[Tsukiuta] Me queda tu sombra (YouxYoru)

Parte uno

Disclaimer: Tsukiuta the animation es propiedad de Tsukino pro. Canción de India Martinez.

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Yoru llevaba días sintiéndose un poco vacío. Suspiró una vez más en lo que iba de esa noche, mientras veía como todos sonreían tan brillantemente, parecían las verdaderas estrellas de la ribera nocturna, como siempre, ignorando todo lo que pasaba, o quizá sabiendo más de lo que debieran. You le sonreía a todas allí, y a él no le quedaba de otra más que hacerlo aunque dentro sólo quería dormir. No se sentía, como siempre, preparado para aquello.

Había un dilema que lo estaba engullendo de forma voraz.

El muchacho pelirrojo no parecía captar que su pareja no estaba lo suficiente cómodo en el sitio, ni se percataba de que comenzaba a tener dudas sobre cómo llevar a cuestas el secreto de que eran pareja sin terminar alguno de los dos, heridos.

Una vez salieron del escenario, You se acercó a cada muchacho de su unidad, y les dio un apretón de manos o un sencillo abrazo como correspondía, mientras sonreía orgulloso por otro buen concierto.

Vio algo alejado a Yoru, por lo que, curioso, se acercó a él. Yoru se volteó ligeramente, para quedar cara a cara, con quien se le había acercado por la espalda y le había abrazado por la cintura pegándolo a su cuerpo.

Ya era una costumbre de aquellas mágicas. Pero Yoru sólo sintió las mariposas inquietas, "¿sólo eso?" se preguntó, y había comenzado a notar poco a poco que no sentía nada más que nervios... eso de cierto modo, le estresaba y le frustraba.

Quizá demasiado.

Yoru no era partidario de mostrar sentimientos que no tenía, y comenzaba a temer. Amaba a You, quizá sólo su altibajo era emocional, y no tenía que ver con su físico cansado por todos los conciertos y cuidados de la casa donde todos vivían. Sí, debía ser eso.

-¿Te pasa algo? –Preguntó You, mirando a los ojos oscurecidos de Yoru gracias a los focos apagados.

-No... –Respondió, deseando que el de orbes violetas notara que mentía, que le reprochara, que le dijera algo pero... nada.

El pasar de los días le agotaba, su desestabilidad era algo que le desesperaba. Era claro que le disgustaba sentirse así, y le desagradaba el sentir que era lo insuficiente para You.

Había comenzado a evitarle para no explicar su decaído ser. Evitaba sus cómodos brazos envolventes, sus caricias suaves en el cabello, su sonrisa que muchas veces dejaba estragos en su estómago, sus dedos que acariciaban con sutileza la comisura de sus labios cada vez que quería besarle, y evitaba, por sobretodo, el crear más recuerdos a su lado.

Era una inseguridad que le hizo prometer no besar su boca por mucho, mucho tiempo.

Hasta que simplemente cerró sus ojos, un día de invierno, en su balcón, mientras el vaho subía, se volvía invisible a sus orbes, y se perdía en lo alto del cielo plomizo. Su sombría mirada daba tanto que inferir, quizá nada al mismo tiempo, sus dedos amoratados por el frío le comenzaban a quemar, y su suspiro se convirtió en una nubecilla de vapor que, nuevamente, subía alto y desaparecía, perdiéndose como sus pensamientos.

Si tan sólo no hubiera creído que todo iría bien, si se hubiera tomado todo con más calma, si... tantas cosas, entre ellas, no hubiera evitado a You, no habría sentido dolor mientras sus lágrimas caían de a poco, y su pecho se oprimía de una manera brutal sacando a flote su pena en forma de calidad lágrimas que se enfriaban a causa del frío viento.

Los ojos de You eran su vida, entonces, ¿qué podía hacer para retenerlos por un poco más de tiempo? Sólo pensar en el flujo del reloj ya le provocaba una ansiedad que le carcomía cada célula con nervio.