VI Akross

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Ian, Scarleth y yo, nos vimos envueltos en un lio más que gigante, el problema en el que por desgracia mi destino me había hecho caer era monstruoso, era un laberinto sin una salida netamente buena. Mi vida estaba dividida en dos puertas, en las cuales no quería ni abrir ni entrar. Sin pensarlo ni un segundo más comenzamos a actuar con respecto a lo que creímos más conveniente para todos.

– Oigan, tenemos que pensar en lo más razonable; Paul ya sabe de la existencia de Scarleth y mía. No podemos arriesgar nuestras vidas Caleb, tienes que regresar solo a ese sitio; si te acompañamos moriremos. –Dijo Ian, con una mirada y sentimiento muy decepcionante.

– ¡Ian, no lo podemos abandonar o, por lo menos yo no lo hare! Nos ha hecho recapacitar, ¿no te parece suficiente?

– Scarleth, Ian. No tienen que preocuparse por mi bienestar, yo me las puedo arreglar.

– Escúchenme, de una u otra manera ya estamos fichados. Tu padre ya sabe de nuestra existencia eso es más que suficiente para atraparnos, no importan las acciones, ¡hagamos de esta jodida vida algo interesante! –Dijo Ian, como si las palabras de unos minutos atrás hubiesen cambiado en cuestión de minutos.

– ¡Ese es el Ian que tanto detesto! –Dijo Scarleth con una sonrisa muy picara en su rostro.

– Ian, Scarleth no sé cómo les podría pagar por todo esto. Sin embargo al llegar al sitio tienen que ocultarse en algún lugar; ustedes no pueden sufrir y menos ser juzgados por algo que hicieron por sentido común, ayudarme.

Scarleth me dijo que nos reuniéramos en la sala por un segundo antes de partir con Ian hacia "Spears Woods".

– Caleb, quiero que a pesar de todo recuerdes nuestro amor y, que mejor recuerdo que ponerlo en una joya, no está hecha para ti, no obstante representa a mi familia; cuando la mires recuérdame, yo sé que volverás. Siempre te estaré esperando. – Dijo Scarleth, con una mirada y vos tan dulce que le daban a mis oídos una droga sin fin.

Cuando mire la cadena la cual era muy extraña, quede asombrado por su belleza y por su pulidez, según Scarleth la cadena está hecha de Oro y Plata, la parte amarillezca estaba en casi todo el cuerpo, a una excepción los símbolos estaban hechos de Plata. Era completamente magnifica esa cadena. La cadena tenía en su centro un medallón y sus marcas eran tan perfectas y tan relucientes que su asombro inmediatamente lo asociaba a la inmensa belleza de Scarleth, como no recordarla. ¿Cómo no recordar a un ser tan perfecto como Scarleth con un objeto tan puro y con una salvaje belleza?

– Scarleth, quisiera obsequiarte algo pero sabes que no tengo nada en la Tierra. Bien dijiste, yo volveré y cuando lo haga, el regalo más hermoso que Akross pueda brindar te lo otorgare. 

Scarleth se abalanzo repentinamente hacia mí y susurro a mi oído "Nuestro amor va más allá de dos Tierras", cuando termino.

de decir eso comenzó a besarme tan apasionadamente que por un instante pensé en la realidad que me rodeaba. ¿Cómo podría el universo apartarme de Scarleth?

Ian nos llamó para que partiésemos hacia "Spears Woods", colgué alrededor de mi cuello el obsequio de Scarleth. Y fuimos al auto para ir a mi inevitable reunión.

Salimos de la casa rumbo a las afueras de Chicago. Cuando estábamos en el auto, los puse al tanto de lo que posiblemente me podía suceder.

– Scarleth, Ian. Lo más probable es que sea llevado a un juicio por la falta a la ley de la cual participe, pueda que mi posición social no me haga caer en una pena de muerte, no obstante me mandarían a la isla Báthory, hay pasaría el resto de mi vida. Pero Scarleth te prometo que volveré, aunque cueste la vida de los que amo.

Scarleth e Ian, no me respondieron. Aunque mi joya se aferró de mi mano, muy fuerte; ella no quería perderme el hecho de que le haya dicho eso era solo para prepararla, quería pasar el resto de mi vida con ella. Y esta adversidad no me lo iba impedir, el gozo de nuestras vidas nadie lo iba poder romper.

Cuando llegamos al lugar de encuentro, nos quedamos un momento en silencio y no hicimos nada.

– Solo hagámoslo. –Dijo Ian con un gran suspiro lleno de miedo.

– No me sigan, traten de estar lejos de mí, hagan cero ruidos; si llegase a venir alguien de la guardia y los escuchase no dudaría en llevarlos a Akross.

– Caleb, solo no me decepciones. –Dijo Scarleth.

Le di mi gran y temporal último beso, sentí su lastima. Nuestras almas hablaban entre sí, nuestro miedo se expresaba al unísono.

– Caleb, no decepciones a mi hermana. –Ian puso una sonrisa que tenía atrapada alegría y miedo en su rostro que solo me causo alegría.

Me aleje de ellos y me adentre a mi lugar de partida. Podría ser mi preludio o la conclusión de mi vida. Cuando llegue note que Edric y Cedric ya me estaban esperando, pero note algo realmente peculiar en ellos, estaban con una cara de un temor infinito.

– ¿Edric, Cedric están bien?, lucen muy extraños.

– Caleb... Paul sabe todo, es consciente de la existencia de Scarleth e Ian, ellos también serán llevados a Akross. –Dijo Edric.

– Pero ellos no han hecho absolutamente nada, ¡si alguien tiene que ser castigado soy yo no ellos!

– Caleb, tus acciones acabaron con la vida de Aaron, afecto a Akross, ahora le servimos a la guardia, te condenaste a ti mismo y no sabemos qué será de la vida de esos hermanos los cuales conociste en este tierrero. La culpa no solo la tienes tú, también nos pertenece y debemos que pagar por eso. –Dijo Cedric con demasiado odio en su mirada.

– Solo llévenme a Akross. Antes de que la guardia encuentre a Scarleth e Ian.

Cedric y Edric abrieron el portal y cuando estaba pasando la apertura escuche un grito opacándose con mi nombre, no pude hacer nada ya estaba entre la Tierra y Akross. Jamás pensé que esto pudiese acabar con mi felicidad. 

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