Capítulo 23. La Noche en Namida.

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Los siguientes días libres de Aura los pasaron en el mismo parque, ya que el Circuito Cerrado no había sido arreglado, los chicos tenían mucho tiempo libre y aprovechando eso trataban de enseñarle a Tet a maniobrar los bastones y algunas cosas de malabarismo, que gracias a su buena memoria podía imitar casi a la perfección una vez que entendía la mecánica de los movimientos. Desgraciadamente gracias a su terrible condición física, su buena imitación también le dejaba las articulaciones y los músculos de los brazos doliendo por horas.

Después de todas las maniobras que le enseñaron Odori y Joma, de las cuales para que entendiera la mitad tuvieron que encontrar nuevas formas de explícale, Tet agotado y no queriendo estar resentido todo el día, se mantuvo sentado viendo a los chicos seguir con sus rutinas. Misma que cuando preguntó para qué eran, le comentaron que por esas fechas solía realizarse el Festival Escolar de Invierno y ellos esperaban que reuniendo firmas y patrocinio para que algo así como un consejo les diera permiso de que las escuelas de esas zonas ―o por lo menos los alumnos y familiares del Circuito Cerrado― realizaran el festival normalmente.

Esa tarde no estaban en el quiosco que era utilizado por un grupo de recitación o algo así, por lo que ellos estaban en la parte de abajo, como siempre, acompañados por Aura.

— ¡Rayos!

La repentina exclamación de Joma cortó la conversación que tenían sobre si debían cambiar un salto por un deslizamiento. Tet sólo los escuchaba sentado con la espalda pegada a la pared, cubriéndose del sol que ese día, pese al fresco viento, estaba muy fuerte. Y su amado organismo tenía más de un forma de resentirse.

— ¿Qué pasa, Joma? —le preguntó Odori.

Aura tampoco estaba muy lejos, sentada en las bancas del otro lado de la explanada donde ellos practicaban alzo la vista de un libro que había llevado, aburrida de que esos niños pasaran de ella siempre.

— Ahí viene George.

— ¡Ay, no!

Después de decir eso Mili rápidamente se escondió detrás de Odori, y Mireya puso los ojos en blanco. Luis también pareció fastidiado. Y Aura murmuro un niños que nadie escucho, regresando los ojos a su lectura.

— ¿Quién es George? —preguntó Tet, captando la atención todos sin moverse de donde estaba.

— Es el sobrino del Jefe de Alfa, el Coronel Méndez ―le respondió Joma.

— Si ―se quejó Mireya―, y es un pesado por eso. Igual que su tío.

— ¡Shhhh!

Sin levantarse de donde estaba Tet alcanzo a ver a un chico de cabello rubio de ojos azules, alto ―tanto como Joma―, y un caminar extraño, muy llamativo pues parecía que su barbilla estaba más arriba de lo normal. Se acercó a ellos directamente, sin quitarle los ojos de encima a Odori.

Era seguido por otros tres; dos chicos de un cabello rubios más oscuro, ambos de complexión gruesa, pero no tan altos. Y una pelirroja de cuello largo y labios pintados de un rojo muy llamativo.

— Pero miren quienes están aquí —dijo con un fingido tono de sorpresa—. Siguán practicando pero de todas formas no tendrán permiso para organizar su tonto festival.

— Supéralo George, nosotros por lo menos lo intentamos por nuestra cuenta ―soltó Odori mordaz mente―. Tú en cambio vas y le lloras a tu tío.

— Es bueno que lo tengas claro —se fijó en Tet que no se había movido de donde estaba—. ¿Y tú quién eres?

Aura puso los ojos en blanco pero no dijo nada, conocía a la perfección a ese niño. Tenía como 16 años y era bien conocido por ser el sobrino consentido del Coronel de Alfa, motivo por el cual era tan pesado que su dulce sobrina no lo soportaba. Sintió pena por Tet pero refería dejar que ellos lo arreglaran a su modo, después de todo eran cosas de niños, pensó ella.

TENEBRAE La Catástrofe de TonalliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora