Es muy probable que las plantas de plástico, con sus opacos tallos y virtuales hojas -además de sus diminutas "raíces"- sean motivo de un catastrófico riesgo, posibles causales del fin del mundo como lo conocemos.
Esto se debe a que la Gran Entidad Reguladora de Aires (o la GERdA), en su cuasi omnisciencia podría un día confundirlas con plantas reales, suministrando así al planeta con niveles de CO2 superiores a la capacidad de carga de la población actual vegetal. Este superávit del gas tóxico no sería transformado en oxígeno por las plantas plásticas, que en su inutilidad se remitirían a presenciar, siempre tan erguidas, la frenética muerte colectiva de nuestro mundo.