||Único||

4.8K 848 104
                                    

JiMin miró a YoonGi una vez terminado su última canción, habían acabado con Spring Day y JiMin no podía sentirse más satisfecho al escuchar como las fans norteamericanas coreaban sus nombres, pidiéndoles, exigiéndoles otra canción. Estaba extasiado, más que emocionado, sentía su corazón golpear contra sus costillas y como su cuerpo hormigueaba por el cansancio mientras el sudor caía de su frente.

Y para cuando sus ojos viraron a la única dirección que deseaba en esos momentos, se sorprendió de encontrar a YoonGi, igual que él e incluso mucho más cansado pero con una enorme sonrisa en el rostro, desprendiendo ciertos brillos a través de sus ojos.

La emoción creció en su pecho, si YoonGi se volteaba a verle en esos momentos estaba seguro que saltaría a sus brazos y llenaría su sudadera de lágrimas. Había esperado tanto este día, desde su juventud, desde adolescente, JiMin aún podía recordar como había sido la sensación de agobio cuando se decidió por decirle a sus padres que quería ser un idol o lo complicado que fue olvidar sentimientos tan necesarios como el amor para llegar a donde estaba ahora, sobre un gran escenario, mostrando su música al mundo y haciendo lo que le gusta.

Si, definitivamente aún podía recordarlo, su triste amor de adolescencia.

Ambos eran un par de jóvenes sentimentales para aquellos tiempos, los cuales se guiaban mucho por las opiniones del resto y es que a la edad de 15 y 17 años, ¿Quién no lo haría?

Solo de algo podían estar seguros, sabían que una vez que se conocieron en la escuela de artes de Busan, justo al último periodo en la sala de música, exactamente a las 15:01 p.m, nada más fue igual. Comenzaron a encontrarse a escondidas en el patio trasero, debajo de las escaleras de seguridad o entre las estanterías al final de la biblioteca, dónde nadie más podía interrumpir, dónde nadie podía descubrirlos, y aunque al principio solo fueron 'quedadas' para hablar sobre música, la tensión se notaba en el ambiente cuando, accidentalmente sus manos chocaban o sus ojos se posaban más de lo debido en los labios del otro. Hasta que al final, en un atardecer como cualquiera en la silenciosa biblioteca, JiMin intentó pararse del suelo donde estaba sentado pero su pierna se doblo a causa de los largos minutos en la misma posición y término por caer sobre YoonGi.

Todo fue muy rápido, ambos sintieron un toque suave en los labios, un leve roce que hubiese pasado como desapercibido de no ser porque ninguno podía moverse. YoonGi estaba sorprendido y JiMin podía notarlo cuando vió como sus ojos se abrían más de lo que alguna vez lo hubiese visto, y justo cuando una punzada se instaló en su corazón de cristal al pensar que su mayor le repudiaria, una mano llegó hasta su nuca, reforzando el contacto de sus labios contra los delgados de YoonGi.

YoonGi había cerrado los ojos y por inercia él también lo había hecho, ese había sido su primer beso, ese también había sido la primera vez que entrelazaron sus dedos y la primera vez en el que le habían susurrado palabras bonitas al oído.

Pero a pesar de la gran felicidad de que aquella persona especial se robara tus primeras veces, el temor a ser descubiertos había sido tal, que ninguno había podido obtener la dicha de contarle por primera vez a un amigo, lo que era estar enamorado.

Sin embargo, el estar enamorado traía sus maniobras, a pesar de que sus corazones temblaban un poco ante la idea de ser descubiertos no podían evitar encontrarse todos los días en sus zonas de confort y amarse lo suficiente que el tiempo podía otorgarles. Así que, cuando llego el último día de clases de YoonGi, la noticia había pasado casi inadvertida para JiMin, ambos lo sabían, que su tiempo siempre fue limitado, YoonGi saldría primero al mundo de los idols y luego vendría él.

Y seguirían sus vidas por separado.

El instante en el que les tocó despedirse no fue nada más ni nada menos que entre los arbustos de un parque a altas horas de la noche, fue algo breve y momentáneo, un beso había sido robado, un adiós había sido pronunciado y sus manos por fin se habían separado.

Ninguno lloró ni derramo lágrima alguna.

YoonGi se había ido a Seúl al ser aceptado en una agencia desconocida para él, y JiMin siguió estudiando un tiempo más antes de presentarse en una audición.

JiMin estaba consciente de que debía seguir con sus sueños, que a pesar del dolor que guardada con recelo a causa de un corazón roto, debía seguir y mantenerse fuerte.

¿Pero cómo podía mantenerse fuerte cuando, en su primer día de trainee se había vuelto a encontrar con aquel que había causado su enorme malestar? No lo sabía, y al parecer YoonGi tampoco. Solo se miraron y se saludaron como si fuesen unos completos desconocidos y para sorpresa de ambos, esa misma noche volvieron a esconderse después de la práctica y sus manos volvieron a rozarse como hace tiempo lo hacían, y aunque sólo hablarán de cosas totalmente fuera de contexto, JiMin estaba más que feliz de recibir una suave caricia de vez en cuando, ya sea en sus manos o en su cuello, sólo eso era suficiente.

Solo eso necesitaban.

Solo con eso bastaba.

Cuando YoonGi se limpió el sudor con la toalla que le pasaba por el cuello mientras reía por los comentarios de sus amigos intentando hablar inglés como NamJoon, sintió sus mejillas arder al segundo en que sus ojos se encontraron, YoonGi se había girado a verle, y él no estaba preparado en lo absoluto, no estaba preparado para que sus lágrimas cayeran ni que los labios de YoonGi se abrieran un poco por la sorpresa.

¡Woah! ¿Qué pasa ChimChim? —TaeHyung se había acercado a él y con su típica sonrisa cuadrada comenzó a frotar su espalda en un reconfortante gesto de amistad, que JiMin agradeció al limpiarse las lágrimas.

Lo siento, fueron demasiadas emociones encontradas —respondió, con una leve sonrisa.

Y sin pensarlo demasiado, su mirada volvió a posarse sobre la persona de YoonGi, que está vez, se había mantenido viéndole un poco más serio que antes, y si conocías a ese personaje llamado Min YoonGi, te darías cuenta que sus pupilas titilaban sutilmente sugerentes.

Quizá por eso mismo, supieron donde encontrarse después del concierto, quizá por eso la ansiedad de YoonGi por tocarlo lo invadió a él también, quizá por eso olvidó el dolor de ser estrellado bruscamente contra la pared y se dejó llevar por los delgados labios que se apoderaban de los suyos, quizá por eso, no pudo evitar pasar sus brazos por sobre los hombros de YoonGi y disfrutar el sabor salado mezclarse con sus revoltosos sentimientos.

Park JiMin ¿me consederias el derecho de amarte como recompensa por todos estos años en los que no he podido apartar mis ojos de tí? Como un favor para este hombre desesperado que ya no puede soportar ni un día más sin sentir tu cuerpo cerca del mío, como el respiro que me ha faltado todo este tiempo, por favor dejame amarte y prometer conservar tu alma junto a la mía.

Las lágrimas eran evidentes en ambos casos, eran imposible guardar el orgullo en esos instantes, para JiMin era mucho más importante el sentir el aire calentito en su oído que le estremecía los bellos y le hacía recordar antiguas palabras de amor que resguardarse de lo que podrían decir al verle llorar de la forma en la que lo estaba haciendo ahora—. No deberías ni pedirmelo, sólo tómame, sólo ámame como no fuimos capaces de hacerlo, sólo hazme recordar cada día a quien pertenezco y porque he esperado todo este tiempo para tenerte de nuevo, sólo eso basta, sólo eso es suficiente... —y lloriqueo un poco más antes de besar la pálida mejilla de YoonGi, y sonrió un poco más antes de que su mayor corriera su mejilla y en un nuevo intento de beso sus labios se encontrarán con los suyos.

Quizás ahora habría más oportunidades para el grupo, quizá ahora podrían estar más juntos, quizá ahora podrían amarse como no pudieron.

Quizá ahora, el amor realmente podría florecer.

Te amo, JiMin.

Te amo, YoonGi.

Si... Definitivamente esto era suficiente.

Y Si Está Vez...➧ƳɱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora