Único.

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Extensión: 2488 palabras.
Pareja: YoonMin.
Palabras de referencia: Pecado/Asesinato.

...

¿Hay algo mejor que los párpados cerrados, los labios entre abiertos y el cabello alborotado? Después de una buena sesión de sexo, todos disfrutamos la vista de nuestro acompañante con la respiración agitada y el deseo brillando en su mirada, ¿Verdad? Pues déjenme decir algo. ¿Alguna vez vieron un muerto? Su porte rígido, su piel pálida y demacrada, haciendo juego con la tristeza que abunda en el aire y vuelve el ambiente desolado; es una escena tan conmovedora que hace al ser más fuerte derrumbarse frente a quien esté con él, sin importar quién fuese. ¿No creen que es algo parecido? La muerte y el sexo, digo. Ambos pueden sacar lo peor de una persona.

Me gusta la muerte, siempre sentí una fuerte atracción por ella, es única y fascinante; tan desconocida y terrible, de belleza atemorizante. Si la nombramos, podemos decir que es un final, pero al mismo tiempo, es el inicio de una nueva aventura. Es un arte que lleva mucho tiempo perfeccionar, porque existen muchos tipos; no todas son iguales. Mi favorita, es la vida arrebatada a la fuerza, la que está llena de súplicas y lamentos en forma de ríos que brotan del interior; espesos, calientes y carmesí.

—¿Yoongi?— Mi madre habla desde el otro lado de la puerta.— ¿Estás despierto, cariño? Entraré.

El rechinido que produce la puerta al abrirse, mezclado con los quejidos de mi madre por la fuerza ejercida para moverla y las cosas siendo arrastradas por la madera, me molestan al punto de plantearme por escasos segundos largarme de mi cómoda cama a algún lugar, cualquiera, lejos de todos. La persiana es abierta con dificultad, logrando que los rayos del sol impactasen directo en mi cara, aumentando mi molestia.

—El desayuno está servido. Levántate o llegarás tarde a la escuela.— Dice parada frente a mí.— Vamos muchachito, no puedes faltar a tu primer día.

—Déjame.— Mi voz suena amortiguada por la almohada, pero eso no evita que ella me entienda y tire de mi frazada con insistencia.

—¿Crees que esto es un juego, Min Yoongi. Te levantas ahora mismo si no quieres que te mande de regreso a Daegu con una patada en el culo. Con lo que me costó que pudiéramos mudarnos, me haces una escena como esta.— Reprocha con sus brazos en jarra y su mirada fija en mí.

—Ya me levanto. Vete.— Respondo sin más.

La mañana de hoy está tan fría y callada como un cementerio. ¿Se alzarían los muertos de sus tumbas, incitados por la niebla espesa y el silencio sepulcral? Me gustaría ver eso. Cadáveres putrefactos, corrompidos por el correr del tiempo, de distintas tonalidades y formas. Sería algo digno de retratar. El cielo se encuentra cubierto de nubes grisáceas, listas para descargar sus lamentos sobre los seres humanos, inundarlos de sus penas, transmitiéndoles su dolor y tristeza. No hay nadie en la calle, como si sólo estuviera yo en aquel pueblo ubicado en el medio de la nada, como un pueblo fantasma.

La escuela no es muy distinta del resto del lugar; pequeña, pintada con el blanco aburrido que predomina en todas las casas y casi vacía. ¿Siquiera hay gente dentro? Porque no lo parece, por lo menos no desde afuera. Por dentro tampoco hay nada que me sorprenda y es que, todo es tan insípido; incluyendo a la gente que no sale de sus casas y los niños que no juegan juntos.

—¿Tú eres Min Yoongi?— Me habla alguien tirando de mi sudadera despacito, como si temiera molestarme.

Es un chico de mi estatura, cabello ébano como la noche, ojos en forma de pequeñas comas, mejillas abultadas y labios rosados. La mano que tiraba de mí, se vuelve un puño en su abrigo y la curiosidad destella traviesa a través de sus oscuros ojos. ¿Cómo quedaría la sangre en sus gruesos labios acolchonados?

Falsas Identidades |•YoonMin•|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora