Fue estúpido, para comenzar.
Mientras escribo esto tengo 14 años de edad, la edad en que empecé mi antepenúltimo curso de secundaria, la edad en que gané mi primera competencia con mi equipo de natación, la edad en que aprendí a tocar las cuerdas de una guitarra para componer una melodía, y la edad en que cause la muerte de mi familia.
Este año había conocido a amigos verdaderos, tuve una pareja, estaba sacando notas que superaban el promedio, emprendí en mis actividades fuera del colegio, estuve ayudando con la crianza de mi hermana, y la relación con mi madre estaba mejorando. Yo acabé con todo eso la noche pasada.
Tenía planeado salir con mis amigos ese día, pero como Mamá tuvo que atender una emergencia en su trabajo resultó mi responsabilidad quedarme con mi hermana en el apartamento. Me fastidió tener que suspender la cita pero Aileen sólo tenía 4 años por lo que no podía quedarse sin supervisión mucho tiempo.
Ella era una niña que rebosaba de alegría, no le daba descanso a su curiosidad ni a su sentido de aventura, era amable con todos y sólo se entristecía cuando veía a personas y animales tristes o en sufrimiento. Ella era una excelente humana y hubiera crecido a ser alguien buena para el mundo.
Yo le quité eso al mundo.
Sólo tenía 4 años.
Lo lamento tanto, Aileen.
La luz de esa mañana se fue desvaneciendo mientras veíamos programas infantiles en el televisor. Ella miraba las caricaturas y yo hablaba con una amiga por teléfono, ya que sólo yo no fui, todos habían ido a la salida y la manera en que lo relataban parecía que se estaban divirtiendo bastante. Me dijeron que era una lástima que no estuviera allí y les dije que desearía estarlo. Colgué para dejarlos que tengan su diversión pero en silencio me atormentaba no poder estar ahí con ellos, de verdad disfrutaba el tiempo a su alrededor, me hacían la vida más feliz.
No los volveré a ver.
Eran las 7 de la noche, me correspondía preparar la cena para nosotros dos así que decidí hacer tostadas con huevos, no teníamos tostadora por lo que puse dos sartenes al fuego. Revolvía los huevos, con Aileen observándome cocinar sentada en el mesón de la cocina, cuando me preguntó cómo era posible prender las hornillas si el fuego no estaba quemando algo. Me sorprendió la pregunta pero ella había formulado cuestiones de forma similar sobre muchas cosas veces pasadas así que sonriendo le respondí que el fuego en realidad estaba quemando gas, pero que no lo podíamos ver porque era como el aire. A ella le pareció sorprendente y quiso probar prender una estufa, quité el sartén de los huevos ya que estaban listos y soplé el fuego del gas, entonces le di un fósforo advirtiéndole que tuviera cuidado. Lentamente acercó el palito al gas y las llamas volviendo a la vida. Se rió de emoción por su logro y yo la acompañé en la risa a la vez que terminaba de preparar la comida. Llevé los platos a la mesa del comedor, a mi paso vi de reojo como Aileen soplaba la hornilla que aún estaba prendida, me reí y puse los platos en la mesa.
Pensé que no debía olvidar cerrar el paso del gas y me prometí hacerlo después de comer.
No me acordé.
Lo lamento tanto, Mamá.
Después de comer me preguntó cuándo iba a llegar Mami del trabajo, le dije que después de que se haya dormido y la mandé a la cama, se había despertado temprano ese día y la veía somnolienta.
Me despedí de ella al salir de su cuarto, lo último que le dije fue que durmiera bien. Esas casi fueron las últimas palabras que alguna vez escucharía. Lo último que oyó en su corta vida fue el grito de nuestra madre.
Volví a pensar en mi amigos, y en mi pareja, quien estaba con ellos. El lugar de la salida no estaba lejos del apartamento, calculé que serían máximo 30 minutos si tomaba el autobús. Sabía que no debía dejar a Aileen sola, lo sabía pero lo ignoré. Mamá dijo que llegaría cerca de las 10 esa noche, apenas eran las 8 y mis amigos me habían dicho que sus padres los iban a buscar a las 10 ya que estaban en un lugar seguro con sus hogares aún más cerca que el mío. Haciendo un rápido cronograma en mi mente me vestí y salí corriendo por la puerta.
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Negligencia
Short StoryMientras escribo esto tengo 14 años de edad, la edad en que empecé mi antepenúltimo curso de secundaria, la edad en que gané mi primera competencia con mi equipo de natación, la edad en que aprendí a tocar las cuerdas de una guitarra para componer u...