F R I D A Y 🌹

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MYM.

El día era como cualquier otro, simple y aburrido con un toque desabrido que jamás falta entre mis días. A pesar de eso sentía cierta ansiedad que se apoderaba poco a poco en mí. Aunque es ridículo pensar en eso mientras estaba parada esperando el autobús que me llevaría a casa por fin; tal vez y solo tal vez sea por él, pero no debería de culpar a alguien más por mis ridículas inseguridades.

Supongo que fue por aquella vez, bueno, aunque sería bueno remontarse desde el principio, donde todo comenzó, como todos los viernes cada vez que espero el autobús.

Recuerdo ese día a la perfección; principios de semestre, nada fuera de lugar en realidad, segundo año de preparatoria, era lo único nuevo. Nada de nuevos compañeros o algún maestro sensual que enamoraría a cualquiera, de hecho, lo más cercano a eso era la burla del salón ya que no enseñaba nada y solo sabía hacer el ridículo.

Lo realmente diferente fue mi regreso del colegio, en el anterior año me iba en una ruta en específica, pero al cambiar de amistades ciertas rutinas cambiaron, la ruta de regreso a casa, por ejemplo.

Recuerdo perfectamente que después de despedirme de mis compañeros fui a esperar al autobús, y ahí lo vi.

Pocos chicos habían llamado mi atención, mis amigas más cercanas suelen decir que soy muy selectiva, por lo que mis gustos son extraños, y en ese mismo momento lo comprobé. Ese chico parecía traído de mi imaginación, cabello negro, piel blanca y sobre todo me llamo la atención su porte, si es que podía decir que era eso, mostraba una relajación increíble como si no le importará nada de lo que pasaba a su alrededor; simplemente perfecto.

 Ese chico parecía traído de mi imaginación, cabello negro, piel blanca y sobre todo me llamo la atención su porte, si es que podía decir que era eso, mostraba una relajación increíble como si no le importará nada de lo que pasaba a su alrededor; ...

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Y por lo cual me puse mucho más nerviosa de lo normal, así que decidí que la mejor opción era ignorarlo por completo hasta tomar mi autobús, tonta idea tal vez.

En ese preciso momento parecía que tardaría horas el tonto autobús, sentí alivio cuando lo vi, pero aun así cuando se estaciono frente a nosotros y aquel chico subió quede embelesada ante su presencia, hasta claro que reaccione y me subí con mucha pena y con el conductor mirándome mal ya que no me movía.

Si, a pesar de que aquel encuentro no fue la cosa más romántica aun así lo conté como tal, de todos modos, en ese momento pensé que sólo era una coincidencia el que me lo encontrará, quiero decir, no es como que tuviera tanta suerte como para encontrármelo cada día.

Grave error, al parecer esa suerte de la cual creía presumir no era del todo cierta, ese sólo fue el primer día para encontrármelo a los siguientes, y la situación era cada vez más incómoda, al menos para mí, no sabía si hablarle o no ya que siempre nos quedábamos esperando ya que el dichoso autobús no pasaba rápido lo cual nos daba tanto tiempo juntos que casi sentía conocerlo.

Todos los días hasta aquel día vergonzoso me le quedaba viendo, como si fuera la cosa más interesante del mundo, podría hasta decir que me sabía también su rostro que podría dibujarlo de memoria, por lo menos de perfil, lo sé hasta yo me sorprendo de lo acosadora que sueno, sin embargo, para una persona tan estúpidamente tímida como yo lo único que podía hacer era admirarlo a lo lejos, hasta ese día.

Ese estúpido día el cual me hizo pasar la peor vergüenza delante de mi crush del autobús, recuerdo que había llegado corriendo a la parada de autobús y todo por haber estado en el chisme con mis compañeros, justo ese día llevaba falda, lo cual me dificultaba aún más la movilidad, aun así, había llegado justo a tiempo apenas mi crush aun sin nombre estaba subiendo y yo por desesperación traté de ser aún más veloz.

Cuando había llegado a la parada quise subir tan rápido que torpemente tropecé, peor aún que caerse frente a tu crush es que este viera tu ropa interior porque se te haya alzado la estúpida falda.

