«Nos había mentido diciendo que mi mujer había despertado para que salgamos todos juntos y así nos mata a todos de golpe, un plan muy célebre»
— ¿Sí? Centro de emergencias dígame— dice la voz de un hombre al otro lado del altavoz
— ¡Maroon nos está siguiendo por la autovía!— intento sonar lo más calmado posible, pero fallo completamente
— Disculpe señor, cálmese y dígame quién es usted
Un estruendo interrumpe sus palabras, seguido de miles de cristales rotos y los llantos de mi hijo. Vuelvo la cabeza hacia atrás para descubrir al compañero de Maroon, que va sentado sobre la ventanilla y lleva una pistola en alto hacia nuestra dirección.
Con rapidez me estiro hacia el asiento de mi hijo, deshago su cinturón y tiro de él y de su aparatito hacia mi pecho. Abro mi chaqueta y lo metro entre mi camiseta y mi chaqueta intentando calmar sus llantos.
— Soy Junaid Salinas, y el hombre que disparó a mi esposa, Maroon Stephen, junto con otro hombre nos están disparando
— Acabo de enviar una patrulla hacia donde está usted. Lo he localizado, en unos segundos llegará la ayuda— me informa— usted manténgase calmado, calme al niño y trate de no causar más accidentes ni más heridos.
Mohammed derrapa por una salida, haciendo que Maroon desaparezca por la autovía. Para el coche a un lado de la carretera y baja a posar su frente en el suelo, pose de rezo y agradecimiento a Allah. Voy a su lado y lo imito, dando gracias por llegar sanos hasta aquí. Entonces me doy cuenta de un molesto pitido.
Mis músculos se tensan y levanto a mi niño de mi pecho. Mi corazón da un vuelco cuando lo veo de un tono morado, con los ojos cerrados y sin respirar
— ¡Mohammed! ¡Mi niño!— mi voz sale en un grito sollozado
Sin esperar a que Mohammed dijera nada me levanté, subí al coche y arranqué a toda velocidad, rumbo al hospital.
Subo los escalones de dos en dos hasta encontrar a una enfermera y tenderle mi hijo
— ¡Haga algo, se lo suplico!— sollozo con las lágrimas corriendo por mi rostro
La mujer palidece al ver a mi niño, y corre con él entre brazos.Entra en una sala y cierra las puertas tras ella
«Imbécil, lo he matado, lo acabo de matar... Lo he asesinado, no escuché sus llantos, sólo quería salvar mi puto culo» «¿Qué le digo a su madre cuando despierte? ¿Manejaba tu hermano y yo en vez de prestar atención a nuestro hijo me mantuve atento de que ninguna bala tocara mi cráneo? Prefería morir yo a que muera él, que muera todo el mundo menos él»
Corro escaleras abajo, limpiándome las lágrimas y chocando con todo el mundo. Llego frente al cuarto número 209 y empujo la puerta. Doy algunos pasos en su dirección. Tiene la cabeza ligeramente girada, y le quitaron la mascarilla de oxígeno.
Doy un paso más para sollozar en su pecho, cuando sus pestañas se separan y su rostro gira en mi dirección. Sus ojos se encuentran con los míos y una sonrisa aparece en su rostro.
Esa mirada de color pardo, esas pestañas largas y mecidas, esos hoyuelos, esos labios, esos dientes perfectos... Extrañaba tanto verla así. Mi pecho revolotea y mis piernas flaquean, haciendo que mi mundo se construyera entorno a ella de nuevo
— Hi!— pronuncia su voz ronca y deteriorada por la poca actividad que tuvieron sus cuerdas vocales.
«¿Hi? ¿Desde cuando nos saludamos con un simple "Hi"?»
— Hola amor— camino hacia ella para abrazarla, pero lo que pronuncia me hace parar en seco, destruyendo mi mundo al completo
— Is that spanish? I really wanna learn spanish, I love it!— pronuncia con admiración
— ¿C-como estás?— tartamudeo en un ingles bastante imperfecto
— Em... No siento mis piernas, a parte del dolor de cabeza, pero todo bien ¿Qué ocurrió?
Es ahí cuando se abre la puerta y aparece el doctor tras ella. Al verme tan pálido frunce los labios y se acerca sonriente a Melek
— Hi beauty? How are you feeling?— pregunta animado
— Mis piernas no las siento, mi cabeza me duele y apenas puedo mover los brazos, porque me duelen mucho— pregunta dolorida
— Eso es normal, ahora vamos a lo importante. Necesito que respondas algunas preguntas con total sinceridad— se coloca a su lado en la camilla— ¿En qué año estamos?
Ella frunce el ceño pensativa «Vamos amor, Allah ayúdala»
— No recuerdo
Eso me llega como un golpe, tan fuerte que tengo que sentarme para no caerme al suelo
— ¿Tu edad?— ella niega con la cabeza— ¿El lugar donde estamos? ¿La la lengua en la que te hablo?
— Sí, eso sí. Es inglés— responde ésta vez emocionada por saber algo.
El doctor le da una sonrisa mientras y se dirige a la puerta, pero justo cuando está a punto de tirar de la puerta ella le hace una última pregunta, que revuelve mi estómago
— Who am I?
— You are going to remember honey— y desaparece por la puerta
No puedo aguantar más, y corro a los baños para sacar todo aquello que comí esta mañana. Cuando el altavoz suena haciéndome sobresaltar
— Familiares de Salinas Barakat, sección de maternidad, habitación 100— Mi hijo
Corro de nuevo a la planta de arriba y empujo la puerta de la habitación que me dijeron. Un llanto que me suena a canto de sirenas llena mis tímpanos, haciéndome correr y abrazar al enfermero que dejaba a mi niño sobre la cunita.
El hombre me mira extrañado, con una enorme sonrisa en el rostro. Me da dos palmadas en los hombros y sale del cuarto dejándome solo con mi niño. Me agacho sobre él para dejarle un par de besos, sin apretar demasiado sobre su delicada tez, y dejo las lágrimas bajar por fín.
Un pitido llena mis oídos y saco mi teléfono para leer el nombre de mi hermana en la pantalla. Descuelgo con rapidez para contarle la noticia. Aunque me habría encantado que me reconociera, poder abrazarla y besarla a mi antojo, me conformo con que esté entre nosotros, con su sonrisita y sus hoyuelos apetecibles. Y si no llega a recordar nada, la volveré a enamorar y me volveré a casar con ella de nuevo. No me importaría repetirlo una y otra y otra vez, sin con ello yo la tenía de mi lado, cogiéndo mi mano y besando mis labios
LLevo el teléfono a mi oído y antes de poder pronunciar nada el llanto de mi hermana me alarma
— ¡Ángeeeeeel! ¡Papá!— grita en un sollozo
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Os puedo asegurar que estamos cerca del final, quedarán así como dos capítulos como mucho
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La Chica del Hijab ©
Romance1er premio de #MuslimAwards2017 en Novela Juvenil No ven en ella lo que piensa, lo que opina, lo que hace, su personalidad, sus aficiones, sus metas... Sólo ven el pañuelo que cubre su cabeza. Melek guarda tras su armadura de fuerza un corazón ente...