Capítulo 4

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Esmeralda

A la mañana siguiente estaba desayunando con algunos de mis hermanos hasta que Altaïr llega con una cara de furia, entendí él porque cuándo entró detrás de el la rubia fácil vestida cómo una mujer de esta época.

Querido andá mirame, mira lo linda que estoy.

Eres una ramera.

Pero...¿no me veo bien?

Yo té veo igual de burra.

Me cansaste Esmeralda, voy a matarte.

Ella iba a atacarme pero Altaïr le clavó la hoja en su cabeza y la tiró a la mesa, la sangre dé esa mujer salpico toda la comida con esa sangre cochina.

...qué asco.

Ven conmigo Esmeralda, te llevaré a comer.

El me extendió su mano para que la tomará, iba a hacerlo pero recordé las palabras de mi mentora. Aparte mi mano.

No, gracias no tenía hambre de todas formas

Entiendo.

Bueno debo irme.

¿A dónde? ¿Quieres que té acompañe?

Altaïr son cosas de mujeres.

Me levanté y me fui antes de que me siguiera preguntando, me estaba muriendo dé hambre. Caminé al poblado y tuve problemas con unos hombres dé ése lugar por no usar la ropa que las mujeres debían usar.

Muchos hombres me rodearon para aporearme, salté sobre uno de ellos y me escapé por los tejados hasta llegar donde escondía la ropa que Aĺtaïr me regaló, por alguna razón la acerque a mi nariz y la oli. La ropa tenía el aroma dé ese sirio, ése aroma fuerte pero sin la necesidad de oler mal. Me desvesti quedando en ropa interior y estaba apuntó de ponerme el vestido cuándo escuchó a Altaïr, me asusté y grité avergonzada tapando mi cuerpo.

Altaïr

Había escuchado qué una mujer era buscada por vestir cómo un hombre y qué iba hacer mandada a la horca, sabía de ante mano que era Esmeralda. Corrí a buscar a ésa mujer tan terca y testaruda, usé la vista de águila para encontrarla y la halle. De un momento a otro llegué y la vi quitándose la ropa, cuándo ella me escuchó nombrarla gritó y tapó su cuerpo,  me acerqué a ella.

No eres más que una mujer, una mujer fuerte pero a la vez llena de pudor, no hay nada más hermoso que ésa combinación.

Altaïr, vete.

No voy hacerlo, me quedaré a tú lado.

Me da mucha vergüenza.

No la tendrás por mucho, vístete y regresamos a la guardia para comer.

Le di su privacidad, sólo vigilaba para que nadie viniera a molestar. Una vez ella terminó y llegó a mí lado le puse un velo para cubrir su hermoso rostro.

Escucha, buscaré una forma de darte un traje de asesinó especial para ti y de ésa forma no llamaras la atención.

¿Porque té tomas tantas molestias?

Eres parte de la hermandad, cuidó a los míos y estoy seguro que harías lo mismo por mí.

Si y...Altaïr estás sangrando.

Lo sé, Al Mualim me castigo por matar a ésa carga. Sé de varios de nuestros hermanos que se contagiaron de ésa enfermedad que ustedes llaman sida.

No puede ser.

Ellos usarán un cinturón dé castidad hasta el día de su muerte, no podemos permitir que ésa enfermedad se prolongue.

Lo entiendo...entonces a ti también te analizarán.

Ya lo hicieron y estoy limpio.

Éso me alegra mucho Altaïr.

Los minutos se hicieron horas y la noche se abrió caminó, ésa misma noche me tomé el atrevimiento dé dormir con Esmeralda, me iré antes que despierte.

Viaje al pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora