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Preguntas por aquí, preguntas por allá, pero ¿quién iba a resolverlas?

Mark se sentía realmente frustrado al no poder hacer nada por el menor de su grupo. Todos estaban preocupados, sin embargo, nadie podía aportar una posible solución ante el problema desconocido que afrontaban.

¿Desde cuándo Jisung se había vuelto así?

Solamente recuerdan que de un día para otro el menor parecía estar fuera de este mundo.

Para Jisung todo era diferente. Él no llegó a sentir el cambio en el, sin embargo, sus compañeros se lo hicieron saber, por lo que más adelante, él comenzó a fijarse un poco más en sí mismo, para comprobar si era cierto lo que sus compañeros decían.

“Ya no juegas con nosotros”

Cierto. Ya no le interesaba en absoluto correr detrás de sus amigos sin motivo alguno más que la diversión, y en realidad, ya no se divertía haciéndolo.

“Eres un amargado”

No. Jisung no era amargado, simplemente que desde un tiempo atrás, los chistes y bromas de sus amigos no le causaban gracia alguna. A veces ni siquiera entendía por qué se reían de cosas tan infantiles.

“¡Nada te gusta!”

Y ahí habían fallado por completo. A Jisung le gustaban muchas cosas. Le gustaba cuando llovía y se iba la luz. Le gustaba también el pollo frito. Y le gustaba mucho la sonrisa de Chenle.

“¿Qué pasa contigo?”

Nada, no pasaba nada. Simplemente ya no pensaba igual que antes y a penas se estaba acostumbrando a los cambios que estaba pasando.

—Jisung-ah... —El llamado dirigió su mirada al dueño de esa voz, desconcentrandose de los subtítulos de aquella serie que estaba viendo. —Iremos a comer pizza, ¿no quieres venir?

Obviamente que la pizza le encantaba, pero le gustaba más el anime que estaba viendo y lo tenía realmente atrapado como para poder rechazar una de las cosas que probablemente mejoraría su estado de ánimo.

—No. —Fue simple y monótona su respuesta. Devolvió su vista a la pantalla y el mayor se retiró de la habitación.

Seis capítulos después la puerta principal se abrió. Un capítulo más y la puerta de esa recámara fue azotada.

Jisung no se sorprendió, es más, ni quitó la mirada del personaje que estaba muriendo.

Ni siquiera cuando Chenle desconectó el televisor se dignó a ver hacia otro lado.

—¡Jisung! —Chenle estaba al punto de las lágrimas, estaba realmente desesperado por que no sabía qué era lo que pasaba con su menor. —Jisung-ah...

El menor suspiró antes de levantarse del piso y sentarse sobre la cama, ignorando por completo al otro muchacho en la habitación.

—¿Qué carajo te crees? —Jisung estaba anonadado, las palabras de su hyung daban a entender que estaba enojado, pero sus lágrimas contenidas decían que estaba sufriendo. Eso hizo remover un poco el estómago de Jisung, con un extraño sentimiento de culpa. —Ya basta, Jisung. Tú no eres así.

—Yo no era así, ahora sí lo soy. —El menor decía esto con la misma monotonía que había estado empleando, mientras le daba la espalda a su mayor.

—Por favor, pollito. —Susurró en respuesta, abrazándolo por detrás, derramando finalmente las lágrimas que había contenido durante todo ese tiempo.

Algo dentro de Jisung se rompió, pero ni siquiera él sabe qué. Ese algo le hizo sentir todo lo que había evitado.

Culpa, dolor, tristeza, amargura, soledad, pero sobre todo, cariño y un profundo amor por esa persona que lo sostenía tan delicadamente a pesar de todo.

Hasta ese momento Jisung cayó en cuenta de que Chenle ya no lo estaba abrazando por atrás, sino de frente, con una sonrisa triste y sus frentes juntas.

—Ya no lo hagas, por favor.

Y Jisung se dio cuenta finalmente de que había sido un egoísta, nunca había pensado en lo que estaba haciendo.

Y probablemente tampoco pensó lo que estaba haciendo al momento de unir sus labios con los del mayor, pero eso tampoco importaba mucho a mientras saboreaba sus salados belfos y con sus grandes manos limpiaba las lágrimas que seguían saliendo de los ojos del de procedencia china.

—Perdón, hyung. —Esta vez, su tono fue suave, y para sorpresa del mayor, algunas lágrimas se le escaparon al contrario.

—¡Qué bonito! —Chilló Donghyuck emocionado. Ya llevaba tiempo viéndolos, pero ese era el momento indicado para molestar.

—Con permiso. —El resto de los compañeros entraron al cuarto, en parte felices de que Jisung hubiera vuelto a ser como antes, y también esperando una buena explicación de aquello que ni Jisung sabía cómo llamar.

—Me encantaría hablar con ustedes de esto que pasó, de verdad, pero, aún no termino mi serie.

indiferente • chensungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora