Capítulo 1: El comienzo.

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Hola, mi nombre es Matias. Soy el típico adolescente que le gusta los videojuegos, la computadora, las mujeres, y demás. Todo lo que a un chico le puede fascinar. Sin embargo, todo cambio cuando ocurrió aquella tragedia. Y ahí fue, cuando nos dimos cuenta, que el mundo estaba acabado. Mi vida consistía en dormir, comer frituras, conversar con mis amigos mediante Facebook, y por último, estar siempre en mi casa, no era tan emocionante. Bueno, tengo 13 años, no puedo esperar una aventura de súper héroe. Junto a mi hermano, Dennis, vivíamos con mis abuelos. Nunca tuve la oportunidad de ver a mi padre debido a que me abandonó a una muy corta edad y, desde entonces no lo recuerdo.

Mi madre falleció cuando tenía recién 8 años. Había sido una etapa muy dura y estuve con un mal estar durante 18 meses como mínimo. A parte de eso, con mi hermano, nos llevábamos muy mal. Era muy exigente y yo no le hacía caso. Era un escándalo terrible. Día tras día una nueva discusión. Hasta tal punto que nos golpeábamos y yo siempre salía llorando. Un completo imbécil al hacerle frente a un hombre de 17 años ya cumplidos. Faltaban pocos meses para que llegaran aquellas vacaciones que estuve esperando tanto. Descansar, piscina, comida, uff. Lo que sería volver a vivir eso. Mañana ya es lunes, no puedo creer que haya pasado tan rápido este fin de semana. Supongo que fue porque me la pasaba durmiendo. Me acosté en mi cama, coloque los auriculares en mis orejas, música acústica, y a dormir. Tranquilidad absoluta. Pero sucedía algo, algo que no dejaba que mis ojos se cerraran. Un presentimiento tan escalofriante que recorrió con frió cada parte de mi cuerpo. En fin, esto hizo que me quedara amaneciendo, simplemente mirando al techo. Pocas horas antes de irme, cree un intento de café. Nunca nadie me enseño como hacer uno, ni cuál era el método de preparación. Así que improvisé. Agregué 3 cucharada del café, y 6 de azúcar. Pésimo el resultado. El gusto era tan agrio y repugnante que la esencia me quedó en el paladar y no se deshizo por bastante tiempo. Al llegar a casa, pude darme cuenta que la marca había caducado hace tres semanas. Tan idiota como para no fijarme la fecha de vencimiento. Cada vez me sorprendo más de mí. Entre todas las actividades que logre hacer ese mismo día, la hora pasó y se hicieron las 8 de la noche. Mis abuelos hablaban sobre el dinero que les hacía falta:

.-Elizabeth, no tenemos suficiente para pagar la escuela de nuestro nieto. Mírame, ya estoy viejo, me duelen los pies, no puedo más. Hace años que trabajo en la fábrica y aun no me jubilo.

.-Ten paciencia. Mírale el lado positivo Daniel, Dennis ya acabo la escuela, y está estudiando ingeniería. Matias ya no es un niño y si le dices puede ayudarte en tu trabajo. Sabes que esta siempre durmiendo. Cuéntale un poco sobre el lugar, y tal vez se interese.

.- Todo esto hubiera salido aun mejor si nuestra hija no hubiera fallecido. Cielo, la extraño tanto.

.-Gabriela siempre estará con nosotros. Acuéstate, mañana hay que ir al cementerio.

Asomado contra la pared de aquella habitación donde se escuchaba la discusión, un nudo se creó en mi garganta. Apenas terminaron de hablar, fui rápidamente a avisarle a mi hermano. Por sorpresa, me tropecé junto a un estante. Mi pie se quedo estancado y, arriba de todo, una jarra de cristal cayó en mi pecho, incrustando 4 cristales en mi cuerpo, dos en mi brazo, uno en mi abdomen, y otro en mi pierna.

Cada grito que mis cuerdas vocales realizaban, no eran más que mi dolor tomando forma de sonidos... ya no aguantaba con esos pedazos clavados en mí. Claro pensé: ¿Cómo es posible que se haya roto? Esto fue porque primero, impactó contra un pedazo de madera que sobresalía del antiguo mueble y gracias a mi indudable mala suerte esos trozos cayeron como guillotinas sobre mi cuerpo. Grité hasta más no poder, vi a mis abuelos entrar al cuarto. Mientras mi abuela solo me miraba con sus arrugadas manos sobre su rostro, mi abuelo me gritaba para que no pierda la consciencia. Impotente ante la situación le gritó a mi nona:

Sin Retorno Alguno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora