Sonrió al tiempo que le daba un vistazo al reloj en su muñeca. Todo iba de acuerdo al plan, incluso con unos minutos de ventaja, de seguir así los resultados al final del día serían los esperados. Por alguna razón eso último no le dio la satisfacción que debía. Trató de dejar atrás todos los pensamientos extraños que le estaban invadiendo desde su encuentro con el hijo del alfa y se enfocó en seguir a la joven mujer que lo guiaba a través de un laberinto de pasillos. Finalmente, la pelirroja se detuvo frente a una inmensa puerta que se encontraba al fondo de un extenso corredor. La gran cosa de madera era imponente y en ella se dejaban ver unos detallados grabados de diversos animales sagrados para el clan.
—El señor le atenderá en unos minutos—Se dirigió a él la joven mujer, en un tono totalmente diferente al que había utilizado anteriormente—Por favor, sígame para que tome asiento y le espere dentro.
Con un ligero empujón, la puerta se abrió, algo que a Sangwoo le sorprendió teniendo en cuenta el gran tamaño de esta. La mujer le acompañó hasta el interior de la bastante simple oficina y le invitó a tomar asiento en una de las sillas que se encontraban frente al gran escritorio color caoba que ocupaba gran parte de la habitación. Un puñado de muebles en colores oscuros, dos estantes que ocupaban las paredes laterales repletos de libros, una pequeña lámpara y un par de cuadros, eran las únicas cosas que decoraban la oficina. Si tuviese que describirla en pocas palabras, Sangwoo diría que era carente de personalidad, todo lo contrario al lujo y suntuosidad que había esperado.
La puerta se abrió con un suave chirrido y la figura alta del alfa atravesó la habitación en un par de zancadas, llegando rápidamente hasta donde se encontraba Sangwoo. La omega susurró unas excusas y se retiró rápidamente de la habitación, dejándolos a él y al alfa solos. Sangwoo lo observó fijamente. A decir verdad, la habitación y su dueño se parecían bastante; simples y carentes de expresión, pero con cierto carácter que se podía percibir con apenas verle.
—Será mejor que valla directo al grano ¿Verdad?—Habló finalmente Sangwoo al tiempo que dejaba escapar una risita socarrona. Y añadió en tono irónico—Después de todo el alfa es alguien muuuuy ocupado.
Al hombre mayor no pareció molestarle en absoluto la actitud de Sangwoo, limitándose a asentir mientras le observaba desde el otro lado del escritorio con la barbilla apoyada en el dorso de sus manos.
—Conozco la ubicación exacta de la familia Oh—Dijo el rubio sin rodeos, logrando tomar por sorpresa al alfa, quien cambió bruscamente de semblante por un segundo antes de volver a su acostumbrada expresión neutra, cosa que Sangwoo logró captar
—Me resulta difícil de creer que un simple aldeano haya sido capaz de encontrar algo que los mejores alfas de la manada han estado buscando por años—Profirió el alfa mayor en tono calmado
—Entiendo que le resulte difícil de creer, ya que incluso a mí me sorprendió haber descubierto semejante información por puro azar del destino.
— ¿A qué se refiere con "Asar del destino"?—Le interrumpió el alfa con expresión confundida.
—Pues verá, he encontrado ese lugar luego de haberme perdido en el bosque—El rubio se acomodó en la silla dispuesto a recitar el guion que había practicado una y otra vez justamente para aquella ocasión—Luego de haber bebido demasiado con unos amigos, terminé dirigiéndome al rio en mis afanes de borracho para tomar un baño en medio de la noche. No conté con el hecho de que mis sentidos estaban bastante nublados por el alcohol, y terminé siendo arrastrado por la corriente y quedando inconsciente en algún punto. Cuan desperté no tenía ni idea de donde me encontraba, al parecer la corriente me había arrastrado hacia la orilla opuesta del rio, salvándome de ahogarme. Luego de agradecerle a los dioses su ayuda y protección, comencé a tratar de regresar a la manada siguiendo la corriente rio abajo y en eso me encontraba cuando vi a dos personas pescando en el rio, me oculté pensando que podían ser miembros del clan sur y que si me veían allí me matarían por invadir su territorio, pero luego noté que no portaban las vestiduras distintivas de su manada y decidí observarlos más de cerca tomando precauciones para no ser visto. Fue entonces cuando reconocí que aquellas dos personas eran Oh Minho y su hijo.
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Venganza y destino [YAOI//Omegaverse]
FanfictionSegún decían los viejos, las parejas destinadas por los dioses a estar juntos se enlazaban en cuerpo y alma, uniendo sus espíritus para siempre y reencontrándose en la siguiente vida. Dos amantes trágicos se reencuentra en medio de una situació...