Primer día.

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- Emma, ¿qué haces aquí?- preguntó mi padre - no deberías estar dirgiéndote ya al instituto?-
Tenía razón, ya debería haber salido hace rato, es solo que me había quedado pensando en cómo habían transcurrido estas últimas semanas... Las cosas no iban del todo bien, pero supongo que todo esto acabaría, tarde o temprano...
-Sí, claro, ya salgo- dije distraída pero consiente de que llegaría tarde. Ya me había bañado y estaba lista para salir...
Bajé las escaleras y me encontré con un Matt demasiado arreglado para lo habitual.
- Qué pasa hermano? Por fin conseguiste novia? Estás demasiado limpio para ser tú- dije refiriéndome a su cambio radical
- Sí, claro hermanita, ríe ahora, pero cuando ningún chico te invite a ir al baile de graduación vas a lamentar no haberte producido un poco más-
¿Chicos? No, claro que no, yo no necesitaba un tío engreído y que sólo sirviera para recordarme lo asqueroso que es el amor, no creo que ninguna pareja pueda salir a flote, tarde o temprano todo acaba, a veces tarde, a veces temprano, pero en fin, siempre termina.
-No necesito que un chico me invite al baile para estar radiante, a diferencia de ti yo sí me baño todos y cada uno de los hermosos días de mi vida- respondí orgullosa de mi independencia
- Sí, como sea, cuando caigas en las redes de algún tío, empieces a sentir maripositas en el estómago, tus ojos brillen con una intensidad jamás antes vista y tus pestañas hagan una danza en menos de 3 segundos... Justo en ese momento voy a decir " te lo dije Emma"- replicó satisfecho de su discurso amoroso ridículo.
Ni bien mi padre puso el coche en marcha saqué mis audífonos y me mentalicé para mi primer día de clases, después de cuatro hermosos meses de vacaciones debía volver a la rutina, por suerte este era mi ultimo año en la escuela, y pronto me graduaría, para poder ir a la universidad, sí, suena bien... Aunque no niego que extrañaré algunas cosas del instituto, como las fiestas, a las cuales no asistía, o el alcohol, el cual jamás consumía, o a los cientos de amigos, que ciertamente no tenía, sí, digamos que mi vida no era tan abrumadora y asombrosa como la de los demás chicos de mi edad, yo tenía otro tipo de diversión. La forma correcta de describirlo sería que no estoy tan sincronizada con los adolescentes que me rodeaban, no era que yo no lo intentara, es solo que no era mi ambiente, y mi ser no se sentía en contacto con ese tipo de cosas y personas, simplemente no era lo mío.
Llegamos al instituto 15 minutos después, Matt bajó del coche luciendo su.. Lo que sea que tiene puesto..
Tomé mi bolso, saludé a papá y me encaminé hacia la entrada, saqué mi horario y me disgusté al ver que la primer clase era física cuántica, y así arrancaba mi semana, de maravilla.
Me dirigí a la primer clase del día, ni bien entré al salón noté el revuelo en el mismo, y me sorprendí al ver a un chico subido al escritorio del profesor, lanzándole papelitos a los compañeros que estaban encima de los bancos.
El chico no medía más de 1.80, su tez era morena, pelo negro lacio y despeinado, ojos celeste cielo, y un cuerpo imposible de ignorar, con un trasero bien formado... Vamos, ¿ qué estoy diciendo? Yo halagando a alguien? No, nada de eso.. Quité esas imágenes de mi cabeza y me acomodé en el banco más apartado del salón, al fondo.

Todo marchaba bien hasta que los ojos del morocho se posaron en los míos, una sonrisa pícara se dibujó en su cara, e hizo un gesto seguramente dirigido a sus amigos, seguido de un guiño dirigido para mí, ¿ qué se le cruzaba por la cabeza? Me daba miedo, pero debía ignorarlo... En realidad esa fue mi intención al principio, pero ni bien bajé la cabeza algo golpeó mi mejilla, levanté la mirada para volver a encontrarme con esos ojos, que sorprendentemente, estaban a menos de un metro de los míos... ¿ qué estaban haciendo? ¿Involucrarme en este juego ridículo? Iba a decir algo cuando una segunda pelota de papel rozó nuevamente mi mejilla, solo que esta vez en ves de ser la derecha fue la izquierda... Tomé el papel del piso y se lo lancé al chico, dándole justo en el labio inferior, su rostro pasó de diversión a ira en menos de un segundo. Recién ahí comprendí lo que había hecho, la había liado, de todas formas... Él se lo había buscado, ¿ qué creía? ¿Que iba a quedarme quieta en el lugar viendo como me lanzaban papeles, como si de papelera se tratase?, si esperaba eso estaba en un grave error.
Cuando creí que estaba a punto de insultarme posó su mano en mi mejilla derecha, y la acarició con un leve movimiento, me eché hacia atrás un segundo después, y lo fulminé con la mirada.
- EH, tranquila preciosa, sólo era un juego- dijo divertido.
- Un juego al que no me apetecía jugar- respondí seca y alejando las ideas que cruzaban por mi mente.

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⏰ Última actualización: Apr 18, 2017 ⏰

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