La bendición de los hombres

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La bendición de los hombres
….y quizá, sólo era un espejismo, humo, inexistencia, pero ¡qué hermoso espejismo, esplendida criatura! Tan bello enigma, envuelto en la más majestuosa corporalidad de mujer ¿ te la imaginas? Uno de sus encantos es que cambia de forma a "placer" puede ser morena, rubia, pelirroja, alta, chaparra, caderona, tetona, pero... Siempre tiene un excelente par de piernas.

Y te invita, te provoca al pecado; Aquel pecho que se hincha incitando a hundir tus dientes en esa exótica sabrosura, dejar correr sus jugos por tu boca y lamer los restos de su miel de tus dedos.

Y esas piernas, esas piernas perfectamente confeccionadas a la medida de cada hombre;  fabricadas de manera meticulosa, ¡ te lo ruego no te confíes! Son una invisible trampa, que son tanto fuertes para atrapar a cualquier amor, como agiles para huir del mismo.

Esta bestia indomable, era rara en su especie… se rumora, que sólo aparecen unas cuantas en cada generación.  Esa belleza celestial,  sólo se revela ante los ojos conocedores.

Ella  bella e indomable, inalcanzable, pura y limpia, salvaje y pasional. Si eres afortunado de llegar a conocerla, deberás, temer de su poder igualmente inocente, como venenoso; De verte atrapado en sus piernas, vivirás el mayor placer, pero, el precio es alto ¡maldita!, porque las criaturas de la noche se alimentan de los corazones de los incautos.

Y tú mi amigo tienes buen corazón, sus preferidos. Pareces que ya haz conocido a una de ellas ¿ cómo fue? Platícame ¿ qué te hizo? ¿ te elevó al paraíso? ¿ cómo lo hizo?

Dime si me equivoco, fue algo así... el encuentro fue fortuito, no lo esperabas ( nadie lo hace) la viste y por un segundo perdiste el conocimiento, todo en ella era perfecto ¿ no? ¡Claro! recuerda que se transforman a tu gusto.

Fue difícil obtenerla, lo que no sospechabas es que ya estabas en sus redes ¿ qué más? ¿ cómo lo hizo? Dime... ¿ cómo devoró tu corazón? Seguramente dejó que creyeras que tú eras el que penetraba en el suyo. En un momento pasó de virginal perfección, a burda perversión. Dejo que la comieras, la saboreaste, te relamiste los labios ¡Ay, pero, qué bella fruta! De piel tan delicada, y a su vez, de sabor tan profundo, con tantas texturas y ese aroma seductor de las hembras en celo ¡ no puedes parar! Ella no te dejaría, a gritos pide más y con esa mirada ruega que no pares ¿ y tú? Caiste en su encanto de sirena; no pudiste negarte.

Maldita ha nacido y maldita morirá, poco le importa su desgracia, pues ella no sufre, al contrario ¡maldita! Tú gozas…
Mientras ella se regocija a tu lado, después de mostrarte la amplitud del paraiso; una luz tenue, pintada de azul recorre su cuerpo, dibujando aquella ¡maldita silueta! Perdición de miles.

Las sombras recorren su espina dorsal, como si subieran una escalera y son ellas , las sombras,  las únicas que pueden de verdad tocarla, porque, al final de cuentas ¡ recuerda es un espejismo¡
La luz y las sombras la recorren, la estrujan, la apachurran, la empujan, juguetean, la lamen, la hieren, dejan sus dedos pintados sobre su cadera y  se postran en sus piernas ¡y sus piernas, esas piernas!
Es mejor sucumbir ¡déjate ir! si te resistes sólo será peor, eres suyo ¡ ya perdiste, hay poco que se pueda hacer, espejismos tan peculiares como ella son difíciles de volver a encontrar.

La fortaleza de mil hombres no podría contra el aliento húmedo de uno de estos fabulosos especímenes. Todo acerca de ella es inmoral, transpira la inmoralidad por cada uno de los poros de su cuerpo, por cada vena y orificio ¡maldita!, lo hueles en su carne desnuda ¡maldita! y sin embargo, acostada en esa cama, perlada de sudor, con su piel casi tan fría como su corazón, no puedes negar que  las puntas de sus dedos, y el jugar de su lengua es inmaculado, bendito, fabricado para el pecado.

Ella, tan bella, te deja poseerla ¡ has sido bendecido! y será tuya por siempre, encarnada en ti, parte tuya, esa costilla que Adán donó, ese suspiro creador ¡toda tuya, toda ella! Sólo tú, su domador, la posees y te deja hacer de ella lo que quieras. Después del éxtasis, la paz y así como se “vino”, se fue ¡maldita!

Y quizá, ¿sólo era un espejismo? …

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