El centro comercial

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Me revolvía incomodo en la cama, no podía conciliar el sueño, tal vez la preocupación de las mentiras que había lanzado a mis padres en defensa de Armin quien por segunda vez no había llegado a la casa a dormir estaban ahuyentando mis ganas de dormir, aunque era demasiado improbable aquello era mucho más reconfortante que admitir que mi real preocupación consistía en el desenlace de mi extraña "relación" con Kentin, que se aproximaba inminentemente.
-Mierda.- deje caer mis manos sobre mi rostro y rodé de manera desesperada sobre el colchón.
De pronto el rostro de Castiel apareció detrás de mis parpados, aparte mis manos y abrí rápidamente mis ojos, todo se volvía cada vez más difícil ¿En realidad estaba bien seguir de la manera en la que se estaban desarrollando las cosas en mi vida? Sin embargo no creo que esté mal dejarlas de esta manera solo un poco más de tiempo
-Alexy ¿Por qué eres así?- me pregunte mientras me daba una fuerte palmada en la frente.
La única cosa buena es que mañana ya era fin de semana y no tendría que ver a ninguno de los dos hasta el lunes, en especial a ese arrogante pelirrojo.
La luz de la mañana se filtraba por las persianas de mi cuarto, en algún momento de mi inútil reflexión me había quedado completamente dormido. Me levante de la cama y estire mis brazos. Tome una camiseta de brillantes colores que en algún momento Sandra me había regalado junto con unos pantalones azules ajustados y unos tennis de igual color, me puse todo el conjunto y baje a desayunar.
Mis padres ya se encontraban en la mesa, mi madre le hablaba sobre la nuevo vajilla que había comprado a mi padre y él simulaba escuchar mientras miraba inmerso hacia su cereal.
-¡Buenos días!- les di un beso en la mejilla a ambos y me dirigí a la cocina para servir mi desayuno.- ¿Armin no ha vuelto?- pregunte al ver su asiento vació.
-No, esta casa ya parece un hotel para él.- exclamo mi madre dándole un mordisco a su pan tostado.- la semana pasada nos hizo exactamente lo mismo.
-Tal vez se consiguió una linda novia.- bromeo mi padre dándole un codazo amistoso a mi madre.- y  no tiene la confianza para decírnoslo.
-O tal vez no es una linda novia si no un lindo novio.- dije tomando asiento y depositando mi desayuno en la mesa. Todos intercambiamos una mirada cómplice.
-¿Inician las apuestas?- esboce una sonrisa maliciosa al igual que mis padres.
-Apuesto diez billetes a que mi hijo se consiguió un novio.- exclamo mi madre y miro a mi padre
-Yo apuesto diez billetes a que mi hijo se consiguió una linda novia.- le respondió mi padre, ambos estrecharon las manos
-¡La apuesta está hecha!- anuncie en tono de conductor de programa deportivo.
-Aún si mi hijo tiene novio...-papá le dio un sorbo a su café y prosiguió.- creo que Armin sería el de arriba.- Mi madre y yo le dirigimos una mirada de "debes estar bromeando" y él solo encogió los hombros
-Yo creo que Armin nació para ser el pasivo, es más apostaría veinte billetes.- mi madre le lanzo una mirada desafiante y ambos volvieron a estrechar las manos. Yo solo podía pensar en lo que haría mamá con esos treinta billetes cuando de pronto alguien toco la puerta.
-¡Yo abro!- anuncie de forma entusiasta dirigiéndome hacia la puerta de entrada.
La persona detrás de la puerta la cual esperaba que fuera la mala replicar de mí llamada Armin no era nada más y nada menos que...
-Vamos a salir alístate.- su arrogante sonrisa era inconfundible
-Castiel.- reflexione en lo mala que había sido la idea de que Castiel me acompañara a mi casa el otro día, ahora sabía mi dirección.- Dime que te hace creer que no tengo mejores cosas que hacer
-Te llevare al nuevo centro comercial, escuche que hay rebajas en una tienda de ropa muy conocida.- el pelirrojo se recargo en el marco de la ventana.- te comprare lo que quieras
Ese tipo era demasiado astuto, atacando justo en mi punto débil, podía deducir que mis ojos habían comenzado a destellar, toda esa ropa gratis...
-Dame 15 minutos- me di una bofetada mental, Alexy eres un interesado
-Te esperare.- él me sonrió
Subí a mi habitación, peine mi cabellos, cepille mis dientes y me puse mis amados cascos alrededor del cuello. Baje las escaleras  y tome mi chaqueta que se encontraba colgada del perchero.
-Saldré con un amigo, regreso luego, los amo.- grite a mis padres que aún se encontraban en el comedor.
-Tu madre y yo saldremos, llévate las llaves y no regreses tarde.- papá me lanzo un manojo de llaves el cual atrape.
-Eres muy astuto.- esboce en forma de reproche al chico que me esperaba en la puerta
-Me lo han dicho varias veces.- respondió Castiel apartándose de la puerta para que yo la cerrara 
Caminamos hasta la parada del autobús. Al llegar allí me recargue en uno de los tubos que sostenían el pequeño techo sobre los asientos destinados a las personas que esperan el camión.
-¿Así que sueles sobornar frecuentemente a las personas para qué salgan contigo?- el pelirrojo me dedico una mirada furtiva acompañada de una sonrisa
-Solo a ti, normalmente yo soy al que sobornan para salir con ellas.
-Tu nivel de arrogancia es impresionante.- no pude evitar contener una sonora carcajada
-¡Hey!- espeto enojado.
En ese momento el autobús se paró frente nosotros y abrió sus puertas para permitir que pasáramos.
-Salvado por el autobús.- subí y pague ambos pasajes.
Los dos caminamos por el pasillo y nos sentamos en los penúltimos asientos, yo gane el puesto cerca de la ventana. El autobús iba casi vacío de no ser por nosotros y una chica que leía un libro sentada en el primer asiento.
-No tenías que pagarme el autobús.- dijo Castiel acomodándose en el asiento para dormir.
-Tú me invitaras las compras, era justo.- al ver lo dispuesto que estaba mi acompañante a echarse una siesta subí mis audífonos hacia mis orejas y conecte el reproductor a ellos. Castiel se encogió de hombros y recargo su cabeza en mi regazo.
-Oye...- intente apartarlo pero el tomo mis manos acercando demasiado su cara, mis mejillas se sonrojaron por instinto.
-Eres una almohada muy ruidosa.-  se alejó y nuevamente se acomodó ahora  en mi hombro cerrando sus ojos y abandonándose al sueño.
Mi corazón latía fuertemente, por un momento había creído que me besaría, los fuertes latidos hacían que la música sonara cada vez más tenue. Mire la pacifica cara durmiente de Castiel, tal vez no fuera tan malo dejarlo un poco más de tiempo sobre mí. Voltee mi mirada hacia la ventana.
-¡Castiel despierta!- lo sacudí en su lugar.
-¿Qué pasa?- rezongó apartando mi mano y aferrándose a mi costado.
-Ya llegamos.- él se froto los ojos para apartar las lagañas y bostezo.
Nos paramos y el autobús se detuvo justamente en la parada correspondiente, Castiel descendió primero y yo lo imite, caminamos un poco. En el trayecto hice una que otra broma sobre su ego lo que lo hizo enojar y perseguirme hasta la entrada del centro comercial.
-¡Gane!- grite entrando por la puerta automática, una gran oleada  de aire acondicionado me recibió.
-¿Desde cuándo se convirtió en una carrera?- pregunto el pelirrojo jadeante.
-Desde que comenzaste a correr tras de mi.- le dedique una sonrisa triunfante.
-Como digas- rodo los ojos y se echó el pelo hacia atrás.
-Bueno y ahora.- puse mis manos alrededor de mis ojo simulando unos binoculares- Donde está esa famo...
Mi boca se abrió de manera sorprendente antes de que pudiera articular el final de mi oración. Frente a mí una multitud de chicas se disputaban la ropa, prendas volaban por aquí y por allá, no necesite pensarlo más para tomar de la muñeca a Castiel y jalarlo hasta unos pasos de la multitud.
-¿Qué diablos Alexy?..- no tuve tiempo ni siquiera para responderle, lo solté ya lo suficiente cerca de la tienda y me adentre en la jauría de chicas enfurecidas.
No sé cuánto tiempo estuve en aquel mar de cabezas y sudor, lo único que puedo decir es que salí victorioso, había logrado tomar tres jeans, dos de mezclilla y uno color marrón, además de cuatro playeras de alegres colores. Me abrí paso hasta la caja registradora.
-Todo esto.- le extendí mis prendas.
-Son $930.- le extendí mi tarjeta de crédito a la señorita dispuesto a pagar, cuando fui detenido por una fuerte mano.
-Cárguelo todo a esta tarjeta.- Castiel le extendió su tarjeta a la señorita en cargada, ella la acepto y empaco todo en dos finas bolsas con el nombre de la tienda al frente.
-Gracias por su compra, que tengan buen día- la señorita nos despidió con la mano sin apartar un instante la vista de Castiel, sin duda era alguien que llamaba la atención.
-En serio lo pagaste todo.- mire  discretamente al chico que caminaba a mi lado
-Por supuesto.- él se dio cuenta de que lo miraba y me dedico una sonrisa.- todo por mi princesita.
En el momento en el que iba replicar por aquello, vi una cara muy familiar acercarse, eran Sandra y Rosa, al parecer habían venido de compras sin invitarme, pero eso no era relevante ahora, les reclamaría después, lo único que me inquietaba era esta situación, mi cara sonrojada, dos bolsas de ropa costosa en mis manos y un Castiel a mi lado.
Tome a Castiel por la muñeca y lo arrastre hasta un pequeño callejón que formaban dos tiendas no lo suficientemente juntas, mis amigas pasaron justo afuera conversando y riendo, por suerte no me vieron.
-Eso estuvo cerca.- suspire aliviado.- Bien vamo...
Los labios del pelirrojo callaron mi boca y se cerraron alrededor succionando mis labios en un no tan intenso beso pero lo suficiente para robarme el aliento.
-Está bien, salgamos de aquí.- susurro apartándose de mí y saliendo del callejón.
Él siempre hacia lo que quería, cuando quería y donde quería, lo más tenebroso es que esa parte de él me gustaba, moví mi cabeza negativamente y me di algunas palmaditas en las mejillas.
-Concéntrate Alexy, él es solo un pelirrojo pervertido, eso es todo ¿ok?- tome las bolsas y lo seguí.
Anduvimos por todo el centro comercial, entrabamos a diferentes tiendas y obligaba a Castiel a probarse ropa, él siempre se negaba pero al final lo convencía. Compramos comida y yo metí mis manos en la suya cosa que lo molesto a morir y de nuevo a correr.
-¡Paz!- grite entre carcajadas cansado de tanto correr.
-Tú pequeño...- de pronto Castiel se detuvo, mire a mi alrededor, estábamos justo afuera de una tienda de ropa femenina de alta calidad, mire su sonrisa maliciosa y un escalofrió recorrió mi columna vertebral, sin embargo los vestidos lucían tan lindos y delicados.
-Ok, solo me la probare para que dejes de tener ganas de matarme ¿ok?
-Trato hecho.- el pelirrojo me arrastro al interior de la tienda, inspecciono la ropa y tomo un vestido negro con encaje.- pruébate este.
Mis ojos recorrieron el vestido sin duda era lindo pero también muy poco adecuado para probármelo en un local abierto a todo el público
-Es lindo pero...
-No se diga más, lo comprare para ti.- Castiel corrió hacia la caja y lo pago antes de que pudiera detenerlo.
-Ni creas que lo usare para una de tus fantasías eróticas.- le advertí cruzando la puerta de la tienda.
-Mi intención es puramente inocente, solo vi lo mucho que te gusto y ya sabes a mí me encanta verte feliz.
-Claro y a Armin le gusta salir de compras.- rodé los ojos y justo frente a mí se encontraba la forma perfecta para vengarme, una tienda de trajes sastre, tome la mano de Castiel y lo arrastre nuevamente hacia la tienda, tome uno de los trajes que más llamó mi atención y se lo di.
-Si tanto te gusta hacerme feliz pruébate este.- lo mire desafiante, él tomo el traje y se dirigió al vestidor. Como pensaba Castiel no podía rechazar un reto.
Espere unos cuantos minutos dispuesto a tomarle una foto y difundirla por las redes sociales. Jamás lo había visto con ropa formal y no creía que se vería bien, así que al verlo mi sorpresa fue aún mayor. Él se veía jodidamente espectacular, me dirigió una mirada divertida.
-Limpia la baba de tu boca.- frote mi mentón rápidamente avergonzado.- ¿Tan bien me veo?
-Aja.- cubrí mi boca rápidamente y Castiel soltó una carcajada
-Creo que lo comprare.- lo mire boquiabierto
-¡Eso cuesta una fortuna!- él me miro sin entender.- No creí que jamás diría esto pero no puedes comprarlo.
-No te preocupes, mis padres me dan una suma de dinero muy generosa.- él se encogió de hombros y llamó a la encargada para pagar el traje.- supongo que se sienten culpables por no estar aquí o algo así, aunque sinceramente no me importa que estén ausentes.
-¿No vives con tus padres?.- el pelirrojo se metió al probador y salió después de un rato con sus ropas normales, le tendió el traje a la encargada para que lo empaquetara.
-Legalmente vivo con ellos, en su casa quiero decir, pero mi padre es piloto y mi madre sobrecargo así que viajan mucho y casi nunca están en casa.- lo mire con un poco de lastima lo cual lo hizo enojar.- pero como ya te dije no me importa, así que deja de mirarme de ese modo.
Baje la cabeza. La señorita llego unos segundos después con la bolsa que contenía el costoso traje y se lo entrego a Castiel, ambos salimos de la tienda. El sol ya se estaba ocultando cuando decidimos abandonar el centro comercial. Tomamos el autobús en la parada donde habíamos bajado, este no demoro mucho en pasar. Todo el camino transcurrió en silencio hasta que llegamos a mi parada, yo estaba dispuesto a bajar pero el pelirrojo me detuvo tomándome de la muñeca.
-¿No quieres conocer mi casa?- el pelirrojo no se molestó en ocultar su clara doble intención en la propuesta.
El autobús estaba a punto de arrancar y mi corazón latía fuertemente, regrese a mi asiento y asentí con la cabeza.
-Está bien...- Castiel me lanzo una sonrisa divertida y me atrajo hacia él abrazándome fuertemente.
Mi cabeza daba vueltas, sabía perfectamente lo que iba pasar cuando estuviéramos en su casa, me pregunto ¿Por qué habré aceptado? Aunque ya era muy tarde para arrepentirse.

Tú, mi más grande anheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora