Kam:
–Papá, ¿Qué tan cierto es eso de "el amor a primera vista"? –Le pregunté a mi padre, cuando entré en el auto.
–Tan cierto como Dios. –Me respondió.
– ¿Cómo Dios? –Pregunté.
–Sí, como Dios. –Me afirmó. –Nunca se ha encontrado un testimonio de un ser humano que haya visto a Dios y aún así hay millones de personas que afirman haber sentido la presencia de él. Así es el amor, nunca se ha visto, pero es maravilloso sentirlo. Hay muchas personas que nacieron para creer en Dios y otras que no, hay muchas personas que nacieron para creer en el amor y otras que no. Hay personas que se llamaron a sí mismas ateas y terminaron de rodillas rezando, hay personas que se llamaron a sí mismas frías de sentimientos y terminaron rogándoles a otros. Hija, lo que quiero decir es: Tantas veces las religiones han profetizado en nombre de algún dios falso, y tantas veces las mentiras se han disfrazado de verdadero amor, queda de parte de nosotros adivinar con el alma cual es el verdadero Dios y cuál es el verdadero amor. Porque Dios puede ser tan real dependiendo de que tanto tú creas, o tan falso dependiendo de que tanto tú dudes y el amor puede ser tan real dependiendo de que tanto tú ames o tan falso dependiendo de que tanto tú desconfíes. –Nos quedamos en silencio por unos minutos y luego continúo: –Algo he aprendido y es que cuando te sientes segura en los brazos y en la mirada de alguien más, eso es amor. –ambos sonreímos.
–Papá creo que estoy enamorada. –Dije, después de un rato.
– ¿Y cómo es el nombre del chico del café? –Me preguntó.
– ¿Y cómo sabes que es él?
–Porque sí, lo sé. Pero espera, si apenas lo acabas de conocer ¿Cómo puedes estar enamorada?
–Espera tú papá. –Me reí. – ¿Cómo sabes que lo acabo de conocer? Deja de espiarme.
–No lo hago niña, sólo que nunca lo había visto y hoy hubieron audiciones, está claro que él es nuevo.
–Está bien papá, sí, lo conocí hoy, pero siempre lo había visto de lejos y me gusta. –Contesté.
– ¿Es ese el chico que veías jugar baloncesto? –Me preguntó.
– ¡Papá! En serio comienzo a creer que me observas, ¿Qué más sabes? –Respondí apenada.
–También sé de la sonrisa de estúpida que ponías desde muy pequeña viéndolo por la ventana del auto. ¿O lo vas a negar Kamille? –En ese momento llegamos a casa y me bajé rápido, saludé a mi mamá, entré a mi habitación y cerré la puerta. No quise seguir hablando con mi papá.
Entré a Facebook desde la computadora y tenía una nueva solicitud de amistad. Oliver Veracruz. Sonreí. Él siempre me hacía sonreír. Acepté, de él siempre aceptaría todo. Y no pasaron cinco minutos cuando me saludó: "¡Hola!" "Hola" Respondí. Papá comenzó a tocarme la puerta pero le dije que no le abriría porque no quería verlo. Se burló de mí.
"¿Puedo verte mañana?" me preguntó Oliver "Mañana no habrá práctica" le respondí, era viernes y los sábados no íbamos a la orquesta "Lo sé, pero quería caminar contigo, si no te molesta" Me contestó y en ese momento papá tocó la puerta para que yo viera una nota que me dejó debajo, la nota decía "¿Cuándo vuelves a ver al chico de hoy? Y no olvides decirme su nombre señorita de la sonrisa tonta" Reí y le escribí por la parte de atrás "Lo veré mañana, y no te pediré permiso, sólo lo haré. Se llama Oliver. Tonto eres tú" "ESTÁ BIEN, PUEDES VERLO" Me gritó desde afuera y ambos nos reímos de nuevo.
"¿A qué hora nos veremos y dónde?" Le pregunté a Oliver, supongo que sonrió cuando leyó mi respuesta y eso me alegró. "10 am, en el parque. Espero que mañana si me aceptes el café."
Me acosté de una vez luego de cenar porque quería que el momento llegara rápidamente, a pesar de eso tardé como una hora en dormirme. No dejé de pensar en lo guapo que era, lo inteligente que se notaba y lo celosa que me puse cuando pasó lo que pasó con Samy en la orquesta. Él era tal cual ese chico que siempre yo había soñado. Acostada en mi cama imaginé un día y una vida en la que él era feliz y yo era la causante de su felicidad. Todo fue perfecto en mi mente.