·Capitulo 11

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  — Muy buenos días, dormilona, nos tienes esperando ya hace rato ehh— dijo Luis que estaba al otro lado de la puerta.
— ¿Nos? — dije con cara de asombro sin saber quien se había apuntado a nuestro desayuno.
— Hola Mia !!!, es que ayer nos dijiste a mi hermano a mí que ibas a desayunar con Luis y nos hemos apuntado de sorpresa.
— ¡¡¡ A pues genial !!!, así hablamos y me contáis que tal vuestro viaje.— lo dije mirando a Andrés que no me había dicho ni hola, tan solo me observaba desde que salí de casa, cosa que me incomodaba algo, ese chico tenia algo en los ojos muy misterioso.
— Pues vamos, tu Mia súbete al asiento del copiloto y me haces compañía, por ser la nueva te doy ese privilegio, e enana— me dijo Luis bastante simpático y eso que era bastante pronto y ya tenia su humor modo ON
— Pero solo hoy Mía, no te confíes porque ese es mi sitio ehh señorita — dijo Martín siguiendo con la broma de Luis.

  Puso el coche en marcha y nos dirigimos a un bar que había en el centro donde ellos decían que era el mejor sitio para desayunar, era un camino de 15 minutos hasta llegar, en ese tiempo hubieron risas, anécdotas de sus vidas y la miá, y alguna broma que otra de Luis hacia mi, que Martín seguía con gran habilidad, para hacerme rabiar, y lo conseguían a ratos, de vez en cuando mis ojos se iban a el espejo retrovisor en el que tenia una perfecta visión de la mirada fija de Andrés en todos mis movimientos los cuales a veces le pillaba y apartada la vista con bastante torpeza, ¿ Porque me intrigaba tanto este chico?, ¿Por qué no me habla y en el momento de conocerme era tan simpático?.

— Bien, llegamos!!!, que hambre tengo— dijeron echándose las manos a la tripa que les sonaba desde hacia rato.
— ¿Pero como narices se quita este cinturón Luis?—Dijo Andrés algo molesto al ver que nos quedábamos mirando y se nos escapaba una carcajada, me miro fijamente y mi sonrisa desapareció al instante, mientras Martín y Luis estaban intentando quitarle el cinturón a Andrés desde fuera del coche, mientras nosotros seguíamos en el coche perdidos en ese instante, nuestras miradas por fin se cruzaron y ninguno de los dos pensaba apartarla.
— ¿Pensáis quedaros en el coche toda la puñetera mañana?, porque yo no, me suenan las tripas, estais dormidos de buena mañana.— Dijo Luis con ojos de desesperación por el hambre.

  — Si ya voy— le dije

— No espera que te abro la puerta y te ayudo, ante todo amabilidad— Dijo Luis con bastante tono de broma.
Íbamos camino del bar y Luis me rodeo con su brazo por los hombros muy animadamente y cariñoso, en ese momento entendí que estos chicos iban a ser como unos hermanos para mi y di gracias por tenerlos conmigo, bueno a excepción de Andrés que aún no conseguía entenderlo y ni siquiera hablar con el.
Cuando tenia el brazo de Luis encima de mis hombros, me gire para ver si nos seguían Andrés y Martín mientras nosotros hablábamos y reíamos animadamente. Me gire y pude ver a un Martín observar intranquilo y diciéndole algo a Andrés bastante bajo, por lo que no alcancé a escuchar, y también observe a un Andrés, mirándonos fijamente a Luis y a mí, me fije en sus ojos, esos ojos azules que me habían impresionado el primer día, se habían transformado en fuego puro que venia en nuestra dirección. Y unos puños apretados.
— Tío, llevas desde ayer bien raro ¡¡¡ enano !!! — Dijo Martín animadamente a Andrés a ver si le cambiaba la cara de mala gana que traía esta mañana.

— No me vuelvas a llamar enano en tu vida, te lo advierto Martín— dijo Andrés con la vena del cuello a punto de salir.
Andrés nos adelanto dirección al bar y mientras lo hacia pude oler el rastro de su colonia que desprendía, me gustaba que la gente dejara su rastro de colonia por donde pasaba, era una manía rara mía. Entro y se sentó, sacando poco después una libreta en el que se había quedado hipnotizado ante ella.
Mientras nosotros pedíamos el desayuno en la barra del bar, pude observar desde allí un Andrés muy relajado y hasta sonreía de vez en cuando mientras escribía en esa libreta roja, se le veía feliz en ese momento.No pude evitar sonreír mientras lo observaba escribir metido en sus pensamientos con ese pelo despeinado de buena mañana, sus pantalones grises de hacer deporte y su camiseta blanca que marcaba que desde luego se cuidaba muy bien, más tarde mis ojos se desplazaron a sus labios carnosos que sostenían el lápiz con el que escribía de vez en cuando, cada vez que le venia algo en mente, de repente algo me saco de mis pensamientos más profundos en ese momento.

Holaaaa, ya hace tiempo que no subia capitulo nuevo!

Espero que os siga gustando, intentare subir mas a menudo, pero sobretodo no abandoneis a Mia en esta historia. GRACIAS A LOS QUE LEEIS!!!  

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