Unique.

27 4 1
                                    

Había estado sintiendo temor de mí mismo y de lo que me rodeaba por casi tres décadas. El trabajo ya no me complacía como el primer día cuando me dijeron que sería el editor de la revista más vendida en Seúl (Inserte nombre). Ver a Zafiro, mi cachorra, ya no se sentía tan doloroso cuando ella prefería estar con mi mejor amigo que conmigo. La ausencia de mi madre ya no me desgarraba el corazón ni me hacía sentir un ser humano patético.

No, hoy ya no sentía, absolutamente nada.

Hoy tenía ganas de morir, ya no me quería quedar.

^^

- Tierra llamando a Min Yoongi. - Las enormes manos de Taehyung se alzaban poderosas frente a mi rostro, las agitaba tan fuerte que sentía una brisa helada gracias a los días finales de Octubre, cuando Halloween era lo más hablado, lo más esperado, lo más lascivo para mi grupo de amigos. - ¿Estás bien? Te he notado más ido las últimas semanas. -

Me siento mal, no quiero que él se preocupe por un alma que va rumbo a la oscura soledad y no busca un retorno.

- Bien, sí. Solo preocupado por la entrega final del diseño de la revista. Sabes que este año se cumplen tres del mismo y hay que renovarla. - Tae suspira, sus labios formando un puchero, algo infantil para un hombre de 26 años.

- ¿Eso significa que querrás quedarte a trabajar horas de más en la noche cada día hasta que la depresión te vuelva a ganar y ya no puedas abandonar tus pensamientos... suicidas? - Eso último lo susurra y esta vez, en este momento, me invade una furia total y exploto poniéndome de pie.

- No hables de algo así como si lo entendieras, TaeHyung. Jamás has pasado por ello, no tienen ni idea de cómo es sentirse tan vacío cuando lo único que buscas es algo que de verdad te llene. Así que no te atrevas a creerte un sabelotodo esta vez, no me psicoanalices, es más, te pido educadamente que desaparezcas por un rato de mis vista. Tenerte siempre tan feliz y enérgico a mi alrededor me da jaqueca. - Sí, soy un idiota. No sé lidiar con él cuando se preocupa por mí. Sus ojos pierden brillo y sé que le he herido pero no voy a retractarme, es a la única persona que tengo ahora, que no se ha cansado de mí, que a pesar de mi agria personalidad sigue a mi lado, pero no puedo permitir que eso me cale en los huesos.

Taehyung se marcha, no sin antes besar mi frente y me siento peor, estoy enojado conmigo mismo. He pasado por lo mismo toda mi vida, las personas se han alejado de mí porque nadie quiere una presencia tóxica en sus vidas. Pero Tae... Tae siempre ha sabido llegar en los momentos más cruciales, cuando las píldoras están rumbo a mi esófago, cuando las cortinas no han sido abiertas en días, cuando mis pies colgaron aquella vez del barandal de mi departamento en el piso once. Desde entonces siempre alegando un "Tengo un radar que me avisa cuando estás por ser estúpido. Déjalo descansar, ha estado sonando los últimas 29 años." y su sonrisa cuadrada. Incluso me obligó a mudarme con él a su casa en una colina con la excusa de, "Mírale el lado bueno, pasarás todo tu tiempo conmigo y ya no te oire quejarte nunca más del ruido de la ciudad y como eso perturba tu paz mental."

He de admitirlo, jamás me he sentido bien alrededor de las personas por más de ocho horas, que es mi jornada laboral, pero con él todo fue diferente y aunque han pasado seis años, aún me siento feliz cuando a pesar de haber sido una mierda, él está sonriente esperándome en el auto para irnos a casa, o cuando me recibe con una cena extremadamente saludable en la madrugada, luego de horas extras en el trabajo.

Y ahí está, de pie mientras sostiene una sombrilla a las tres de la tarde un viernes, zapatos en mano porque lo reitero, es un niño, y enorme sonrisa cuadrada.

Rayo de Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora