Sabemos lo que somos, pero aún no sabemos lo que podemos llegar a ser. -William Shakespeare
Para Hoseok era normal y rutinario ir a trabajar media jornada y luego estudiar, tanto que empezo a dejar de notar cosas tan obvias y naturales como las nubes o los árboles, los rostros de las personas e incluso a sus mejores amigos, él sólo sabía el camino hacía el trabajo y luego a la universidad, estaba tan cegado por su familia de lo que era correcto que se había convencido a si mismo de que lo que hacía lo estaba también y sentía que podía vivir con ello.
Hoseok como cada lunes de cada semana y de cada mes del año se levanto, ya casi como un robot y sin la necesidad de un ruidoso despertador, sus libros y papeles llenos de anotaciones de álgebra avanzada estaban dispersos en la habitación por haberse quedado estudiando hasta altas horas de la noche pero no se preocupó en ordenarlas ya que como vivía sólo a nadie podía molestarle, perezosamente comenzó su rutina sin decir nada, completamente en silencio lo que provocaba un ambiente solitario y triste, pero lo que más llama la atención era que Hoseok lo notaba pero no hacia nada por cambiarlo.
El autobús se detuvo en la parada frente al café donde trabaja Hoseok, éste bajo tranquilamente con su típica mochila llena de libros, en cuanto bajo la fría brisa estremeció su espina dorsal, provocando que se estremeciera y que entrara al café de inmediato. Después de que saludara a sus "amigos" si se le podía llamar así, tomo su lugar como cajero del acogedor café y espero a que las personas llegaran lo que no tardó en suceder.
Rostro tras rostro, algunos pedían solo un café otros una promoción, a Hoseok le importaba poco, entregaba y anotaba los pedidos sin emoción, es que todos esos sentimientos se había acabado para él.
Cuando tan sólo le quedaban unos veinte minutos para poder salir corriendo del lugar un chico atravesó la puerta, un chico que al igual que otros para Hoseok solo fue un rostro el cual no recordar, hasta que algo llamo la atención. El no pidió nada, solo se sentó en una mesa para uno con su propio café y un libro, el cual Hoseok no alcanzaba a analizar su nombre. "¿debería decirle algo?" pensó, después de todo él estaba ocupando el lugar de algún cliente que podría comprar un café de su trabajo pero al darse cuenta de que en realidad no le importaba lo dejo pasar. Hoseok lo observo inconscientemente los veinte minutos donde no entro nadie a comprar, solo lo observó, agradecido de que este no se diera cuenta.
El rostro y las facciones del chico empezaron a desaparecer de los recuerdos de Hoseok en cuanto este se marcho volviendo así a su rutina, pero la sorpresa del éste al verlo al siguiente día fue lo que provocó que su cara y la duda del por qué él iba a ese lugar sin ninguna razón empezó a ocupar su cabeza.
Dirige el día o el día te dirigirá a ti.-Jim Rohn.
Las semanas pasaron y el chico iba a la misma hora todo los días repitiendo la misma acción, no hubo ni un sólo día en el que no fuera con su propio café y su libro para leerlo, siempre sentándose en el asiento para uno frente al ventanal, habían veces en que dejaba de leer para observar como la lluvia creaba charcos en la acera o la nieve se acumulaba sobre los árboles, cosas que Hoseok ya no observaba pero gracias a él empezó a reconocerlas de nuevo.
Cada vez era más la emoción por llegar al trabajo y ver a ese chico tan misterioso que le llamaba tanto la atención a Hoseok, sus días estaba comenzando a empezar con una sonrisa y hoy jueves se había quedado dormido por primera vez en todo el año que llevaba trabajando en el café. Aunque no podía ocultar su felicidad corría por la gran ciudad para llegar a tiempo pero la situación era irreversible, ya que se había retrasado más de dos horas, y quizás hoy no podría ver al chico.
Pero no fue así, en cuanto llego y abrió la gran puerta de vidrio el chico venía saliendo del acogedor local, dejando a Hoseok paralizado. El quería hablar pero la voz no le salió, solo hizo una reverencia, pidiendo disculpas, entrando rápidamente, sin mirar atrás. Miles de preguntas para si mismo comenzaron a invadir su mente sin respuesta, queriéndose golpear o volver el tiempo atrás, cosa que era mas difícil que maltratarse, imposible, mejor dicho. Se resigno a morder su mejilla y esperar el reto de su jefe.
