Chapter I

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Oscuridad, solo eso había en mi mundo, o eso digo yo. Solo veo oscuridad, pero no me asusta ni desagrada, de hecho, ya estoy acostumbrada.

-¡Levántate ya!- Grita Catherine, mi "sofisticada" aunque algo dulce, madrastra, desde el piso de abajo... ¿Sinceramente? No me quiero levantar... Si tan solo pudiera alargar las horas...- ¡Luna! Hablo en serio. ¡No me hagas ir y bajarte!

-"Dios, por favor... Dale un día libre a esa pobre mujer..."- Imploro en silencio, mientras postergo la conversación que tenía con la otra voz dentro de mi cabeza.

Me desperezo y dejo que las sábanas rueden por mi pijama a tirantes negra con algunos diseños de líneas abstractos plateados con algunos detalles morados. Mi ropa de cama morado con negro, azul y plateado simulando olas, cubre mis piernas.

Me siento en el borde de la cama, dejando al descubierto mis piernas, mirando mis pies pensando en como salir de la situación en la que me encuentro...

Mi padre, muerto hace dos años, en aparentemente en un accidente de auto. Mi madre en un lugar de un país lejano, como único recuerdo el collar de plata en forma de luna llena... Mi luna favorita.

Sé que solo hay una luna, pero esa etapa de la luna en específico me encanta, ni se si se debe a mi nombre o porque simplemente adoro como brilla en el cielo, bañando todo con su luz plateada.

Aunque si les soy sincera, los lobos me atraen muchísimo, y se pueden escuchar los aullidos que estos hacen durante las tres noches de luna llena, creo que ese es otro factor que hace que me guste.

Pero volviendo al tema...

Papa se casó con Catherine hace tres años, al principio no me agradó la idea, pero con el tiempo ella empezó a comprenderme, a mí y a mi silencio, así que puse de mi parte y no nos llevamos tan mal.

Se que ha de ser difícil tener dos hijos (un chico y una chica, gemelos para rematar) apenas con 12 años y empezando a entrar en la tormentosa adolescencia, ¡Pero tengo 16! Y ya tengo muchísimos problemas que tengo que lidiar por mi cuenta como para encargarme de esos dos.

Termino de ceñirme la blusa de olas color morado y plata, me miro al espejo.

Mis viejos jeans color azul están algo desgastados, pero pese a eso me quedan bien con la blusa, estos son cómodos y se amoldan bien a mi cuerpo (aunque no le doy mucha importancia a esto), me he tejido mi largo y liso cabello con puntas plateadas a modo de trenza, mis ojos color chocolate tienen unos leves reflejos dorados y café claro y están íntimamente mezclados, así que debes concentrarte y detallarlos mucho para poder ver la división de colores, mi blusa no tiene mangas, a demás es amplia y larga al final, mi piel color crema.

Soy ligeramente alta, mido 1,65 cm, esto es culpa principalmente por mi delgadez casi enfermiza, algún día iré con un médico para saber el porqué de esto.

-¿¡¿¡ Ya estas lista?!?! ¡¡Es tarde!!- Grita Catherine otra vez, aunque con un tono más calmado, seguro asume que debo llevar tiempo despierta, cosa totalmente cierta. Aunque se que ella es amable, enojada tiene un carácter de los mil demonios.

-¡Ya voy!- Contesto.

Por los gritos se despierta Silver, mi erizo color caoba con puntas blancas. Emite un pequeño quejido y me mira algo aturdido, aunque no lo culpo en lo absoluto, si alguien me despertara así de improvisto me hubiese visto igual.

Me acerco a él y le acaricio la cabeza, donde las púas son más cortas, él acepta el gesto y se acerca un poco más, buscando algo más del contacto.

-Buenos días Silver, ¿Dormiste bien?- Pregunto con algo de dulzura, aunque normalmente no soy ni dulce ni cariñosa con nadie.

Se que parece un poco extraño hablarle a un erizo de esta manera, pero a diferencia de las personas que le hablan a sus gatos, perros o la mascota que tengan, por alguna razón soy capaz de "comunicarme" con los animales, bueno no es como si entablara conversación ni esas cosas, pero soy capaz de saber con extrema facilidad lo que tienen en mente.

Él separa un poco su cabeza y me mira a los ojos algo fastidiado, entiendo perfectamente el mensaje: "¿Tú como crees?"

-Sí, lo sé, pero sabemos que no tiene la culpa de ese genio que tiene.

"Sí, también lo sé, pero ¿En serio? ¡Nosotros no tenemos la culpa!- Le acaricio de nuevo y veo como se relaja un poco.

-Ya te traigo algo de comer, luego a clase- Le dije pues aún luego de tres años no confío mucho en que Catherine sepa cuidar apropiadamente de Silver, a demás que pude obtener un permiso de la directora para llevar a Silver al instituto, a cambio de no permitir que salga en clase ni que la interrumpa de ningún modo.

Tomo mi mochila, la cual estaba cerca de el pequeño rincón que pude acondicionar para que Silver no estuviese en una jaula; y salí rumbo a la realidad fuera de mi habitación.

El Dilema Entre La Luna Y El Sol [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora