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Opto por ir a casa de Ian para hablar del tema, no quiero encontrarme con ninguna de mis amigas de camino a su casa pero no tengo opción y con lo gafe que soy... seguro que me ven. Me pongo unas mayas negras y una camiseta ancha, esta vez sí me pongo sujetador, espero que esta vez no acabe sin nada.

Vuelvo a sacar la bici y voy a toda prisa, cuanto más rápido vaya, menos me ven y esa es la intención que tengo, no ser vista. Hace un calor de muerte me estoy asando con las mayas largas y negras, si es que a quien se le ocurre... pues a mí, la gilipollas de Talia Guzmán, o sea, a mí. El viajecito se me hace más largo con el calor, estaremos a treinta y cinco grados y me estoy muriendo.

No llevo ni la mitad del camino y estoy sudando, no sé si es por los nervios o por la temperatura del día, pero estoy sudando. Decido comprarme una botella de agua fría para el resto del camino. Me duelen las piernas todavía de esta mañana, menudo día voy pasar por lo que se ve. Ahora tengo miedo, no me fio de Ian, no sé si me está haciendo una encerrona con mis amigas o con Lucas, no sé que es peor. La primera es peor que la segunda, total, Lucas se sabe perfectamente lo que ha pasado esta mañana, él ha sido el protagonista de la escena porno.

Me bebo la mitad de la botella y vuelvo a subirme a la bici. Termino el trayecto y me paro enfrente del viejo edificio de ladrillo, rezando en un dios inexistente para mí para que no hayan visitas inesperadas en el piso. Aunque mis esperanzas son nulas ahora mismo. Cojo aire y llamo al timbre, nadie me contesta pero me abren directamente, menos mal. Subo las escaleras y llamo a la puerta, me abren inmediatamente.

No hay visitas inesperadas en la casa, solo están Lucas e Ian acostados en el sofá, con vaqueros cortos pero sin camisetas, están viendo la tele. No hacen nada en todo el día, como yo. No me saludan pero Lucas hace un gesto para que pase. Me quito los deportivos y entro en la sala. Mi pobre corazón se ha relajado de golpe al no ver nadie.

Me siento en el mismo sillón que Lucas claramente. No dicen nada, están empanados con los ojos fijos en la tele, están viendo juego de tronos, una violación, es lo único que sale en esa serie, tetas, sangre, dragones y violaciones.

- Oye si me has llamado para nada me voy...- Ian me mira y se sienta en el sillón.

- Venga tio para algo la has llamado.- dice Lucas, tiene la voz ronca, su voz no es así, es más dulce, estará malo.

- Ian tienes diez segundos para hablar, si pasa ese tiempo me voy, no me gusta perder el tiempo ¿sabes?- dicho esto empiezo la cuenta atrás.

- Solo quería decirte que la próxima vez gimas más bajo, he tenido que poner la tele y hacer ruidos para que no os oyesen tus amiguitas.- menos mal que solo es eso.

- Si bueno, la próxima vez no lo haré a los cuatro vientos.- Lucas se ríe, solo ha sido sexo oral, nos queda mucho por hacer... si es que hacemos algo más, no se le da mal.

- La próxima vez te echaré Ian, no será sexo oral.- sé que mis mejillas han tomado un tono rosa intenso y no puedo evitar reírme, me muerdo el labio pensando en que puede ser lo siguiente, hay mil cosas que podemos hacer.

Le pido unos pantalones cortos de deporte a Lucas, me viene enormes pero bueno, mejor que ir con las mayas es, parezco una marioneta con esto puesto. Ian no deja de reírse de las pintas, son las cinco y no pienso moverme de aquí, el aire acondicionado ayuda. Se han puesto a jugar a la play y yo me aburro, mi móvil está cargando y no se hacer.

- Lucas déjame un libro por favor.- no se lo piensa dos veces, se levanta y se dirige a su habitación, yo me limito a seguirlo.

Lucas coge el libro de Nerve, uno de mis favoritos. Me da un ligero beso en los labios y sale del cuarto conmigo agarrado de la mano, es un amor. Llegamos al salón y me pongo a leer el libro, Vee me pone nerviosa e Ian (el de Nerve) me pone a secas. Como lo describe tiene que estar bueno.