Hoseok contaba las horas para que el chico que le estaba robando el corazón se apareciera por la puerta y correr a hablarle, bueno no de forma tan literal pero si establecer una conversación, hasta que lo vio, y toda su confianza se desplomo hacia el suelo, queriendo llorar al notar lo débil que era, de nuevo lo observo tomar el café y luego retirase del lugar. Las ganas de hablar con él, de mirarlo a los ojos y de saber porque iba ahí, se hacia cada vez más grande lo que provocaba que la vida de Hoseok diera un vuelco desorganizandola por completo, ahora ya no le importaba salir tal vez corriendo detrás de él y que lo despidieran, era tanto que hasta sentía que podía enfrentar sus mayores temores, su familia.
El viernes fue donde Hoseok se rompió, al ver al chico entrar al lugar riendo, cosa que era la primera vez que veía Hoseok y acelero su corazón, pero este empezó a latir aún más fuerte viendo al chico que traía a su lado, casi de la misma altura pero completamente diferente al chico. Ninguno de los dos ordeno nada, solo se sentaron, el chico no llevaba su típico libro, entonces Hoseok supuso que solo iba a hablar, miles de preguntas de nuevo empezaron a pasar por mi cabeza, "¿será su novio?", "¿tiene novio?", "¿quien es él?" pero ninguna respuesta se venia a la mente.
De pronto Hoseok frunció el ceño al ver aquella situación que lo dejo perplejo y vacilante, ellos se estaba comunicando con señas, los dos.
Que tus elecciones reflejen tus esperanzas, no tus miedos.-Nelson Mandela.
Min Yoongi era completamente sordo, por un accidente hace tres años, que lo destruyo todo. Su vida era la música y ahora era lo que menos tenia, él y Hoseok tenia eso en común, a los dos les importaba una mierda las demás personas, pero la diferencia era que Yoongi tenia una pasión y el destino se la había quitado de las manos, en cambio Hoseok decidió su destino poniendo todo en su camino.
-¿Desean algo para tomar?- dijo Hoseok armado de valor después de reflexionar y percatarse de que era su oportunidad de hablar con Yoongi, o tratar.
-No, gracias- Hablo Jimin, el mejor amigo de Yoongi y que desde el accidente era la mano derecha de Yoongi, quien cuidaba de él y lo ayudaba en todo lo que necesitara.
Hoseok resignado se fue a su puesto de trabajo, ya que había fingido que era un simpático mesero, todo para poder hablar con Yoongi, por lo menos ahora sabia que el chico misterioso era el de la discapacidad y que tal vez podía hablar con su amigo, por lo tanto cuando estos estaba por irse, Hoseok lo llamándole una manera indecisa.
Todo se aclaro en la cabeza de Hoseok después de la clara explicación de Jimin, tanto que hasta sabia su nombre, aunque el prefería seguir llamándolo como el chico misterioso. Como una locura, Hoseok tomo el teléfono celular el cual solo lo ocupaba para trabajos, y tecleo "lenguaje de signos", y una montonera de páginas webs y sitios donde se podía aprender sorprendieron a Hoseok, pero no lo detuvieron.
Estudio durante dos semanas mientras que Yoongi seguía asistiendo con su amigo y este le daba más información sobre el chico misterioso que se había robado el corazón de Hoseok, él no esperaba a hablar con el, por lo que ponía tanto anhelo en aprender que lo hizo rápidamente, aunque no fuera perfecto.
El día en el que le hablo, fue muy difícil ya que Yoongi lo miraba con cara de horror y Hoseok no paraba de reír en cada seña que hacia para él, los dos hablaron por horas aunque les costara, temas triviales en un inicio pero después de una horas cada tema era cada vez mas intenso, Hoseok le hablo de sus padre y que en verdad el no quería seguir haciendo lo que hacia pero debía, para hacer feliz a sus padre y Yoongi le hablo delo que era perder todo en un segundo lo que hizo cambiar todo los pensamientos de Hoseok, el cual pensaba que todo ya estaba perdido. Se sentía una conexión tan grande que ninguno podía explicar, pero los dos sabia que era realmente amor.
Amor es cuando miras a los ojos de otra persona y ves su corazón.-Jill Petty