°5°

3K 142 24
                                    

Agustín y yo no parábamos de hacer el amor anoche. Me volvía loca con cada caricia, beso o comentario que alababa a mi cuerpo, estoy muy enamorada de él.

Era temprano y Agustín pronto se iría a trabajar. Hoy me sentía con muchas ganas de sonreír y pasar este bonito día haciendo millones de cosas productivas. Decidí bajar a desayunar mientras Agus tomaba un baño. Llevaba unos jeans negros entubados con una camiseta de cuello "V" color hueso con mi cabello suelto y unos tacones del mismo color que la camiseta.

- Hola nana. -Saludé a Martha con un abrazo mientras me acercaba a la barra de la cocina para servirme jugo de naranja.

- Hola, mi niña. ¿Y esa sonrisita? -Preguntó con entusiasmo y un poco de picardía en su voz. Sonreí aún más.

- No es nada, pero creo que me saqué la lotería con este hombre. Cada vez me siento más enamorada de él, nana. -Mordí mi labio inferior aún con la sonrisa en mi rostro. Ella sonrió complacida por aquello.

- Pues ya somos dos, mi amor. -Interrumpió Agustín entrando a la cocina para tomarme de la cintura y besarme como solo él sabía hacerlo, perfectamente.

- Me encanta que sean muy felices y se amen tanto. -Comentó nana con sus manos juntas y mirándonos con adoración.- Ahora, no quiero interrumpir, pero tienen que comer algo.

Agustín y yo reímos levemente. Nos tomamos de la mano y así nos sentamos para comenzar a comer la rica lasaña que Martha había decidido preparar esta mañana. Parecíamos adolescentes en nuestra primera cita, estabamos más que felices y yo cada vez lo miraba de reojo apreciando cada perfección de ese dios griego que me tenía más que loca.

- Tal vez hoy llegue tarde. Necesito hacer algunas cosas para que los empresarios me ayuden con el comercio. -Habló Agustín un poco triste. Le di una sonrisa comprensiva y apreté su mano.

- Esta bien, ¿Ruggero te ayudará? -Se rascó la nuca nerviosamente y negó con la cabeza baja. Fruncí el ceño.

- Él saldrá a la misma hora que los demas empleados, excepto por... -Cerró sus ojos y soltó un suspiro. Iba a hablar pero él lo hizo antes.- Por Carla.

Sentí un golpe en el pecho y solo me acomodé para mirar mi plato, solte la mano de Agustín y en mi cabeza conté del uno al diez para tranquilizarme por el fuerte sentimiento de celos y miedo que me daba. Agustín aún no sabía nada de lo que había soñado, me había reusado a hablar sobre aquello y no hubo tiempo después. Ya había intentado decir algunas palabras pero no podía, y el tampoco sabía como explicarlo. Terminé de comer ante la incómoda sensación de Agustín mirándome y esperando algo de mi parte, yo sólo evitaba el mirarlo y continuaba viendo el plato pensando una y otra vez en ese sueño.

Me levanté para dejar los platos en el fregadero y Agustín se levantó al instante que yo lo hice.

- Mi amor... -Habló con un tono de preocupacion. Me gire para verlo a los ojos, esperando a que continuará. -Se que no es para nada agradable el hecho de que este con Carla, lo se. Pero como mi secretaría personal ella puede y debe ayudarme con algunos asuntos de esto.

- Si, entendido. -Me giré de nuevo en dirección para dejar el plato pero él me tomó del brazo y me regreso hasta él apegándonos como si fuera una pluma.

- Caro...

- Tu lo has dicho, no es para nada agradable, pero es tu secretaría. ¿Qué puedo hacer yo?

- Pues decirme que me amas y besarme con eso labios que tanto amo sentir. -Dijo con un tono infantil a lo que no pude evitar sonreír, así que baje mi mirada. ¿Cómo puede seguir teniendo ese control en mí?

Mi Gran Tentación • Aguslina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora