Hace más de un mes que el príncipe Hans volvió a "casa", si es que se le podía llamar así.....
En el momento en el que desembarcó (clandestinamente para evitar vergüenza a su padre y hermanos) fue recibido por su "familia", todos le miraron con asco y rencor. Hans ya se lo esperaba después de todo su padre parecía no ser consciente de su existencia desde que él era un niño puede que incluso después de que naciera se olvidara completamente de el y sus hermanos nunca le hicieron la vida fácil, de hecho de no ser por su madre el nunca se hubiera considerado como parte de la "gran familia real" de las Islas del Sur, pero eso se acabó hace años......
Lo que nunca esperó fue la tortura a la que lo sometieron durante las siguientes semanas, al parecer de su padre y hermanos el solo había sido la causa de cierres de grandes tratos comerciales, también fue la causa de que otros reinos los vean de ahora en adelante como un peligro potencial (y que otros tantos los vean como unos inútiles por qué uno de sus príncipes no pudo hacerse con el trono de un reino pequeño).
Ahora un mes y quién sabe cuántas semanas después de su llegada se encuentra en lo más profundo de el castillo, en la mazmorra más lejana de los pasillos de el calabozo, tirado en el suelo parcialmente inconsciente gracias a la golpiza propinada por sus tres hermanos mayores (los primeros con derecho al trono) y sin nada que le cubra el pecho ya que su camisa está hecha harapos por los latigazos que su padre le ha dado a diario desde que llegó.
Siente un inmenso frío y un interminable cansancio, lo único que desea es que todo esto termine de una vez sin importar el modo,pero en ese momento la reja de su mazmorra se abre y un par dé guardias entran para tomarlo de los brazos y arrastrarlo por todo el calabozo y parte del castillo hasta la sala del trono, donde lo dejan sin ningún tipo de delicadeza.
-levántate ante tú rey Hans- dice fríamente William el mayor de sus hermanos que ya ronda los cuarenta y tantos.
-lo haría... si pudiera... su majes...tad, pe...pero casi no... puedo mover... me- respondió Hans con la voz entrecortada y rasposa debido a la falta de agua y a los gritos que lanza a diario durante las torturas.
-bien merecido te lo tienes por todas las molestias que causaste- murmura divertido y arrogante Marcus el segundo heredero al trono un par de años menor a William, -pero no es de eso de lo que queríamos hablar contigo, la reina de Arrendelle ha hecho un trato con papá y William, si lo llevamos a cabo volverá a negociar con nosotros y convencerá a todos sus aliados de hacer tratos y alianzas con nuestro reino, a cambio de todo esto lo único que pidió fue... ¿adivina qué?- continúa mirando a Hans completamente emocionado y divertido, -lo único que pidió fue que te entregáramos para que ella aplique su propio castigo sobre ti- concluye casi burlándose del destino de su hermano.
Hans solo se limita a escuchar a sus hermanos con una expresión cansada y respirando lenta y profundamente en un intento de no desmayarse en ese momento.
Antes de darse cuenta los guardias ya lo estaban arrastrando fuera del castillo, y como el día que llegó lo llevan al puerto por un camino escondido en el bosque.
Cuando lo subieron al barco un par de marinos se apiadaron de el y a pesar de las órdenes de sus hermanos de hacerlo viajar como el criminal que es le dejaron bañarse, vestirse y descansar como es debido.
<<ya sabré que es lo que me espera mañana...>> fue el último pensamiento de Hans antes de caer dormido.
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Ya sé que es muy cliché, pero prometo que se pone interesante mientras avanza la historia