Capítulo 16 - Fin del campamento

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Luego de separar nuestros labios, (debo decir que mi yo interior estaba bailando la conga mientras saltaba en una pata y cantaba el himno de Canadá) nos miramos a los ojos y juro que me derretí. No podía creerlo, era todo un puto sueño. Ya eran como las 4 de la mañana, y uno de los amigos de Benja estaba re solo dando vueltas así que decidió ir a acompañarlo, yo, por mi parte fui al comedor donde Martín, Franco y Tomás (un amigo nuestro) estaban jugando al poker. Yo, entre con una sonrisa de oreja a oreja y les dije a Martín y a Fran que había estado con Benja. Ninguno de los dos dio una respuesta con alguna emoción, gracias muchachos. Igual, no me importó, no podía estar más feliz.

Estuvieron jugando unos… ¿20 minutos? Y Benja entró al comedor… y se puso a jugar al poker. Yo, por mi parte, miraba, ya que no sabía jugar y, cuando podía, molestaba. Estuvimos más de una hora así hasta que me dormí sentada, con los brazos apoyados en la mesa, tipo a las 5 y algo de la mañana.

Cuando me desperté, a las seis y media de la mañana, me encontré con un panorama bastante cómico: Benja, Martín, Fran y Tomás estaban dormidos, sentados, dos apoyados en la mesa y los otros dos con los brazos colgando y la boca abierta. ¿Qué les pasó a estos chicos? ¿Por qué no fueron a sus carpas? Hacía un frío de la puta madre.

Obviamente, una vez que me desperté no me iba a volver a dormir. Primero porque no era tan idiota como para dormirme voluntariamente sentada en una silla y apoyada en una mesa (parece que los chicos si) y después porque ya era relativamente tarde y, en menos de una hora nos teníamos que ir levantando para ordenar las cosas y guardar todo, ya que comíamos y nos volvíamos.

Estuve un tiempo visualizando la hermosa escena que tenía adelante, hasta que poco a poco los chicos se empezaron a levantar. Ese tiempo que estuve pensando bastante (quizás demasiado…) ¿Y ahora que iba a pasar con Benja? Yo ya no entendía nada, recapitulemos:

1.    Es mi amigo yo que se

2.    Lo miro y me muero

3.    Dios, Benjamín me vuelve loca

4.    Benjamín está jugando conmigo

5.    Soy muy obvia, ¿Qué hago?

6.    Ya está, no aguanto más, le digo

7.    Le dije, no me habla más

8.    Me ignora

9.    Me tira onda

10.Le digo que pare

11.Me dice que puede pasar algo

12.No somos más amigos

13.Estamos juntos.

Y nosotras somos las vuelteras…

La verdad, no tenía ni idea como iba a seguir todo esto, pero por ahora, me estaba gustando.

 Una vez que nos levantamos todos, desayunamos, guardamos todo, desarmamos las carpas etc., etc. se nos hizo la hora de comer, para luego irnos. No me quería ir de ese lugar para nada y volver al colegio, a la rutina. Quería quedarme muchos más días, y más cuando estábamos así con Benja, pero bueno, había que volver y ver qué onda. Por ahí el campamento era como Las Vegas: lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas, ¿no?

Cuando estábamos haciendo la cadena para subir los bolsos al micro, Benja vino y me preguntó:

-Te sentas conmigo ahora, ¿no?

Shittttttt, hacía meses que le había dicho a Emi que me sentaba con ella…

-No puedo, me siento en Emi, pero igual… seguro vamos cambiando como a la ida, porque somos impares, así que…

Una vez arriba, la mitad del curso tenía la re pila y la otra mitad queríamos dormir, así que los que querían jugar, cantar y todo eso se fueron para atrás y yo me quedé adelante con las larvas… Benja incluido, el cual se sentó conmigo y empezamos a hablar, a histeriquear, nos matamos de la risa la verdad… Y yo, seguía sin poder creerlo.

En una de esas, nos quedamos dormidos semi-abrazados. Cuando me desperté, fui la persona más feliz del mundo. Como extraño esos tiempos Benjamín...

Nos pasamos las 7/8 horas del viaje juntos, haciendo boludeces, riéndonos, hablando con los demás, algún que otro beso por ahí. Hasta que volvimos a la realidad, llegamos a nuestra ciudad natal, y nos despedimos. El lunes en el colegio nos veíamos, y ninguno sabía cómo iba a seguir.

Idas y vueltasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora