Capítulo 28

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—Alfredo dijo que podríamos ir el fin de semana a la casa que encontraron, tiene un lago a unos metros. Llevamos nuestras bolsas de dormir y el día lo pasamos fuera.—Habló Dinah mientras revolvía su ensalada.

—Cuenta conmigo.—Aceptó Normani y Bárbara asintió de acuerdo.

En cambio, Camila seguía viendo a su alrededor buscando a Lauren que aún no aparecía en la cafetería. Ni siquiera había aparecido en la clase de biología y estaba preocupada. Aquel día tenía más ganas que nunca de verla y estar con ella, pero no había rastros de la oji verde.

—Camila.—La llamó Dinah. La verdad es que Dinah estaba molesta con Camila porque estaba siendo una idiota con Lauren, de alguna forma estaba jugando con ella porque por impulso hacía cosas de las que luego se arrepentía y no era cuando y como ella quería.—Camila, ¿vas a ir o no?—Normani la tocó con su codo haciendo que Camila las viera a las tres sin entender de qué hablaban.

—Yo…—Tenía las cejas fruncidas.—¿Qué decían?—Dinah rodó los ojos y Normani soltó una risita.

—Que vamos a pasar el fin de semana en la casa que Alfredo está equipando.—Le dijo Bárbara.—¿Vas o no?

Camila no tenía muchas ganas de nada, quizás podía convencer a Lauren de ir a alguna parte juntas o algo.

—Va Lauren.—Apuntó Dinah.

—Sí, claro.—Asintió de inmediato.

Su mirada se desvió a alguien que entraba a la cafetería, como si supiera que era ella. Y sí, era ella, Lauren fue a que la atendieran y salió rápidamente con un sándwich que ya estaba hecho y una manzana. Ni siquiera había mirado a su alrededor y Camila sintió que su corazón latía rápidamente. ¿La estaba evitando?

—Tiene entrenamiento. Se apuntó al equipo de vóley del colegio y tienen partido en dos semanas.—Murmuró Normani al ver el rostro de Camila.

La morena tenía las mejillas sonrojadas, si Dinah no la conociera tanto diría que simplemente estaba sonrojada, pero estaba enojada y quería llorar. La conocía tanto que ni siquiera dijo una palabra cuando Camila bajó la mirada y jugó con la comida de su plato moviéndola con el tenedor.

Lo peor de todo es que sus amigas sabían eso de Lauren y ella no. No le había dicho nada. ¿es que acaso le mandaban mensajes o algo? Porque Lauren a ella no le respondía los mensajes, ni siquiera la dejaba en visto.

—Ya no tengo hambre. Voy… a buscar un libro que necesito para una tarea.—Dijo mientras tomaba su mochila.—Las veo a la salida.

Las tres chicas se quedaron en silencio cuando Camila se fue de la cafetería. Dinah quizás debía ir detrás de ella como su mejor amiga y decirle que todo iba a estar bien o dejarla que llorase contra su hombro, pero no, no iría porque Camila quiso eso y ella se lo había advertido, le había dicho que no le dijera a Lauren aquellas cosas. No es que estuviera del lado de Lauren, pero había aprendido a comprenderla muchas veces y la oji verde no estaba teniendo buenos días, lo que necesitaba era a Camila y ella en ese momento había decidido terminar la relación simplemente porque estaba enojada y creía que eso era lo mejor, pero claramente no lo era y hasta sus amigas lo sabían.

**

Lauren terminó su almuerzo en los vestuarios. Estaba sentada en uno de los bancos con la espalda apoyada en la pared. Tenía los auriculares a todo volumen con la música sonando desde hace ya una hora. No había querido estar en la cafetería para no ver a nadie, para no hablar con nadie, en especial con Camila que estaba demasiado insistente en querer hablarle, pero no le respondió ningún mensaje porque no estaba de humor y no quería tratarla mal.

La amaba tanto que era capaz de soportar todo aquello, porque sí, la lastimaba mucho hacerle eso, pero era lo mejor. De verdad necesitaban ese espacio para estar tranquila, pero Camila no lo respetaba, no paraba nunca, los mensajes llegaban a cada hora y eso a Lauren le hacía daño.

La noche anterior, después de dejar a Camila en su casa, fue con Vero a la playa a tomar las cervezas que había comprado, nuevamente lloró sin poder evitarlo porque quería tanto a Camila y estaba intentando tener espacio para que descansara de ella y por más que insistiera, la morena parecía no tener intenciones de respetar eso.

Por un momento pensó en que quizás todo era un capricho, pero no, no podía. Camila jamás podría tener solo un capricho con ella porque la conocía y era la persona más bonita del mundo. Jamás podía ser alguien así, jamás la iba a retener solo por capricho.

Soltó un suspiro fuertemente y comenzó a cambiarse para el entrenamiento porque en unos minutos iban a estar llegando las demás personas que integraban el equipo, incluso ya escuchaba murmullos fuera del vestuario. Esperaba que al menos aquello la distrajera un poco.

**

—¿Lista?—Alfredo le sacó el gorro de la campera de Lauren y ésta frunció las cejas volviendo a ponerse la capucha sobre la cabeza. El chico se rió cargando el pequeño bolso de Lauren.—¿Me extrañabas? Ya me cambiaste por esa tal Vero.

—No te cambié nada.—Se colgó la mochila en sus hombros y cerró la puerta de su casa con llave.—Sé que estás trabajando con tu padre y no quería molestarte.

—¿Y? Sabes que eso no es problema para mí, tú no me molestas.—Dijo abriendo el baúl de su camioneta.—Puedes dejar esa mochila aquí, hay espacio.

—Bien.—La dejó dentro.—Jason ya está yendo y por suerte pudimos meter los bolsos de las chicas ahí. ¿Tienes idea de todo lo que se llevan para dos días nada más?

—Cosa de mujeres.—Se encogió de hombros Lauren y Alfredo se rió.

—Y tú solamente llevas uno y tu mochila.

—Eso es porque me visto como la mierda y con cualquier cosa, también porque no tenía ganas de buscar ropa, así que puse cualquier prenda que me vista.—Le golpeó el hombro dos veces.

—Por eso eres mi favorita.—Cerró el baúl.

—¿Quién está dentro?—Preguntó.

—Camila, Dinah y Bárbara atrás y tú vas adelante conmigo. Normani, Jason y Liam van en el auto de Jason.—Lauren suspiró.—¿Todo va igual?

—Sí. La estuve evitando todo lo que pude, pero me envió como mil mensajes y no respondí ninguno. ¿Cómo la miro a la cara ahora? Encima va esa imbécil ahí. Mierda, ¿no pudiste dejarme ir con Jason?—Lauren se pasó la mano por el pelo y Alfredo tiró de ella para abrazarla.

—Tranquila, loca.—Lauren asintió.—Todo va a estar bien, vas a ver que las cosas van a mejorar éste fin de semana. Cuenta conmigo si necesitas irte por ahí con ella, sabes que puedes usar mi auto o decirme si necesitas algo. No se ve muy alegre que digamos, a diferencia de cómo es siempre.

—Por mi culpa está así.—Se alejó del abrazo.

—No. No. Yo creo que ninguna tiene la culpa, simplemente un mal momento las hizo actuar como actuaron ambas, pero eso puede terminar si quieres. Sabes bien que Camila que te quiere mucho.—Lauren asintió.

—¿¡Quieren que les lleve café para tener una conversación más relajada o nos vamos ya de una jodida vez!?—Gritó Dinah desde adentro.

—La amo.—Murmuró Alfredo haciendo reír a Lauren mientras ambos iban a subir al auto.

—Por fin. Me estaba volviendo vieja de tanto esperar.—Dijo la rubia.—Hola Lauren.

—Hola.—Dijo abrochándose el cinturón.—¿Cómo están?

Dinah le dijo que muy bien mientras que Camila siguió viendo por la ventana, Bárbara dijo simplemente un “bien, gracias”. Pero Lauren se había fijado más en Camila que seguía viendo a cualquier lado fuera del auto. Volvió la mirada al frente y se dedicó a hablar con Alfredo mientras más tarde las tres chicas de atrás hablaban de otra cosa. Al menos Camila hablaba y se reía con Dinah, eso la alegraba un poco. Odiaba verla tan seria y callada porque Camila no era así.

Al llegar, Normani, Jason y Liam estaban esperándolos, al parecer ya habían bajado sus cosas y los ayudaron a bajar las suyas. Lauren las bajaba mientras los demás las iban entrando, menos Dinah porque dijo que se había hecho las uñas y no quería arruinarlas.

—Ese bolso es mío.—Lauren se giró al escuchar a Camila, justo eran los últimos dos bolsos.

—Los entro yo, no te preocupes.—Dijo cerrando el baúl de la camioneta.

Entró a la pequeña casa y dejó todo en un rincón esperando a que los demás terminaran de acomodar algunas cosas. La verdad es que se sentía orgullosa de lo que había hecho de aquel lugar junto a su amigo. Ahora estaba más agradable y era digno de disfrutar y pasar tiempo allí. Claro, había costado un poco, pero no importaba.
 
**

Lauren estaba recogiendo algunas ramas para poder hacer la fogata, o bueno los chicos la harían, pero ella estaba juntando aquello para poder comenzar a armarla.

Había ido sola porque quería y además todos estaban ocupados en algo. O eso creía, en realidad Camila la había seguido y no se dio cuenta de eso hasta que escuchó su nombre y un sollozo que la hizo la reaccionar rápidamente.

—Camila.—Dijo dejando las ramas en el piso. Se limpió las manos con su remera y fue hasta la morena que lloraba.—Hey, ¿Qué pasa? No llores.—La abrazó con cuidado y sintió que Camila se abrazaba con fuerza a su cintura y apoyaba la cabeza en su hombro.

—Te extraño. Odio que me ignores todo el tiempo.—Lloró. Lauren cerró los ojos por algunos segundos.—¿Por qué me evitas? ¿Tanto lo arruiné por querer que estamos bien? Te dije que me arrepiento.

—¿No pudiste esperar a que lleguemos de éste viaje, Camila?—Dijo rompiendo lentamente el abrazo. Camila sollozó otra vez negando.

—Me dijiste que estábamos bien y no. No estamos bien, me ignoras y mira, me tratas mal.

—No te trato mal. Te dije que nos diéramos espacio y lo que menos hiciste fue eso.—Camila asintió limpiando sus mejillas.

—Entonces sí veías que te mandé mensajes y te llamé, pero me ignoraste.—Lauren tomó la mano de Camila con la cual se estaba limpiando las mejillas.

—Perdóname por eso. No fue lindo para mí, ¿sabes?—Se acercó otra vez a la más bajita y la abrazó por la cintura escondiendo el rostro en su cuello.—Pero necesitaba el espacio, quería estar bien. Ya te dije que no me gusta que todo lo malo de mi vida influya en nosotras, por eso te pedí ese espacio que no me diste.—Camila seguía llorando.—Basta, no llores.—Negó subiendo sus manos a las mejillas llenas de lágrimas.—Sabes que lo intento, lo intento todo el tiempo y siempre estoy viendo la forma de ser suficiente para ti y de hacer las cosas bien para no lastimarte, ni que te enojes. Pero cuando me dijiste que estabas cansada yo… me dolió mucho, me sentí muy mal porque entonces no estoy haciéndolo bien. ¿Entiendes? Y no quiero que llegue un momento en el que de verdad ya no quieras estar conmigo, Camila.—La morena envolvió sus brazos en el cuello de Lauren y juntó sus frentes.—¿Ahora entiendes por qué quiero estar bien de verdad? Tengo miedo de perderte.

—Nunca me vas a perder.

—Nunca digas nunca.—Camila soltó una risita.—En serio, nunca digas nunca, tú no sabes qué puede pasar.

—Bien.—Asintió.—Ya no quiero que te alejes de mí. Te extraño, Lauren.

—Vamos despacio, todavía tengo un mal humor que… que me dan ganas de romper una pared a patadas.—Dijo en voz baja. Sonaba triste.—No te enojes si te pido estar sola.

—Hace dos noches… yo abrí un corazón y en ese me pediste que nunca te deje ni aunque me lo pidas a gritos.—Le contó.—También es por eso que no dejé de escribirte en todo el día ayer.—Lauren sintió las lágrima acumularse en sus ojos, pero no soltó ninguna.—Nunca pienses que estás sola, Lauren. Sabes que sea como sea siempre voy a estar contigo.

—Ya lo sé, amor.—Camila se paró apenas en la punta de sus pies y presionó sus labios sobre los de Lauren.

Lauren suspiró abrazándose todo lo que podía a la cintura de Camila mientras profundizaba el beso. La había extrañado mucho y podía sentir que Camila no mentía, también la había extrañado y aquel beso y abrazo lo demostraba perfectamente.

—Somos un desastre.—Habló durante el beso y Camila sonrió porque no mentía.

**

—Ustedes tienen más drama que una novela mexicana. Me tienen harta.—Decía Dinah mientras caminaban lejos de la casa para ir a dar una vuelta. Los chicos se habían quedo a preparar la cena.   Habían salido solo Camila y Dinah, pero volverían pronto.

—No seas así.—Dijo Camila con un poco de pena.—Yo la quiero de verdad, pero todo es tan difícil con ella así.  Ahora apenas habla, está seria todo el tiempo y me da cosa hablarle. ¿Crees que solo me besó para que deje de llorar? ¿Y si no quiere volver conmigo en realidad?—Se detuvo en medio del camino y Dinah rodó los ojos tirando de la mano de su amiga para que siguiera caminando.

—¿Al menos le preguntaste qué le pasa?—Camila se quedó silencio.—¿Ves? Hiciste todo mal, eres una idiota.

—¿A ti te dijo algo?—Preguntó en voz baja. Ahora se sentía peor.

—Sí.—Camila iba a hablar.—Pero no te voy a decir. Pregúntale tú.

—¿Es algo sobre mí?—Dinah suspiró.

—No todo se trata de ti, querida.—La miró un momento.—Habla con ella, pregúntale, no esperes a que te lo cuente, Camila. Pensé que eres inteligente, Dios mío, tú sabes más que nadie que lleva una vida difícil, debes saber que en su mente seguro todo el tiempo se atormenta. Que aparente estar bien no significa que lo esté. ¿Nunca te pusiste a pesar que quizás muchas veces se moría por dentro y tú ni cuenta te dabas porque te demostraba que estaba bien? ¿No pensaste que muchas veces finge estar bien solo para que nadie se preocupe por ella?

Camila se quedó en silencio aún sin decir no una sola palabra, todavía se escuchaban solamente sus pasos sobre las hojas y ramas secas.

Claro, ¿cómo podía ser tan idiota? No es que Lauren fuera la víctima siempre, pero debía entenderla, no era fácil una vida después de que tu padre se fuera de casa, que tu madre se olvidara de ti, que te dejara de lado para hacer otras cosas y que un día, de la nada, alguien te diga que tu madre ya no volvería porque había muerto. ¿Qué vida era fácil después de eso? Y peor, que después te sintieras sola, vivieras con rencor a tu padre que te abandonó y se hiciera cargo de ti meses después, te alejara de tus abuelos, las únicas personas que estuvieron para ti en todo momento. Que tuvieras que empezar desde cero una vida en otra ciudad y con un corazón destrozado por tanto daño que habías recibido.

—Habla con ella, Camila.—Dijo Dinah que había caminado en silencio mientras Camila pensaba.—Sé que eres algo bueno en su vida. No le hagas más daño del que alguna vez le hicieron, esa chica tiene la vida destrozada y discúlpame, pero no creo que alguien o algo pueda sanar todo ese dolor que tuvo por tantos años. Quizás tú puedas hacerla muy feliz, pero nada va a hacerle olvidar todo lo que sufrió.

—Sí… lo sé. Gracias, Dinah. De verdad y no solo por hablar conmigo, por estar con ella también.—Dinah se encogió de hombros.—No sé qué te hizo volverte tan buena con ella, pero lo agradezco.

—No pasa nada, es que me gusta ser amiga de gente idiota.—Camila sonrió, pero luego dejó de sonreír y golpeó el brazo de Dinah al darse cuenta de lo que dijo.

**

La habitación estaba en completo silencio, las luces estaban apagadas y apenas había un poco de claridad gracias a la luz de la luna.

Lauren sentía como alguien se removía haciendo ruido contra la bolsa de dormir. Había tanto silencio que hasta sentía aquel movimiento. Levantó su cabeza y vio que era en frente suyo, a un metro estaba Camila y parecía no encontrar comodidad.

Ella era la única que había llevado un colchón inflable porque  si tenía que dormir en una bolsa de esas, definitivamente no dormiría. Tenía una almohada pequeña a su lado así que la tomó y se la lanzó a Camila, vio que le dio en la cabeza y volvió a acostarse normal, estaba boca arriba, apenas veía que Camila se había sentado mirando en su dirección.

La morena vio que Lauren estaba  boca arriba con los brazos debajo de su cabeza sobre el colchón. Estaba despierta. Ella le había lanzado la almohada, así que se levantó y fue a sentarse al lado del colchón de Lauren que miró divertida.

—¿No puedes dormir?—Susurró para no despertar a los demás.

—No.—Suspiró.—¿Por qué tú duermes en un colchón inflable y nosotros en esas bolsas que son como dormir en el piso?

—¿Porque fui más inteligente que ustedes?—Levantó una ceja. Camila asintió rodando los ojos.—¿Quieres dormir conmigo? Ven.

La morena no dudó ni un segundo en meterse bajo las mantas con Lauren. Literalmente tenía medio cuerpo sobre el de la oji verde y la abrazaba con brazos y piernas mientras escondía el rostro en el cuello. Lauren envolvió su cintura suavemente y le dio un beso en la mejilla dejándola en paz luego.

Había visto con la poca luz las mejillas sonrojadas, los ojos hinchados y la nariz roja de Camila a causa de haber estado llorando, además la había sentido sonarse la nariz despacio.
Le partía el alma verla tan mal, ella también lo estaba y era una de las razones por las cuales no había dicho ni una palabra durante casi todo el día, se había mantenido seria y no participó de ningún juego ni bromas que habían hecho los demás. No estaba de ánimos, la verdad. Tampoco le había hablado a Camila y quizás eso había hecho que se sintiera mal, además cuando llegó de dar un paseo con Dinah estaba rara y durante la cena la había mirado varias veces. Lauren simplemente le sonreía un poco y unas dos veces le había acariciado la pierna, nada más.

—Descansa, bebé. Ya vamos a estar bien. Te lo prometo.—Camila apenas movió su cabeza asintiendo una sola vez.

Plenitud {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora