Hace muchos años su pareja, el hombre que eligió para ser su compañero de vida y el padre de sus hijos, le amenazó con un arma. Con mucho miedo acudió a hacer la denuncia. Le atendió una mujer como ella. Se sintió confiada tranquila de que alguien del mismo género acogiera su denuncia, sentiría el apoyo de una igual.
Estaba equivocada. La pregunta insistente de la oficial fue: "pero, le apuntó con el arma?" No, no señora , el no me apunto a mi cabeza, él no apretó él gatillo, él no disparo, él no me mató.
El sólo me señaló el arma, advirtiéndome de su poder
Salió de ahí, donde esperaba encontrar protección y salió sintiéndose juzgada.
Después entendió bien:
Debí haber recibido el disparo, debí levantarme, evidentemente muerta a hacer la denuncia. De otro modo , como comprobar que fui amenazada?
Eso es lo que sucede en este país, esta es lo que le espera a una mujer cuando es agredida y busca justicia.
Aceptamos que decidan sobre nuestro cuerpo, nadie se hace cargo de las tareas del hogar si estamos trabajando, recibimos un menor sueldo realizando la misma labor que los hombres, pagamos mucho más en un plan de isapre solo por peligrosamente ser fértiles, como si los hijos fueran reproducido por mitosis... Y tantas otras
Tenemos que cambiar nuestra mentalidad HOY. Nosotras, nuestra generación, ya hemos perdido en el pasado y en el presente, pero el futuro es de nuestros niños. Hagamos de nuestra sociedad una sociedad igualitaria, donde la palabra machismo solo la encontremos en textos de historia.
Si no cambiamos la mentalidad de todos los seres humanos, y especialmente de las mujeres que somos quiénes sufrimos a diario está violencia de género, y tenemos, en su mayoría, el rol de criar y educar a nuestros futuros hombres, jamás cambiaremos esta situación y existirán otras Nabilas, otras Susanas y otras tantas y tantas mujeres anónimas que sufren violencia física y sicológica a diario.
Dejemos por fin de criar princesas y guerreros.
