"¡AL FIN, EL FIN!"

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                                                                        "¡AL FIN, EL FIN!"

No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Ya estoy harto de todo esto, las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado y, por fin, me han destruido. Comenzare desde el principio. Ya eran las 12:00 pm. Terminaba de almorzar, un simple sándwich con algo de picante. Debía tomar mi vuelo dentro de poco hacia mi ciudad. Me había ido de allí para una entrevista de trabajo, sin embargo, no me aceptaron. Me molestaba la idea de que por ser un poco diferente tendría que sufrir las cosas de este mundo. Subí de inmediato al avión que estaba por despegar y observando el número de los asientos, buscaba mi lugar. Ya luego de que me senté, el avión despego. Primero, aceleró el gran pájaro de metal, para así poder comenzar a movernos en el aire.

Me dispuse a observar por mi ventanilla, ver las nubes pasar junto con algunos pájaros a lo lejos.

-Disculpa, ¿tienes agua? – Pregunto alguien a mi lado.

Di la vuelta para ver quién era. Puse mis ojos en ella, la mire de arriba hacia abajo. Luego a sus ojos, rodeados de un fuego rojizo como del mismísimo infierno.

-S... si – Conteste, sacando una botella chica de agua que llevaba conmigo.

Me agradeció y luego nos pusimos a conversar.

-¿cómo te llamas? – le pregunte

-Sakerra, y ¿tu?

-Mike.

Llegamos al aeropuerto y la invite a salir conmigo, ella dijo que sí. Por lo que la pasaría a buscar a la noche. Me dio su dirección. Tome un taxi, y me dirigí a mi casa. Mientras iba en el vehículo, el conductor hablaba conmigo. Me decía que la inseguridad había crecido y que era cada vez más peligroso, o algo así, no lo escuche bien ya que estaba pensando en esa chica. Llegue a mi casa y le pague al taxista, cerré la puerta y tomando las llaves abrí la casa. Pase por la puerta y la cerré detrás de mí. Puse sentir una presencia un poco rara, pero me distraje con la llamada del teléfono. Fui para saber quién llamaba y pude ver que era mi amigo John, tenía 5 llamadas de él, las cuales borré como si nada hubiera ocurrido. Fui al garaje para buscar la escoba y así barrer y limpiar un poco los muebles. Luego pude ver que era tarde y me acosté vestido en mi cama. Me levante al otro día súper descansado. Vi una película en la televisión y desvié mi mirada hacia el televisor y viendo la hora, no podía creer que ya estaba siendo de noche. Deje todo tirado y tome mi abrigo. Agarre un perfume que tenía a mano en la cocina y salí hacia su casa.

Cuando pude verla por la ventana me sentí emocionado de que alguien quisiera salir conmigo, ya que era muy tímido y además la ternura que abrigaba en mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros de universidad. Golpee la puerta y en instantes atendió. Me hizo algunas señas de que la esperara y luego de unos minutos salió. Pensaba en llevarla a un restaurant y de allí a tomar un helado, pero para mi sorpresa, el lugar estaba cerrado, asique la invite a mi casa y ella accedió, de camino compre comida y nos encaminamos hacia allí.

Abrí la puerta con mis llaves y entramos, primero ella y luego pase por detrás. Deje las cosas sobre la mesada y prendí las luces. Ahí fue cuando me acorde de la escoba, asique mientras ella esperaba en el comedor fui a llevarla al garaje, donde, perdido en lo oscuro, pude sentir otra vez esa presencia, ese dolor, ese asfixiamiento. Mire hacia los costados y no veía nada, pero podía sentir algo horripilante. Aquel temor no era precisamente miedo de un mal físico y, sin embargo, me sería imposible definirlo de otra manera. Deje todo allí y fui corriendo hacia donde ella estaba, hice como que no pasó nada y le di los platos y vasos para que los pusiera en la mesa, mientras yo llevaba los cubiertos y la cena. Nos servimos y comimos, acompañando con un vino la comida. En ese momento la vi, a su mano la cual tenía un anillo y me perdí. Al punto se apodero de mí una furia demoniaca y ya no supe lo que hacía. Tome un cuchillo que tenía al alcance y trate de perforar su cuello pero lo esquivo y salió corriendo, la puerta estaba cerrada por lo que no podría salir por ella. Trate de tirármele encima pero me empujo y corrió hacia el garaje. Allí estaba seguro que no podría huir. Estaba todo oscuro, tan infinitamente oscuro que podría caer en un abismo sin saberlo, pude sentir algo rozar mi espalda y allí fue donde aseste un golpe con el cuchillo escuchando un pequeño grito sofocante. Tanteando la pared me dirigí al interruptor y al encenderlo, no podía creer lo que había hecho. En mi desesperación por toda la sangre que veía brotar, ¡empecé a llorar! Y a la vez a reír, era un sentimiento de excitación el que tenía, al ver semejante atrocidad, un rio de sangre, los huesos humedecidos, que miraba mientras iba cortando, despedazando, mutilando el cuerpo. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegue a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer, pensé.

Metí toda la basura en una bolsa de consorcio, la cual saque mientras era de noche, con cuidado de que no me viera nadie. Limpie todo ese enchastre del suelo con un trapo de piso y un lampazo. Termine y escurrí todo en la pileta que tenía instalado a unos metros de la puerta. Una vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogue en vino los recuerdos de lo sucedido y esa sensación no se presentó aquella noche, y así, por primera vez desde su llegada a la casa, pude dormir profunda y tranquilamente; si, pude dormir, aun con el peso del crimen.

Al otro día, observaba como el camión de los basureros se llevaba la bolsa con los "residuos" de aquella noche. Concluida la tarea, me sentí seguro de que todo estaba bien. Puse en venta la casa para dejar todo atrás, puse el respectivo cartel y espere a que alguien llamara, luego de unos días recibí una llamada de un hombre que estaba interesado en comprarla, asique lo invite a pasar por la tarde.

Tipo 5:58 de la tarde pasaron en su camioneta, era él y su hermosa mujer. Pasaron y para asegurar que prácticamente estaba nueva la casa, los invite a mirarla, no dejaron hueco ni rincón sin revisar. Luego de todo esto, pasaron al garaje. Me puse un poco nervioso, pero sabía que había limpiado muy bien. Cuando ellos dos vieron el garaje, tomaron medidas para su vehículo y perfectamente encajaba. Nos dirigíamos a la cocina, pero su mujer vio "algo" que le llamo la atención. Se acercó para ver mejor y cuando lo hizo, grito con desesperación. No entendía nada, hasta el momento en que se movió de lugar, lo que vi me lleno de ira y agonía. De la maldita había quedado una mísera mano, llena de pudrición y sangre. El hombre tomando su teléfono llamo a la policía pero mi grata habilidad de reacción, tome un machete de encima del mueble y de un golpe vi saltar su brazo, entre una pequeña risa macabra y la sangre que brotaba de él, le hundí el machete en su pecho. La chica estaba tan aterrada que no podía moverse ¡jajaja! Lentamente me acerque hacia ella y puse el cuchillo largo y grueso en su garganta, haciéndolo correr de un lado hacia el otro, abriéndolo como a un cierre, viendo su expresión de sufrimiento, dolor, agonía, viendo su fin que se acercaba lentamente, ahogándose con su propia sangre y cayendo a tierra como animal empalado. Lleve los cuerpos al medio del garaje. Tomando gasolina, la rocié en ellos y en mí. Con un fósforo prendí fuego a mis victimas recientes, y con ellas a mí mismo, terminando así el mal que había dentro de mí, dentro de mi cabeza. Al fin las voces, los susurros diciendo "Hazlo" terminaron.                         

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⏰ Last updated: Jul 31, 2018 ⏰

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"¡AL FIN, EL FIN!"Where stories live. Discover now