Anthony Tremaine. 1/2

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El sonido del dardo lanzado al blanco no podía ser más satisfactorio para el chico Tremaine.

Anthony dejó salir una sonrisa mientras admiraba como su dardo caía en una foto del rey Ben de Auradon, justo entre las cejas de el castaño. Un chico sonriente, radiante de bondad y buenas intenciones.

Anthony como odiaba aquel tipo de personas.

Para el nieto de Lady Tremaine, tú esperarías que Anthony fuese elegante, frío, y tenebroso, además de ser egocéntrico y calculador.

Pues era cierto, Anthony era eso y más. Destinado a que cuando le tocara su turno de escapar de aquella prisión no faltaría, y haria que todos se inclinaran ante él como debería ser.

Pero el chico Tremaine no iba a ser como los demás.

Vio la hora en el reloj de su habitación y supo que ya era hora de bajar, asi que tomo sis cosas con rapidez y salió de su habitación cerrandola con los cuatro candados que la aseguraban.

Tenia que tomar ciertas precauciones puesto que vivía con varios hermanos y hermanas sin contar a sus primos y primas.

Anthony entonces bajo a la cocina..

Los Tremaine eran dueños de un edificio completo en la que toda la familia vivía y en la parte inferior estab ubicada la peluquería Lady Tremaine's: Curl Up & Dye donde trabajaban las chicas de la familia, su madre y su tía y a veces alguno que otro de sus primos.

Una vez llegó al piso del comedor con la larga fila de mesas y la cocina al fondo. Se dio cuenta que sólo había otra persona en el lugar.

Una niña de trece años estaba sentada en la mesa, y se encontraba ocupada mientras cosia una chaqueta anaranjada.

Anthony se sacudió los hombros y se acerco a la mesa haciendo que la chica lo notara pasar.

—Buenos días, primo —dijo ésta con una sonrisa.

—Hola, Dizzy —Dijo él mientras abría el refrigerador de la cocina de la casa Tremaine.

Dizzy era una de las hijas de su tía Drizella, y una de las menores de la familia. Además de ser la más querida entre los primos Tremaine. Dizzy era bastante linda y realmente complaciente, para ser la hija de una villana. Pero sin embargo había algo de ella que no te dejaba odiarla ni siquiera un poco.

—¿Cosiendo un nuevo conjunto? —preguntó el chico mientras arqueaba una ceja y buscaba el cartón de leche a casi vencer.

—Pruebo un nuevo estilo con pedrería naranja —sonrió Dizzy—. Tal vez le diga a Antonella o Diana que la modelen para mí.

—Hm.

Anthony estaba escuchando a Dizzy pero realmente no tenía que decir al respecto. Su pequeña prima tenia metas grandes de convertirse en una diseñadora, y había tenido mucha inspiración de la hija de la reina malvada y traidora a la isla, Evie. Y desde que habia escuchado en varias ocasiones que Evie era quien vestía a Mal y alguna que otra princesa de Auradon, Dizzy no dejaba de hablar de lo mucho que quería imitarla estando allá una vez que la escojan.

Si es que la escogen. Pensaban Anthony cada vez que Dizzy lo mencionaba.

Pero a pesar de pensarlo, Anthony no se lo decía en voz alta a pesar de que personalmente adoraba molestar y arruinar las esperanzas de los demás.

Como se dijo antes, Dizzy no era una persona que te hiciera querer molestarla en lo absoluto. Tenía un algo que te hacia querer protegerla aunque no te gustara admitirlo.

Un ruido se hizo presente por las escaleras de la mansión, y se vio que un par de jóvenes que bajaban peleando por una chaqueta de cuero.

Anthony se sentó junto a Dizzy y su revuelto de pedrería y agujas e hilo. Cuando escucharon un golpe desde el piso de arriba y gente que bajaba con brusquedad.

Los expedientes de la isla de los perdidos [Disney Descendientes/#LPDA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora