Desiciones

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Dicen que el día de tu boda es la más feliz de tu vida. Pero ¿cómo no lo podría ser? Cuando unes tu vida con la persona que amas.

Sigo en el el altar, miro a Ágata, mi futura esposa, y pienso ¿cómo podría ser más afortunado? La iglesia es hermosa, un coro maravilloso, se puede percibir el ambiente lleno de alegría y nostalgia.
-si alguien se opone a esta boda, ¡qué hable ahora o calle para siempre!- replicó el padre con un tono como si quisiera que alguien lo escuchara, se oyó que alguien tocaba suavemente la puerta de la iglesia desde el otro lado, todas las personas voltearon hacia atrás, en un acto melodramático un hombre bien vestido entra empujando fuertemente la puerta. Murmullos y voces se escuchan, la tensión está en el aire, aunque no puedo reconocer la cara de ese hombre, me pareció familiar. El joven y apuesto hombre miró a su alrededor, mi esposa me apretó la mano en un intento de calmarse, cerró la puerta delicadamente, y se disculpo por interrumpir cortésmente y siendo discreto, dio unos pasos adelante y se sentó en una butaca.

-entonces- prosiguió el sacerdote, algo confundido al respecto.
- ¡si no hay nadie que se oponga a esta unión, yo los declaro marido y mujer -mi esposa me mostró una gran sonrisa, aplausos se escuchaban en el fondo, era un momento vigoroso. -puede besar a la novia.

sin duda alguna este era el comienzo de una buena vida, mientras besaba a mi esposa la gente gritaba y aplaudía, era perfecto. Nos alejabamos de la iglesia tomados de la mano, la gente -como es de costumbre- nos arrojaba arroz en señal de suerte.
Subimos al auto para ir a nuestro salón reservado para la celebración, yo planeaba manejar pero mi esposa me había quitado el puesto cuando tuvo oportunidad, entre risas y celebraciones nos pasamos rápido el camino.

Al llegar a nuestro destino nos preparamos para la llegada de los invitados, dimos un último chequeo para verificar que absolutamente todo estuviera donde debería.

Horas más tarde comenzó el baile, ya todos los invitados se encontraban, o eso creía, vi en una mesa estando solo aquel hombre que hacía unas horas había hecho una escena en la iglesia, no quería problemas así que creí que lo mejor era que le preguntara si era familiar de Agata, no lo pensé ya que conozco a todos sus familiares y amigos.

Mientras me acercaba, mi madre se atravesó en mi camino muy entusiasmada y algo extraña.

-Cariño, ¿pero a dónde vas? se supone que debes de estar con tu esposa-me replicó-no te preocupes ella está algo entretenida en la pista de baile, solamente voy con ese hombre de ahí- señale al hombre sentado en la silla, me seguía pareciendo familiar.

-no, no, cariño ve con tu esposa,estoy segura que quiere bailar contigo- mi madre la volteó a ver y vio que estaba ocupada bailando con otro hombre, especulé que era uno de sus conocidos.

-no te preocupes solamente tardaré cinco minutos- le advertí.
-está bien pero no tardes demasiado no quiero que pases una mala noche-. Mi madre siempre había sido así de preocupada ante cualquier cosa que tratase de mi.

Me iba acercando al hombre, el por lo visto no había notado que me acercaba a él, observaba su perfil mientras él miraba a la derecha, era realmente atractivo, también tenía un muy buen gusto para la ropa.

Me detuve al lado suyo, saque otra silla y me senté en ella, no volteó a mirarme, tal ves no me escuchó por la música.

-¡hola! Disculpa, eres amigo de Aga...

El atractivo hombre me miró, él era sorpresivamente una ex pareja mía Damian Tavalas, nunca olvidaría su nombre, él tenía un origen griego, creí que nunca lo volvería a ver, y menos en mi boda, por lo visto se había dejado la barba, lo seguí admirando por un momento.

-pues no exactamente un conocido de la novia, pero si un amigo muy cercano al novio- soltó una pequeña risita, se veía espectacular vestido de etiqueta.

-Damian, por dios ¿qué haces aquí? No es por sonar grosero ni nada por el estilo, pero ¿quién te invitó?.

-no te preocupes admiro tu atrevimiento, pero ser un amigo de tu madre te da muchos privilegios- él tenía razón, mi madre era una mujer muy influyente y muy sabia al momento de escoger sus amigos.

-me sorprende que estés aquí, aún no pierdes tu atractivo, ni tu buena forma de vestir.

-no hables como si lo nuestro hubiera acabado hace años, pero cuéntame, ¿cómo conociste a...?

- Ágata, ese es su nombre, y pues no hay mucho que decir, mi madre me la había presentado, y aunque cuatro meses no te muestran como es una persona en su totalidad, siento que aún así debería de confiar en ella -. En lo que llevábamos hablando Damian no dejaba de sonreír, por una de esas razones yo lo amé.

- vaya, pero si terminamos hace cuanto meses, si no recuerdo mal -. Al parecer él no había olvidado nada, al igual que yo, me sentía muy culpable por haberlo dejado por otra persona, pero si quería tener un verdadero futuro debía de comprometerme como a mi madre siempre soñó.

- sí, así es, hace cuatro meses, que rápido pasa el tiempo ¿no crees? - tenía que cambiar de tema para no poner las cosas incomodas- si tres años juntos y todo se resume en un instante- tres años de noviazgo, yo estaba seguro de que lo amaba.

-pero no te preocupes por mí- me habló en un tono acogedor -algún día encontré a alguien como tú.

En ese instante sentí un nudo en la garganta que no me dejabani respirar, tenía que sostener las lágrimas, porque eso ya había quedado en el pasado o eso pienso.
-pero, creo que necesitaré mucha suerte- soltó una risa no muy sonora, el me motiva a ser una gran persona y un ser optimista.

-hey, ¿no te apetece bailar? Ya sabes un último baile- lo mire fijamente, me levante y le pedí su mano para que fuera conmigo.

En la pista Damian le pidió al encargado una canción lenta, me encantaba que fuera un detallista, me tomó de la cintura, y yo puse mis manos sobre sus hombros, él gozaba del privilegio de ser más alto que yo, lo cual era romántico en su momento, recargue mi cabeza en su pecho, hacia tanto que no me sentía así protegido, lo mire, de pronto ambos nos encontramos en un profundo beso, el último beso.
Extrañaría tanto estar con él, lo seguía amando, lo amaba como ni siquiera yo tenía idea.

El resto de la velada tuve que estar con mi esposa, estaba seguro que ella no me había visto con Damian, seguíamos teniendo un poco de contacto visual, más tarde él tuvo que retirarse, me dolía su despedia.

-fue muy entretenida la noche, gracias Anthon, les deseo suerte a ambos en su Matrimonio. Oh y por cierto Anthon, toma.

Damian me entregó un sobre pequeño, en la parte de atrás decía. "leelo cuando estes solo de preferencia".

-Suerte Damian- de dije en forma de despedida.

Estando en mi casa con mi esposa me dispuse a abrir el pequeño sobre en lo que ella se daba un baño largo. El sobre contenía una pequeña carta y algo más que en unos momentos voy a sacar. La carta decía:

"Estimado Damian, de antemano y sinceramente pido disculpas por no llegar a ganarme un lugar en tu futuro, por no haberte amado lo suficiente como para que pudieses aceptar estar conmigo, antes debí de pedirte una oportunidad, pero me abrumaba el pensamiento constante de no llegar a ser lo suficiente para ti, cuando me enteré de tu matrimonio tube un momento melancólico, pero como no asistir al día más feliz de una persona que estimo mucho, tomaste muchas desiciones, pero estoy seguro de que tomaste la que te pareció más correcta".

Con cariño, Damian.

Cada línea que leía me llenaba de tristeza, de odio, porque no se trataba de que mi madre fuera feliz porque yo hiciera lo que ella no logró, porque no se trataba de que las personas me aceptaban por estar con alguien que realmente amaba, sino de mí, de lo que en realidad quería, un futuro con quien amaba.
Proseguí a sacar lo siguiente de el pequeño sobre tratando de calmarme, era un hermoso anillo dorado, tenía grabado, "para mi eterno amor, Anthon".
Ya era tarde, era mi culpa, me venía una vida llena de remordimiento, por no haber aceptado lo que en realidad quería...

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⏰ Última actualización: Apr 25, 2017 ⏰

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