al conocer a la que ahora es mi esposa. -Mostró su mano con un anillo brillante en uno de sus dedos. -La idea de volver cada vez se hacía más lejana.

-¿Es decir que te olvidaste de nosotros por una mujer? -Comentó sarcástico el más joven acariciando a su gato.

-No me olvidé de ustedes, de hecho, no podía dormir tranquilo. Intenté una vez regresar. Entonces vi por la ventana como otro hombre había tomado mi lugar. -Respiró profundo. -Él se puso a tu altura y te ayudó a desatorar una figura de acción de tu auto de juguete. Vi como te alegrabas y lo abrazabas. Él es mejor padre que yo. Él te merecía. -Concluyó.

Rubén bajó la mirada y recordó como ese día fue que comenzó a ver al padrino como una verdadera figura paterna.

-Es cierto. -Subió la mirada otra vez. -Él ha sido el mejor padre para mí, él celebró cada año conmigo, se preocupó por cada caída que tuve y me ayudó a levantarme. Cumplió uno de mis sueños, que era ir a Japón, en fin, todo lo que tú decidiste perder. -Hablaba como si fuera un ensayo preparado de toda la vida. -Le pregunté muchas veces a mi madre donde estabas y porqué ocurrían tantos cambios. La hiciste esperarte en la ventana muchas noches, bañada en lágrimas porque podía haberte pasado algo. -Cada palabra hacía que el peso que cargaba Roger sobre los hombros empeorara.

Intentaba que sus ojos no se cristalizaran, pero era imposible.

-Cuando empecé a tener fama en Youtube me preguntaba... -La voz se le quebró en ese instante. -Aún me preguntaba si estarías orgulloso de mí.

El mayor no pudo controlarse más y comenzó a llorar, sintiéndose mal por cada dolor que pudo causarle al hijo que se supone debía causarle alegrías.

Porque hizo que además de un hermano, perdiera a un padre.

Raspberry bajó de las piernas de Rubén y éste limpió una lágrima que comenzaba a salir de su ojo derecho.

-Pero estoy orgulloso de lo que soy ahora y eso es lo que me importa. También sé que las personas que siempre me han apoyado. -Pronunció con más fuerza de voz la palabra 'Siempre'. -También lo están.

Sonrió y con un último suspiro se decidió a decir lo último.

-Mamá me dijo que todos nos equivocamos, pero lo importante era siempre buscar la forma de arreglar lo que rompes. A esta altura no hay nada de mí que puedas arreglar. Pero tú si estás roto, lo sé, y si para que dejes de estarlo tengo que perdonarte, te perdono.

Entonces las palabras de Diane llegaron a la mente del mayor. Roger Doblas no merecía tener el hijo que tenía.

El padre se levantó de su asiento, aún con la cara roja. Ya Rubén sabía de donde había sacado aquella característica.

Abrió los brazos dándole a entender que necesitaba abrazarlo en ese momento.

Rubén lo miró inseguro y levantándose lenta y tímidamente lo miró. Él también necesitaba ese abrazo.

Sin pensarlo mucho más Roger lo abrazó como no pudo hacerlo antes. El más joven se sentía un niño de nuevo. Ese niño que extrañaba a su compañero de juegos de cabellos dorados. Ese niño que se preguntaba cuando volvería su papá. Ese niño que veía como todo cambiaba y él parecía quedarse atrás.

Porque pasaron los años y esa pequeña parte de él se negó a crecer. Se mantenía escondido en cada chiste y en cada sonrisa que regalaba. Esa era la muestra de sinceridad que hacía que muchos adolescentes del mundo sintieran que podían confiar en él.

Continuará...

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Casi lloro escribiendo esto.
No broma.