Sin Límites Te Amaré ©

Capítulo 14

Dos meses después.

Han pasado dos meses, mi pequeño bebé está creciendo.
Ya no recuerdo a Jong Suk, pero sigue en mi corazón.
Salgo de mi habitación y bajo a la cocina, entro y mi madre me mira con una sonrisa.
-Hola princesa- dice - ¿Como estas? -Bien mamá -Sonrió- me siento un poco mal -toco mi estómago- me dan ganas de vomitar.
-Tranquila princesa -sonríe y busca un chocolate - es normal, ahora come este chocolate y descansa.
-Si madre -tomo el chocolate y empiezo a comerlo.
-Recuerda que tienes que alimentarte bien por la bulimia y eso -mi madre busca unos vasos y jugo de naranja- no queremos que bajes de peso y le haga daño al bebé.
-Si mami -sonrío felizmente - lo sé y por eso me la paso comiendo todo el día -Miro a todos lados buscando a mi padre- Mamá, ¿Y Papá?
-Se fue a hacer unos negocios -sonríe- dijo que estaría aquí para la cena.
De repente la puerta se abre de golpe, veo a mi padre entrar apresuradamente con un arma en la mano.
-Amor, hija -grita.
-Soo ha, ¿Que pasa? -dice mi madre preocupada y sale de la cocina - ¿Por que estas así?
- ¿Sabes quién es el padre de Jong suk? -dice mi padre con la respiración agitada.
-No -mi madre frunce el ceño - ¿Quién?
-Lee sun hee- mi padre se ve preocupado al igual que mi madre.
- ¿Que pasa papá? -preguntó sin poder entender la reacción de mi padre.
-Hija, tenemos algo que contarte -dice mi padre- vamos a sentarnos para contarte todo.
Los tres nos sentamos en el living de la casa y mi padre comienza a hablar.
-Hija -dice- antes de que tu nacieras yo tuve que hacer sacrificios para cuidar a tu madre, tuve que meterme en el narcotráfico. Tenía de socio a Lee sun hee; él era un hombre bastante malvado. Un día intento traicionarme y sin querer maté a su esposa, ella quiso ayudarlo, pero el tiro le dio a ella -suspira y continúa- el me juró, que me haría sufrir y que te haría daño a ti.
- ¿Que? -lo miro con confusión- entonces, soy hija de un narcotraficante.
-No está bien hija -baja la mirada- yo lo hice por ti y por tu madre.
-Papá -lo miro y sonrió- tu eres el mejor padre del mundo, te apoyaré en todo, así como tú me apoyas a mí con mi bebé.
Él sonríe, yo me pongo de pie y lo abrazo.
De repente la puerta vuelve a abrirse muy fuerte.