Líneas intocables

Recordaba los momentos que habían pasado juntos, los días en los que se habían apoyado mutuamente y aquellas tardes en las que mantuvieron profundas conversaciones. Sólo habían sido ellos dos contra el mundo, arrasando con todo a su paso.

Nunca se dio cuenta del momento en el que cruzó la línea que nunca debió cruzar.

Probablemente fue cuando permitió que lo besara lejos de la mirada de su familia, quién sospechaba de la orientación sexual de su mejor amigo. Quizá fue en el instante en el que le correspondió torpemente y lo acorraló contra la pared para tenerlo inmovilizado.

No lo sabía a ciencia cierta, pero cayó en la cuenta de lo que había hecho cuando sus miradas se encontraron luego de ese íntimo contacto y vio un intenso brillo en los ojos que lo contemplaban.

Después de ese día se creó un muro entre ambos. Las cosas no volvieron a ser lo mismo; destrozó el corazón de su mejor amigo. Hacían bromas entre ellos, conversaban todos los días, pero definitivamente las cosas no eran como antes. No importaba lo mucho que se hubiera esforzado para recuperar la amistad de la que gozaron antes, algo se rompió y no había forma de repararlo.

No obstante, nadie podría haberlo preparado para la noticia que recibió esa tarde.

-¿No te lo dijo? Vamos a casarnos.

No supo la razón, pero cuando escuchó las palabras pronunciadas por Kris, el mundo se le vino encima. Tuvo ganas de vomitar, de gritar, de golpear a alguien y de salir corriendo hasta que sus piernas dolieran. Y pese a ello, se obligó a sí mismo a esbozar una sonrisa y dedicar unas palabras de felicitación.

Mientras caminaba a casa, Sehun se percató de algo que cambiaría su vida para siempre: se había enamorado de Luhan, su mejor amigo, pero era demasiado tarde.