Kam y Oliv - Tercera parte. Capítulo VIII.

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Oliv:

     No sé en qué pensaba cuando le dije que era hermosa, y menos supe que pensar cuando me respondió, el mundo estaba volviéndose loco a mi alrededor. Pero me sentía feliz. Libre.


     Mientras practicábamos no dejamos de vernos, a veces yo la veía o a veces lo hacía ella, mas siempre terminamos cruzando la mirada. Sonreíamos y los demás chicos nos veían con picaría, como si ellos supieran algo de nosotros dos y sólo nosotros no fuéramos consientes de eso.

     Quería que el tiempo pasara tan lento, y lo hacía tan rápido, en ese momento experimenté felicidades antes jamás sentidas, podría haber pasado mi vida entera viéndola tocar, era tan buena en lo que hacía que pude admirarla tantos años sin cansarme, verla era un completo arte. Hasta que terminó la práctica y la invité a hablar. Mientras más salían palabras de mi boca más loco me sentía. Me encantó el interés que tuvo diciendo que su padre podía pasar por ella más tarde.

      Yo no pude pedirle el número de teléfono o una red social como lo haría cualquier otra persona, ¡no! Parecía estúpido, haciendo cosas lleno de miedo. Y llegó el momento. Le invité un café pero no quiso, yo si pedí uno para calmarme un poco los nervios.

–Nunca supe tu nombre hasta hoy, pero siempre supe lo hermosa que eres. –Tomé un poco de café. –Llevo unos 9 o 10 años observándote desde lejos mientras estabas con tus amigas en el colegio, en las tardes dejé de jugar muchas veces para ir a verte desde la ventana de la orquesta, siempre he sabido lo buena que eres tocando guitarra, la perfección con la que haces música, te he admirado desde hace tanto que parece irreal tenerte al frente, tal vez piensas que soy un loco, que digo mentiras, y no es así, estoy enamorado de ti, Kam, cuando comenzaste a la secundaria te cambiaste de escuela y me puse tan triste que te hayas ido, aun así verte por la ventana tocar me consoló, tuve tanta rabia cuando cerraron la orquesta y ahora creo que deberías saber que toco violín porque quise acercarme a ti de alguna manera.

     Cada palabra salió, pero sentí que no fui yo quien las dijo, todo fluyó como si en ese momento me hubiese dejado llevar por fuerzas mayores a mí y me usaron como conductor para decirle todo lo que yo sentía por ella. Cuando respondió me sentí tan mal "¿En serio? ¿Es cierto lo que dices?" Sin duda alguna ella pensó que le tomaba el pelo y ya había metido la pata. Su padre llegó y ya tenía que irse así que me levanté, pero me tomó la mano y me dijo "Quédate" en ese momento mi vida cambió.

–No sé quién eres, siempre que papá me llevaba a la orquesta veía desde la ventana del auto jugar baloncesto con tus amigos, eres pésimo jugando y aun así me encantaba verte fallar el balón, no quise faltar ningún día a ninguna práctica solo para verte, en el colegio siempre pensé que nunca te fijarías en alguien como yo, en la secundaria extrañaba ver tus ojos desde lejos. Oliv, siempre he estado enamorada de ti. –Se sonrojó luego de decir eso.

    Ambos sabíamos que ambos hablábamos en serio. Tomé media taza de café que aun me quedaba para calmarme un poco y dejar de temblar. Quise abrazarla y así pasó, justo ahí fue cuando susurramos algo.

     Es un sueño.

     Es un sueño

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