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"¡NUNCA ECHARSE PARA ATRÁS!" Le grito a Kieran.
No era demasiado difícil de entrenar, podía hacer movimientos de lucha básicos y bloquear. Pero al final, cuando pensó que estaba a punto de ganar, poco a poco se desató y se aflojó.

 Idiota.

Lo tiré por encima de mi hombro y el se dejó caer al suelo del sótano en un instante.
"Eres débil, necesitas fortalecerte, no mas comida azucarada" Dije
"¿Ni siquiera pizza?" El se quejó.

"Ni una rebanada." Dije con una mirada puntiaguda. "El entrenamiento ha terminado." Dije, señalando la salida.
"Niños." Murmuré para mí. ¿Por qué la gente trajo esa clase de carga a su vida y la llaman una bendición? No entiendo esas cosas.

Todos nos sentamos alrededor de la mesa en silencio, con un plato de verduras cada uno y un vaso de agua. Riley y yo comíamos en silencio mientras el chico apenas y fruncía el ceño ante su comida.

"¡Kieran, sólo come un poco al menos!" Miró a Riley quien era la que hablaba.
"No." Dijo con severidad.
"Bueno." Dije, tomando su plato y volviendo con un tarro de Nutella y una cuchara. Se lo entregué en sustitución del objeto anterior lleno de vegetales.

Él sonrió como un niño el día de Navidad cuando abrió el frasco y se preparó para comer. Hasta que le esposé la mano izquierda a la mesa. Me miró asombrado mientras golpeaba su mano sobre la mesa.

 "Pero por cada bocado que comas, pierdes un dedo." Gruño, recogiendo mi cuchillo con el que originalmente había planeado comer.

"A-Alex él es sólo un niño!" Riley gritó y tartamudeó.
"Sí, un niño que no conoce la obediencia."
"Estás bromeando" El muchacho dijo con una sonrisa maliciosa

"Joder, ponme a prueba" Y con eso, él agarro una cucharada de Nutella y la metió en su boca. Él masticó alegremente, tragando y volteándose para sonreírme.
"Ves, yo sabía que usted no..." Él no terminó esa oración y soltó un grito agonizante debido a la pérdida de su dedo meñique.

Te dije que no leyeras este libro.

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