Sólo recuerdo aquellas pequeñas risillas de fondo, y yo ni siquiera quería moverme, hasta que alguien me ofreció su mano para ayudarme, y la tome evitando mirar aquella persona, me arregle la falda y en ese instante di un "gracias", que dudaba que él lo escuchará, sabía que era un hombre ya que mi mano era pequeña a comparación de aquella persona. No pude evitar querer mirar quien me ayudó y era él.

"―No hay de que, sólo ten más cuidado a la próxima."

Había dicho él mientras me entregaba mi móvil, recuerdo tan bien lo ridícula que me veía mirándolo fijamente y como sentía que me temblaban las piernas, de hecho de sólo recordar su hermosa voz me tiemblan. Jamás pensé que escucharía su voz, ya que la mayor parte del tiempo el permanecía con sus audífonos puestos.

Y se preguntaran si nos hicimos mágicamente amigos, pues la respuesta es no, tristemente no, a pesar de ir en el mismo autobús no nos dirigimos ni la mirada, y yo menos desde aquel accidente, pero no todo era malo, pocas veces se sentaba a mi lado, aunque era nada significativo, para mi estúpida y pobre imaginación lo era, sip torpemente me imaginaba como seria ser su amiga o más que eso, me imagino que sería grandioso.

Sacudí la cabeza, queriendo quitar cualquier rastro de esos pensamientos que no servían de nada, y seguí esperando al autobús milagrosamente sola.

Aquél pelinegro siempre está en la parada antes que yo, lo cual se me hacía bastante extraño, cada vez que iba a esperar el autobús era la misma historia llegaba ya sea caminando tranquila o corriendo y el apenas se colocaba los audífonos cuando ya estaba cerca de él, lo que me hace pensar que lo hace para ignorarme completamente y no lo culparía, también haría exactamente lo mismo y más aun conociéndome.

Pasaban los minutos, pero yo los sentí horas esperando a aquel chico, si lo sé, es sumamente ridículo, pero cuando llego fue como si iluminara el día, aunque por alguna razón el llego casi perdiendo un pulmón de tanto que corrió, paso en frente de mí y no pude evitar oler su fragancia que era algo distinta el día de hoy, era dulce, como si fuera perfume de mujer, el chico que irradiaba swag y que tanto me atraía, tenía ¿novia? Probablemente si, no es un chico feo, además vi a muchas chicas suspirar por él, además que ahora tenía un nuevo y extravagante color de cabello y deslumbraba aún más a su paso.

Nos quedamos, como siempre, en un gran silencio a excepción de su respiración acelerada, el autobús estaba tardando horriblemente y eso aumentaba un poco más aquella horrible ansiedad, pero aun así trate de parecer lo más relajada posible, aunque se viera imposible. Lo peor del asunto es que empezó a chispear, el ahora peliverde miraba a cada segundo su reloj, parecía algo ansioso e indeciso por algo y para rematar ya no había mucha gente alrededor, solo él y yo.

Sentí un gran alivio cuando divise el autobús llegando, cuando abrió sus puertas por alguna razón el peliverde no paso primero como siempre suele hacerlo, en lugar de eso me cedió el paso haciéndose a un lado y lazándome una extraña mirada, yo por mi parte quise ignorar eso completamente. Pase al autobús, pague y para mi buena suerte había dos asientos vacíos hasta la parte de atrás, fui casi corriendo como si alguien me los fuera a quitar, me acomode del lado de la ventana, empecé a rebuscar dentro de mi mochila encontrando mi móvil y mis audífonos, me sobresalte al sentir que aquel chico que tanta curiosidad me daba se sentaba al lado de mí.

Las primeras dos estaciones fueron en cierta manera una tortura, quería hablarle, pero simplemente no me atrevía, aquella escena de mi vergüenza me seguía. Todo iba relativamente bien hasta que sentí un pequeño peso en mi hombro, quede estática, mire de reojo y era mi querido chico de cabello verde menta, quien descansaba plácidamente en mi hombro, lo cual me puso aún más nerviosa. Después de muchas respiraciones, imaginar cualquier tontería y hasta admirarlo furtivamente, me relaje, en cierta manera también me encontraba muy emocionada, no podía evitarlo este tipo de cosas no siempre suceden.

Me relaje tanto que termine recargando mi cabeza en la de él, la música no era de mucha ayuda, por lo que termine cerrando los ojos con un pequeño suspiro, sentía una gran satisfacción de la nada, y así me quede dormida junto al chico peliverde.

BUS | 민윤기.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora