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Era de noche, las nubes oscuras impedían a la luna resplandecer, parecía que en algún momento la lluvia comenzaría a caer. De pronto truenos comenzaron a resonar en todo el cielo, haciendo que el pequeño Baekhyun se acurrucara con sus cobijas en su no tan cómoda cama, los días nublados le gustaban cuando era de día mas en la noche no soportaba ver aquellos relámpagos alumbrando en un instante su habitación o escuchar el golpeteo de las gotas de agua contra la ventana, nunca lo haría después de lo que le pasó.

Minutos después el sonido de la lluvia caer violentamente en el pavimento fuera de la casa del chico se hizo presente, aquello hizo que el corazón del infante saltara y comenzara a latir rápidamente, su respiración era agitada como si hubiese corrido para escapar de algo y parecía que eso quería hacer pues los recuerdos comenzaban a invadir su mente; esta iba a ser una noche más en la Baekhyun estaría despierto.

10 años después

El despertador sonó, el sonido no se repitió mas que una vez, Baekhyun lo apagó en cuanto emitió el primer pitido, estaba cansado, debido a el insomnio de la noche anterior, en ningún momento cerró los ojos, lo peor era que la lluvia no cesaba y ya era de mañana, para ser exactos, el reloj indicaba las seis de la mañana, como siempre, el chico castaño se levantó de su cama con gran pereza, se preparó para ir a la escuela a la cual no quería asistir ese día, aparte de que no tenía muchos amigos no era muy bueno en ella, por lo que le molestaba tener que estar presente en aquel salón de clases.

Sin embargo, la tía de Baekhyun le brindaba comida y un techo, así que a éste no le quedaba más que obedecer sus órdenes pues era la única persona que en verdad quería su bien, la única después de su madre.

Cuando estuvo listo, bajo con su mochila a la sala de estar, en la cual abundaba el aroma a café y mermelada casera, la preferida de Baek. Saludó a sus tíos quienes ya se encontraban en la mesa desayunando sólo faltaba que el chico se sentara en la silla vacía de aquella mesa de tres, puesto que su tía no podía tener hijos, decidió adoptar a Baekhyun a la edad de cinco años, luego de que se quedara sin padres.

Los esponjosos panqueques con chispas de chocolate de la mujer que recién había sacado del horno eran realmente deliciosos y también la única motivación de Baekhyun al despertar pues consideraba que eran lo única bueno que le traían las mañanas. Al acabar su desayuno, el castaño se levantó de su asiento, dejó los platos en el lavavajillas y así salió de la gran casa de sus tíos, con su mochila en la espalda cruzó la calle, caminó unos cuantos metros y luego llegó a la secundaria, como todos los días, no esperaba que algo divertido sucediera pues la escuela era aburrida y nunca cambiaría.

Fue entonces cuando la clase comenzó, que Baekhyun se dio cuenta de la presencia de un chico nuevo en aquel salón de clases viejo, él tenía dos grandes orejas notables, era alto, muy alto, su cabello era rizado de color café oscuro, sonreía de una manera traviesa, sus ojos brillaban como un sol, tal vez estaba emocionado por entrar a la secundaria con nuevos maestros y compañeros pero después de algunos días aquella emoción acabaría y sus pensamientos anteriores se desvanecerían al menos eso pensaba Baekhyun, quien después de tanto pensar en posibilidades se dio cuenta de la mirada del aquel chico de sonrisa traviesa, sus grandes ojos encontraron los de Baekhyun haciendo que éste último se ruborizara y desviara la mirada seriamente, ante esto el alto chico sonrió mostrando dos hoyuelos, uno en cada mejilla.

- Buen día jóvenes, hoy tenemos un nuevo estudiante con nosotros - la tutora del salón anunció al que sería el nuevo compañero de Baekhyun y el de los demás por lo que quedaba del año - Por favor, preséntate con tus compañeros - le dijo la señora de más de treinta años a el chico que le sobrepasaba la altura.

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