Asthenia

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Después de haber salido un tiempo fuera de la ciudad, a otro país, a otra ciudad, a otra casa...
Recapacité, Já. Visite a mis abuelos, y pasé un año con ellos, olvidé lo que tenia que olvidar, dejo de doler lo que ya no debería doler hoy, y ahora estoy volviendo a casa. El tío debe estarme esperando, en el aeropuerto, con una caja de Donuts. Estoy feliz por que volveré a ver a mis viejos amigos, además, trabajaré en la biblioteca del tío, así no me arriesgaré a pedir trabajo a hombres extraños y frustrados con un sueño no realizado, hombres que vivieron en fiestas en la madrugada, y dejaron ir todo para terminar donde están.
Entraré a la preparatoria, sólo uno o dos años, para así empezar a idear mi futuro, y espero no fracasar otra vez. Aunque me asusta la idea de ser una perezosa y no pasar mis examenes y quedarme parada en un sólo punto. Ojalá fuese más fácil vivir.
No soy muy amigable, así que no creo conseguir nuevos amigos, mi cabello es negro como el carbón, largo y suave, mi piel es blanca pero desearía ser morena, Mis ojos son cafeses y los considero hermosos. Mi madre murió en parto por mi culpa, mi hermano mayor vive con mi padre, y bueno... mi padre me abandonó con el tío a los 3 años, y él ha cuidado de mí desde entonces. No culpo a mi padre (aunque sea un verdadero hijo de puta) lo hizo por que amaba a mi madre y verme ahí, con más vida que ella, lo mataba a él por dentro. Yo, por mi parte, espero ser grande en un futuro y no ser una decepción más. Mi nombres es Asthenia, tengo 16 años, estoy volviendo a mi país, Chile, directo a la ciudad de Maipú, a reunirme con mi familia (Mi tío), y el reloj está a punto de sonar.

- ¿No vas a ir al aeropuerto? - Dijo la abuela trás la puerta.
- ¡Mierda! - Grité, saliendo con mis maletas, las cuales hice en la noche, y mis pantumflas de conejo rosadas de mi habitación. - ¿Por qué no me has avisado antes? - Grite arrastrando los pies mientras trataba de correr por el pasillo.
- Wow! ¿A dónde vas con tanta prisa?
- Se me ha hecho tarde para tomar el avión, abuelo.
- Tranquila, no pensarás salir con esa ropa allá afuera.
- ¿Me ayudas? - Le dije, sin mirarlo. - Ahora me cambio.
- Ya.

Salí lo más rápido que pude y subi al auto del abuelo, ambos me llevarían al aeropuerto para así despedirnos. Los extrañaría, pues, salir de un pais y luevo ir a otro, es diferente a ir dos horas de una ciudad a otra en auto o en motocicleta, el camino era mas largo... Los echaré de menos.

- ¿Por qué nunca saliamos a pasear antes? - Pregunté para alejar el silencio.
- Por que la niña delicada quería pasar el rato en su cama siempre de niña.
- Ya. Puedieron haberme jalado los pies de la cama y sacarme a un parque de atracciones. - Reí y me recargué en la ventana del auto. - Aún así... - esperé a que alguno de los dos dijiese algo.
- Estabas enferma. - Dijo la abuela dandole punto final a la conversación.

Estuvimos callados todo el camino, después de media hora llegamos al aeropuerto (¡Aún más tarde!) Baje corriendo y el abuelo me siguio el paso cargando mis maletas "Vaya nieta que tengo", debió pensar. Yo pedí mi boleto y le di mis maletas a un oficial, le di un beso al abuelo cuando llego la hora, la abuela se quedó en el auto desde el principio, por alguna razón sentí que estaba molesta conmigo, pero... ¿por qué? No me interesaba, después de todo no la volvería a ver.
Al subir al avión, el abuelo miraba por las ventanas del aeropuerto, y por alguna razón volteé la vista hacia las ventanas y lo miré, "Adiós, y... gracias" Pensaba mientras lo miraba ahí, parado, pensando intranquilamente.

Presentía tantas cosas llegar, tantas personas, incluso me quede dormida durante el vuelo y soñé algo raro, que alguien me mataba, "Te lo dije" Decía y desperté.

- Disculpe... - El sueño me ganaba. - ¿Cuánto ha durado el vuelo?
- Dos horas. - Respondió aquél hombre, mirandome a los ojos.
- Gracias. - Me hice hacia atras para sentarme.
- ¿Cómo te llamas? - Me interrumpio.
- Sophia.
- Que bonito nombre.
- Gracias.
- Es un nombre muy atractivo.
- Sí. - baje la mirada con pena.- Lo sé.
- ¿Qué edad tienes?
- A todo esto, ¿por qué me pregunta?
- ¿Por qué no?
Lo mire unos segundos y me volví a mi asiento lentamente. Sentí nervios y miedo. No me parecía tan bueno ese hombre. La zapata llego con comida a mi siento un rato después, yo moria de hambre así que no dude en comerme su comida plástica y su café con sabor a basura. Leí una revista de VOGUE donde en la portada aparecía una modelo muy hermosa. "Desearía ser así", pensé. Una hora después llegué a mi destino, Maipú. Baje del avión y busque al tío entre la gente mientras me empujaban las personas ahí. Y lo ví, con una gorra roja y jeans, una camisa a cuadros y, como siempre, sus brazos cruzados y exponiendo su gran sonrisa amarilla. Era broma, sus dientes eran blanquísimos.

- ¡Tío Jhon! - Grite y salte hacia él.
- Mocosa.
- Te extrañé, no soporte estar mucho tiempo lejos de aquí, no volveré a irme jamás. - Casi lloraba ahí mismo.
- Ojalá que no.

Le sonreí.

-Vamos a casa Sophia. - Tomó mis maletas y me señaló la puerta de salida del lugar.
- Ya. - Le seguí contenta.
- Hay muchas cosas nuevas por aquí, ¿sabes?
- Aún no lo sé, pero las veré, estoy segura.
Ambos reimos.

Sabía que, todo cambiaría, que aunque el año pasado hubiese sido un asco en ese lugar yo pondría las reglas ahora y sería feliz. Sentí cosas conectarse, como un sueño que apenas empezaba, un Deja-vu. Sabía que algo nuevo pasaría, y que mi enfermedad me atacaría en ocasiones, tenía ansiedad y a veces me enojaba muy rápido sin razón alguna, pero podría controlarlo. Ya quería salir a ver la ciudad que deje hacia un tiempo, ver a la gente de la que no me pude despedir... El tío Jhon abrió la puerta del lugar y llamó un taxi, cuando salimos de allí la puerta de cristal se cerró detrás nuestro, y lo supe, todo era lo mismo, senti el miedo recorriendo mi cuerpo, el peso de mi esfuerzo desmonoandose en mí. Sí todo habia cambiado, y el destino estaba ahí, esperándome, para ponerme a prueba, para prepararme de lo que fuera a suceder.

Continuará.

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