Levanto los ojos del libro y observo como se ríen. A Ian se le marcan los abdominales al reírse y Lucas tiene una sonrisa que dan ganas de comérselo a besos, es muy guapo la verdad y no me explico el por qué no tiene novia, al igual que Ian. Son muy guapos, las chicas se mueren por los rubios de ojos azules con tableta y yo me muero por los morenos de ojos café y la sonrisa adorable.

Sigo leyendo un buen rato hasta que me harto, leer un poco me gusta pero mis ojos no pueden más y no llevo las gafas encima. Ian se levanta y se pone una camiseta, coge las llaves y el móvil y se va sin decir nada, uy. Aquí pueden pasar muchas cosas a partir de ahora.

Lucas deja el mando de la Play en la mesa de centro del salón y me besa. Sabía que esto iba a pasar, no sé si Ian se ha ido para no oír nuestros ruidos o solo está aprovechando ahora para que pueda gritar. Su lengua se abre paso en mi boca y lame la mía con suavidad, me encanta, sabe a menta y el aroma de su colonia huele de vicio.

Se pone encima de mí y abro las piernas para que se ponga cómodo. Rodeo su cuerpo con las piernas mientras él me besa seguidamente mientras se pega más a mi cuerpo, los pantalones de deporte que me ha dejado son finos, demasiado y puedo notar perfectamente lo duro que se ha puesto, menudo día llevo, dos orgasmos por favor, necesito el segundo. Lucas sigue restregándose contra mí y me hace soltar un gemido. Joder, va ha acabar conmigo. Su boca deja la mía y desciende al cuello, me encantan los besos ahí. Baja cada vez más y se para en el sujetador y levanta la cabeza, asiento y me quita la camiseta. Esto acaba de empezar.

Me desabrocha el sujetador y lo dejo en el suelo, no quiero perder más prendas de ropa en su casa, se quita la camiseta y vuelve a besarme, esta vez no lo hace salvajemente, lo hace suave y lento, me encantan sus besos. Me pongo erguida en el sofá y me levanta, me subo a horcajadas en sus piernas y muevo las caderas lentamente, su respiración se está acelerando y la temperatura de su cuerpo se está elevando. Aquí va ha arder Troya y nosotros nos quemaremos con ella.

Se pone de pie conmigo encima en plan koala y vamos a su cuarto, espero que lleve condones porque sino lo mato, no pienso hacer nada a pelo. No quiero ningún hijo todavía, necesito una vida estable antes de traer a un bebé al mundo. Me lanza a la cama nada más entrar a la habitación, ha cambiado las sabanas y el colchón ya está seco al contrario que yo.

Se quita el pantalón y se queda en bóxer, un bóxer lanco de Calvin Klein que se ciñe a su masculinidad, por llamarlo de algún amanera. Me quito el pantalón y veo que en la mesa está el tanga de esta mañana, menos mal que lo ha encontrado, pero podría haberlo escondido o guardado o algo.

Se tira encima de mí y besa apasionada mente, su lengua sigue rozando la mía con suavidad. Es un beso firme y con algo más que pasión, la lujuria se puede respirar en el aire y yo no aguando más esto. Aprieto su cuerpo al mío con las piernas y el sube y baja en mi cuerpo. Dios... esto me encanta. Mientras su cuerpo se restriega con el mío yo solo puedo gemir y jadear en su oído.

- Nena, ahora si puedes gritar, no hay nadie.- y tiene razón. Mis gemidos son cada vez más fuertes y se mezclan con los suyos, esto es el paraíso.

- Así así...- como vuelva a abrir la boca me corro en el tanga. Lo juro.

Me bajo el tanga ya humedecido y cuando cae al suelo le bajo el bóxer, su erección crece con cada roce con mi cuerpo, coge un plastiquito azul eléctrico de la mesilla y lo rasga, saca el preservativo de su interior mientras yo observo como se lo pone, pero justo cuando se coloca encima de mi, suena la puerta principal de la casa acopañada de risas femeninas.


Promesas de mierda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora