Millonario atormentado, toma dos

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A petición de ustedes, mis queridas y sádicas niñas ;) jajaja, naa, es broma; aunque... En fin :v muchas de ustedes me hicieron la misma pregunta. "¿Y ahí termina?" Pues esa era la idea pero como con ustedes no se puede.... jajajajaja, voy a hacer de esto un fic pero ojo, un fic corto. Tendrá (a lo mucho) doce capítulos y todos estos serán cortos para eso, para que nos quede fácil a todas. A mí para escribirlos, editarlos, y a ustedes para que puedan leer y comentar. Muchas gracias a quien lea y, mis niñas, que empiece la diversión ;) jajajaja. Besos y abrazos, las quiero un montón. 


No puedo dejar de pensar en ella, en lo que pasó ayer por la noche en mi habitación... Todavía me duelen todos los golpes que me dio por eso, porque yo se lo pedí pero no me arrepiento. No lamento ni por un instante tener dos millones de dólares menos en mi cuenta como tampoco lamento estos golpes, lo mucho que me están doliendo porque hacía mucho, bastante que no me sentía como me sentí anoche con ella mientras recibía sus dulces pero fuertes ataques, vivo. Hace mucho que no sentía estas fuertes ganas de seguir viviendo...

Me paré frente a ella y aunque no me creyó (como suele pasar con todas a las que se los he dicho), le confesé que soy un masoquista. Le dije y en su cara había la misma cara de asombro que de seguro hubo en la mía cuando lo descubrí por primera vez, que era un masoquista y que por favor me golpeara. Le pedí que me pegara y que lo hiciera con todas sus fuerzas, que no se contuviera.... Deseaba que desatará toda su ira sobre mí y eso conseguí. Serena se levantó del lugar de donde se encontraba encorvada entre sus piernas llorando y me dio una cachetada como hacía rato no me daban. Me dio un cachetadón como los que ella, mi domadora, solía darme...

—Eso es, así.... De nuevo.

— ¿Qué? ¿Es que es en serio lo que me dijo, señor? ¿Usted de verdad es un...?

—Por favor, —le pedí con la mejilla roja y sin poder apartar la mirada de esos tristes y llorosos ojos azules suyos que me miraban con susto... —hazlo de nuevo, vuelve a golpearme.

—Si eso es lo que quiere...

Me empujó con todas sus fuerzas y me hizo caer al suelo. Luego, recogiéndose la larga falda blanca de estampado floreado y haciéndose a horcadas sobre mí, empezó una serie de fuertes cachetadas que lo único que hicieron fue eso, complacerme. Las cachetadas que me daba y los insultos que me decía me excitaron a más no poder....

— ¡Maldito idiota! ¡¿Quién demonios se cree que es, el dueño del mundo?!

—Sí, sí, así.

Me prendí de sus pequeñas caderas y sonreí con los ojos cerrados mientras ella me seguía pegando....

—No te detengas....

— ¡Quíteme las manos de encima!

Protestó después de darme la última cachetada que me dio en la noche y poniendo sus manos sobre las mías, las que me transmitieron el calor que su coño sobre mi dura verga me transmitía, trató de apartarme pero no pudo. No se lo permití...

— ¡¿Qué es lo que pretende?! Pensé que a los masoquistas solo les gustaba que les pegaran y usted, usted está...

— ¿Puedes sentirme, verdad? —Me prendí más fuerte de sus caderas y se lo rocé con fuerza— ¿Verdad que sí?

—No se atreva a hacerme nada de lo que sea que esté pensando porque no puedo, soy virgen.

—Oh, pequeña, —sonreí, sonreí con malicia y en un extraordinario movimiento, en donde gracias a Dios no le hice daño, la giré y la dejé en el suelo. Quedé sobre ella y la detuve por las muñecas—si le dices eso a un hombre como estoy yo, excitado....

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