- Última noche -

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¿Por qué me tuvo que ocurrir a mí? ¿Por qué no puedo ser normal?

Hoy son tres años. Tres años de soledad, amargura, llantos, golpes, odio, y tantas otras cosas más. La lista es infinita. Hoy como todos los días me encuentro solo aquí, sentado en el frío suelo de mi habitación, casi a oscuras. Me siento un idiota, un loco por estar hablando solo pero es lo único que tengo, siempre lo hago es una costumbre aunque el día de hoy es diferente, aunque me siento impresionado por la tranquilidad con la cual lo estoy tomando seguramente es la resignación, el no tener nada, ni esperanza, o fé alguna, nada.

Estoy muerto, así es como estoy. MUERTO.

No lo puedo creer, ¿dónde estás? ¿eh? La personas más pequeñas, de mi edad, los adultos todo ellos comentan que te ven, que te sienten, que los ayudas, y hasta que haces milagros por y para ellos, me dan risa, son patéticos e idiotas en creer que tú existes.
Supuestamente sos amor y paz ¡JÁ! ni siquiera sé por qué carajos te hablo como si fuera que estuvieras acá presente conversando conmigo, como lo estaría un amigo, escuchándome, aconsejándome, haciendo lo que sea, lo que esté al alcance de tus manos para que logre parar estás lágrimas que se me escapan, tan tranquilas y salvajes a la vez , una tras otra como si mis ojos se trataran de unas cascadas naturales. Te pintan de mejor amigo, de salvador pero, si en realidad lo fueras no permitirías que me sienta tan vacío desde esa maldita noche. Si fueras todo lo que dicen no hubieras permitido que tío John me haya hecho miserable y sentir el mismísimo infierno. No existía y por no hacerlo me siento sucio y roto a cada segundo.
Porque estoy hecho pedazos, soy vidrios rotos, puntas afiladas y me cortan por dentro y cada centésimo que pasa es una nueva apuñalada.

No merezco a nadie, no tengo nada para dar por tu culpa y la de tío John. No merezco existía porque por algo mis padres me abandonaron aquí ¿no es así? ¿por qué lo hicieron? ¿no era suficiente para ellos?
Las mismas preguntas rondan por mi cabeza pero ninguna respuesta aparece. Lo peor de todo es que no tengo a nadie a quien acudir para encontrar esas respuestas porque si lo hago a tío John o a tía Dinah es seguro que me golpeen, como siempre que hago algo que para ellos es incorrecto o malo y no gracias, ya tengo demasiadas cicatrices en mi cuerpo y mente, estoy cansado de recibir una nueva cada día que pasa.

Hace 3 años, pocos días después de haber cumplido mi sexto año de vida comenzó mi infierno. Seis años tenía, ¿qué tipo de persona le hace eso a un niñito? Solo una mente retorcida claramente, alguien sin corazón, no le encuentro una explicación concreta.

Ahora con nueve años entiendo un poco más las cosas y me siento tan estúpido por no haberme dado cuenta que no era ningún tipo de juego como me decían, que no era algo "divertido" sin ningún tipo de daño alguno pero al final de cuentas ¿qué podría haber hecho yo? ¿gritar, llorar, patalear? Lo hice, sí. Pero no sirvió de nada. Nadie escuchó, nadie vio. Además yo era frágil, mi cuerpo pequeño sin ninguna cosa a mí favor no al lado de mi "oponente" grande y fuerte encima mío, tomando el control de todo, tomando mis brazos pequeños. La única respuesta que obtuve a mis intentos frustrados, fallidos de auxilio fue una piña en mi pómulo para que no lo hiciera más.

Esta noche me siento bien. Puede ser que tío John llegue borracho otra vez, pero no me preocupa. No. Esta noche no tengo miedo.

Siempre traté de ser invisible cuando eso pasaba lo cual era varias veces en una misma semana, no importa cual sea el día. Trataba de no toparme en su camino y que no entre en mi cuarto una vez más. Nunca pasó, nunca lo logré porque él siempre entraba y sentía sus grandes y horribles manos.

Ellas tocaban todo a su paso, nunca paraba, siempre tocando o apretando algo. Hasta había veces en las que sentí que tocaban mi mente, destrozándola, marchitándolo todo con su maldito veneno.

Pero ya lo dije, hoy me siento libre.


Mis shorts y piernas siendo mojadas y manchadas poco a poco con el líquido espeso de tono rojizo oscuro, tan oscuro que lo veo negro. Negro porque me estoy limpiando, estoy siendo purificado.

No me puedo ir sin estar libre de todo lo que pasó. Comprendí que ese era mi trabajo, librarme de todo lo malo que se encontraba guardado hasta lo más profundo de mí.

Me siento un poco más cansado que lo común al final de un día largo, el sueño me va venciendo minuto a minuto un poco más y ya me encuentro viendo borrosa la lámpara de mi cuarto pero, está bien.

Todo estará bien desde ahora...

















































× Fin ×

Ya no más, adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora