Primero, quiero aclarar que aunque te diga esto; nada cambiará entre nosotros.
Bien, esto es difícil, a ver…
Lenin, me gustas.
Lo lamento, sé que no quieres que lo haga, se nota, cuando hablas de él, se te ve tan enamorado.
¿Alguna vez hablaste así de mí?
Sí lo has hecho, me siento algo tonto. Tuve miles de oportunidades para ser tuyo, pero preferí apartarte.
Fui una etapa, quizás. Esa persona te hará feliz, te entregará los besos que no pude darte. Y estaré feliz con sólo recordar nuestros labios devorándose, tus manos juguetonas por todo mi cuerpo, y las mías igual.
Me gustas tanto, cuando me tratas con delicadeza, y cuando tus mejillas se tornan rojas al decirte lo cuanto que te quiero.
Me gustas tanto, cuando me abrazas y te siento cerca, respiro tu aroma, mi corazón no sabe si latir rápido o simplemente no hacerlo.
O cuando te enojas, te pones celoso.
Siendo tú, me gustas. Porqué eres Lenin.
Tú y yo, lo dejaremos atrás.
Ya no te coquetearé, está bien.
Él te gusta, él gusta de ti.
¿No es genial?.
Puedes recurrir a mí si algo sale mal, llorarás en mis hombros y encantado te envolveré con brazos y mantas.
Serás ahora tú, el pequeño frágil, la florecita más preciosa del campo.
La mariposita que se posa en mi nariz, revolotea y me deja sin habla.
Y, vaya, si que duele no ser correspondido.
Pero, volviste, te tengo, te puedo acariciar.
Eso está bien.
Estamos bien, pasivo, estamos genial, estamos de maravilla durmiendo con el otro, sin rozar nuestros labios.
Toca mis brazos, y observa cómo pierdo la cordura.
Toca sus brazos, y descubre tu pulso acelerado.
Él es para ti.
Qué celoso me pone.
Mariposa de alas grandes, Lenincito, bebé, amor no correspondido, mejor amigo.
Te amo, te adoro, te odio, te quiero, te todo.
Leninnie-
