Era un día típico como todos los demás, yo volvía del colegio Sant George en una combi, eran eso de las 4:30 cuando recibí un Whatsapp de mi Mamá que decía "Cuando llegues tenemos que hablar" No entendía nada, no había hecho nada... bueno nada, ¿sería por qué el finde semana salí? No creo, Mama me deja salir ¿o sería que llegue muy borracha a lo de Belen?
-Belu, por casualidad tu mamá no le dijo nada de como llegue el domingo a tu casa- Belen estaba en la butaca de adelante.
-¡No! Si ni nos vio, llegamos y te metí en la habitación rápidamente- Se giro para mirarme-¿Por? ¡Jodeme que tu mamá se dio cuenta! ¡Muero necesito estar ahí para ver cómo te reta tu mamá!
Eso suponía y la verdad es que no estaba nada contenta de lo que pasó ese sábado pero uno cree poder controlar el hecho de cuanto alcohol puede soportar pero déjenme que les diga que eso es mentira. Lo peor es que no sólo le había fallado a mi mamá mintiéndole, si no que a mi misma. Yo no era de esas chicas que salían todos los fines de semana a bailar y terminaban en el baño del club tiradas o de las que se van con cualquier chico.
-¡NO SEAS MALA!- juro que las palabras de Belu me dieron ganas de llorar pero contuve las lágrimas.
-Tranquila, no te va a decir nada tu mamá es buena onda y seguro que si le decís la verdad sobre lo vivido el sábado en Pacha no te va a retar ni castigar.
Era cierto lo que decía Belen, si le contaba todo lo que había pasado ese sábado no me iba a decir nada, sólo que tenga más cuidado.
Luego de media hora la combi frenó frente al edificio donde vivía. Baje, salude al Cacho el portero y me subía al asenso, presione el botón que tenía marcado el número 8. Llegue hasta la puerta de mi departamento, abrí y cuando mire hacia adelante encontré a mi mamá con un señor de unos 50 años en el sillón gris del living. No tenía idea quien era ese señor, cuando me vieron ambos se levantaron del respectivo sillón. Mi madre se acercó hacía mi.
-Hola hija-me abrazo fuertemente- Te presentó a Carlos Rivas Gutiérrez.
Me quede helada. Ese señor alto, flaco, de pelo gris era mi padre.
Nunca en mis 16 años había visto a mi padre, al parecer mi mamá y Carlos se conocieron cuando mi mamá fue a estudiar a Madrid, ahí comenzaron a salir pero su relación no duró mucho y cuando mamá se enteró de que estaba embaraza ya había vuelto a Buenos Aires, no sólo eso cuando decidió contarle de mi existencia como feto Carlos se iba a casar con una mujer y mamá decidió no contarle. Ella creía que ese corto romance no tenía que destruir el matrimonio de dos personas. Así que lo único que yo sabia de mi padre eran tres cosas 1) Que había estudiando Ingeniería en la Complutense de Madrid 2) Que vivía en Madrid y 3) Que estaba casado o eso era lo que supuse tantos años.
-¿Como mi papá?
- Si Emilia, es Carlos tu padre biológico- mi cara de sorprendida y no estar entendiendo lo que pasaba a mi alrededor era tremenda- Te acordas del señor que te conté salí un tiempo en Madrid y resultó ser tu padre...
-Si me acuerdo.
-Bueno es él.
Literal que no entendía nada, él señor que estaba sentado en mi living era mi padre y yo no sabia que decir. Nunca se me había pasado por la cabeza que iba a conocer a mi papá, no es que lo deseara pero cuando mamá pregunto si yo quería conocerlo mi respuesta fue "No, la verdad me da igual"
Al notar mi cara de estupefacción Carlos, es decir, mi padre se levantó del sillón y camino hasta la puerta donde estábamos mi madre y yo.
-Hola Emilia, supongo que tendrás muchas preguntas para que te conteste- acto siguiente me dio no uno si no dos besos (creo que fue el hecho de que es Español)
-Hola- estaba inmóvil- mucho gusto.
-Voy a prepara un café- dijo mi madre- creo que hay mucho de lo que hablar.
Pasamos toda la tarde hablando, Carlos me contó sobre cómo había llegado a encontrarme y se debió a que mi Tía Gabriela se lo había encontrado en una convención de Ingenieros y le contó sobre mi existencia, según Carlos la intención de mi tía no fue decirlo pero al parecer se le escapó y bueno... es ingiero por consiguiente saco las cuentas y supuso que aquella hija que María Laura había tenido era también su hija. Así que le contó a su mujer y se vino a conocerme. Trato de preguntarme sobre mi vida pero era obvio que yo estaba tensa y que no me sentía nada cómoda. Hasta que comenzó a preguntarme sobre que iba a estudiar cuando termine el secundario.
-Pues, si no me equivoco en muy poco terminas el... ¿como le llenan aquí?
-¿Secundario?- eso de que los españoles tiene un vocabulario bastante acortado déjenme decirles es verdad- Creo que voy a seguir arquitectura en la Complutense de Madrid, al igual que mi madre pero mi deseo sería hacer toda la carrera ahí.
-Ya te veo a ti como a tu madre por Madrid, recorriendo todos esos recovecos- miro a mi madre, ambos comenzaron a reírse- mira justamente tu madre me había comentado de tu plan de irte a España y pues le he ofrecido a tu madre que te vengas a vivir estos dos últimos años de secundario conmigo y mi mujer, y de este modo no tendrías ningún problema a la hora de aplicar a la Complutense.
-¿Qué? ¿Cuando nos fuimos de tema?
-¡María Emilia!
-Déjala, es cierto es mucho pedir a tres horas de conocernos.
-Es que no entiendo, ¿me estás pidiendo que me vaya a vivir a España con vos?
-Si es lo que quieres, mi apartamento de Madrid está a tu disposición.
-¡Me encantaría! Pero ¿y el colegio? ¿Y la convivencia? ¿Tu mujer que va a decir de mi?-Lo que Carlos estaba proponiendo era una locura.
-Ha decir verdad hija, Carlos y yo estuvimos hablando durante un tiempo y creemos que sería una buena idea que te vayas a vivir a Madrid con él y su familia.
-¡Mamá! ¡Vos sabias de todo esto y no me lo dijiste!- esa de mentirme no me había gustado nada.
- ¿Como vos lo del sábado?
-Bueno Maria, creo que nos estamos llenado del tema- al parece Carlos me tiro una ayuda y evitó que mi mamá me retara por lo del sábado- tu madre y yo comenzamos a hablar hace unos mese cuando tu tía metió la pata y me contó sobre tu existencia y desde ahí habíamos planeado que tú y ella viajasen a Madrid y nos conociéramos ahí, sin embargo tu madre tuvo un imprevisto con el trabajo y como no pudieron ir, vine yo. Esa es toda la historia pero tú, tú no has contestado mi pregunta ¿Querías venirte a Madrid?... disculpa debes entender a este vejete pues a lo mejor porque no te lo piensas y luego antes de irme o mañana me dices tú respuesta.
Madrid... Madrid, siempre había querido irme a vivir a esa ciudad que parecía ser tan llamativa y cautivadora. A decir verdad vivir en Madrid era uno de mis grandes sueños, en esos que anhelamos toda la vida. Pero por otra parte era de algún modo lo que llamamos los argentinos "tirarme de cabeza a la pileta" es decir, irme a vivir con Carlos y su familia era todo un acertijo sin resolver. No, no iba dejar pasar esta oportunidad de irme a vivir a Madrid antes de lo pensado y con la presencia de mi "padre" qué raro suena decir esa palabra P-A-D-R-E. En fin en menos de media hora tenía mi respuesta, si bien yo amaba Buenos Aires y acá estaban mis amigos y mi familia, no pensaba dejar mi gran oportunidad de irme a vida España.
-¿Queres quedarte a cenar Carlos?- mi madre estaba distinta, cuando la mire atentamente vi un pequeño brillo en los ojos que no era usual.
-No gracias querida, ya es hora de partir hacia mi hotel debo dormir un poco- se levantó del sillón gris saludo a mi madre con dos besos y antes de que ella lo acompañe a la puerta camino hasta el otro sillón que estaba enfrente al gris, me levante lo salude y me dijo- Vale que eres hermosa y buena como tu madre, Laura creo que has hecho un gran trabajo.
-Gracias Carlos...
Decidí interrumpir.
-Disculpen, Carlos ya sé que quiero hacer.
-Vale dilo- dijo con una gran sonrisa en la cara.
-Me quiero ir con vos a Madrid.
-Jaja- me acarició la mejilla y dijo- Claro hija, nos iremos el viernes a la noche.
Luego de mi decisión Carlos se marchó y yo comencé a pensar que podría pasar en Madrid, las cosas que me podría llevar y las que debería dejar, como mi madre. Nunca nos habíamos separado más de un mes y ahora está decisión de irme por casi dos años a España me chocaba.
-Ma...
-¿Que pasa hija?
-Vas a estar bien cuando me vaya o preferís que me quede.
-¡Estás loca! Yo voy a estar bien, te tuve junto a mi por 16 años y creo que es tiempo de que tu papá disfrute de vos. Yo les robe mucho tiempo a ustedes y deben aprovechar el que les queda.
-No digas eso, vos no le robaste tiempo a nadie.
Esa noche mamá volvió a contarme cómo había conocido a Carlos y a su familia, sus aventuras en Madrid y mil anécdotas más. Era casi imposible en menos de tres días me estaba mudando a Madrid con quién era mi padre. Impensable.