Recuerdos

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—Watson —Friday sostenía un libro entre sus manos mientras me llamaba. Por la sonrisa en sus labios, supe con claridad qué era lo que quería.

No había ni habría nadie en la biblioteca ese día, o al menos, no por las horas continuas. Así que sólo nos tuvimos que asegurar de que la puerta estaba bien cerrada para poder comenzar con lo que él tanto demandaba.

Juntamos nuestros labios y entrelazamos nuestras lenguas mientras apegábamos nuestros cuerpos poco a poco. Pasé mi mano por su pecho y admiré su hermosa y pálida piel con atención.

Él sólo me sonrió mientras permitía que lo tomara entre mis brazos y prepara.

—Agh.. —un débil gemido escapó de su boca mientras se aferraba con fuerza a mi espalda. Otros más le continuaron, acompañados de suspiros y respingos a la vez que comenzaba a deslizarme en su interior.

Aún podía recordar la primera vez que habíamos hecho algo como eso.

«¿Crees que el sexo se sienta tan bien como lo plantean en algunos libros». Su extraña pregunta me había desconcertado por completo. Ambos aún éramos vírgenes, así que no supe cómo debía de responder.

Él continuó sacando preguntas del tema, logrando que yo también comenzara a reflexionar sobre éste. Esa tarde estábamos solos en la biblioteca (como estábamos ahora), aunque no era como si hubiera mucha gente a menudo. Después de sus comunes reflexiones sobre el asunto recuerdo que me miró con una expresión nueva para mí mientras me lo preguntaba: «Ey, ¿te gustaría intentarlo?».

Las cosas que pasaron a continuación están algo difusas en mi mente. 

En esos momentos, nos comportamos como si no fuera algo nuevo, a pesar de que era la primera vez de ambos, era como si supiéramos qué debíamos de hacer y cómo hacerlo. Una acción llevada a acabo por la curiosidad y guiada por el instinto.

Ese suceso se repitió un par de ocasiones más, hasta que al final, se convirtió en una especie de rutina.

—Mnngh.

Sentí sus uñas clavándose en mi espalda mientras sus sonoros gemidos rompían el silencio en el que había estado sumido el lugar, como si alguien arrojara una roca a un estanque que se mantenía sin movimiento, provocando la creación de ondas en las aguas tranquilas.

Una vez que ambos terminamos me desplomé a su lado y lo rodeé con mis brazos mientras regularizaba mi respiración. El giró su rostro hacia mí y me dirigió una sonrisa mientras se acercaba a besarme. Pude escuchar cómo murmuraba mi nombre después de hacerlo.

Su hermosa sonrisa comenzó a tornarse borrosa ante mi visión, y antes de darme cuenta, él había desaparecido de mi lado. Pero no sólo él, toda la biblioteca había desaparecido. Me encontraba sumido en una oscuridad bastante familiar.

Cuando abrí los ojos, vi que estaba con la cabeza apoyada sobre unos libros que había estado leyendo; mi cuello y hombros estaban entumidos debidos a la posición en la que había caído dormido. No tuve que mirar a mi alrededor para comprender lo que pasaba, la respuesta era simple. Estaba en mi estudio.

No era la primera vez que soñaba con cosas del pasado, aunque, desde la muerte de Friday, nunca había llegado a soñar en ese tipo de situaciones en las que nos metimos hace mucho tiempo.

Me levanté de la silla donde estaba y estiré los músculos de mi espalda y brazos mientras veía el desastre que tenía en la habitación; libros tirados y velas apagadas amontonadas en distintos lugares, todo cubierto por una fina capa de polvo. En verdad había pasado un tiempo desde la última vez que había limpiado. 

Cuando me di cuenta, vi que Friday estaba parado no muy lejos de mí. Pero no era aquel inteligente, bromista y encantador chico lleno de vida, sino aquel silencioso, atento y obediente  que estaba a mi lado siempre. ¿Pero qué me esperaba? Así era la realidad en la que vivía.

Él me miraba en total silencio, como siempre hacía, pero esta vez percibí algo distinto en su mirada. Tal vez fue producto de mi imaginación, pero aun así estuve a punto de llamarle por su nombre cuando avanzó hacia mi, sin apartar sus ojos de los míos.

No me moví. Tampoco emití sonido alguno.

Tenía los ojos abiertos por completo cuando Friday posó su mano sobre mi mejilla y acercó su rostro con lentitud al mío. Sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo entero cuando sus labios se juntaron con los míos. No podía ser cierto.

Nos mantuvimos en esa tan melancólica posición unos segundos que parecieron ser eternos, hasta que él se separó de mí, dejando resbalar la mano que tenía sobre mi mejilla.

—¿Friday? —lo llamé.

Esa débil llama que vi brillando en sus ojos se extinguió en un parpadear de ojos. Yo seguía sin terminar de creerlo.

—¡¿Friday?! —otra vez era el mismo cadáver sin alma que había regresado a la vida. No. Otra vez era mi más preciado amigo, del cual, aún no conseguía recuperar el alma. Y tal vez, nunca lo lograría.

Estreché su cuerpo contra el mío mientras sentía las lágrimas deslizarse por mis mejillas. Él no volvió a moverse mientras lo hacía. Sólo estaba ahí, como un muñeco de trapo; como un cascarón vacío.

Por un segundo juré haber escuchado su voz, tan clara como siempre, junto a mi oreja. Aunque tal vez no fue producto de mi imaginación, no hice el menor esfuerzo en tratar de comprobarlo. Quizá sólo fue un débil susurro el que produjo mientras lo rodeaba con mis brazos, pero sonó claro para mí.

«Watson»


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Desde que vi la película quise escribir algo de este hermoso par ;3;

Espero que les haya gustado y gracias por leer^^)/

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La sombra de los recuerdos (Shisha no Teikoku)(WatsonxFriday)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora