p r o l o g u e

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Min-Jee POV

Otro día de mierda, nueva escuela de mierda y toda una vida de mierda. El despertador marcaba las 7:00 AM de la mañana y no paraba de sonar el irritante pitido que provenía de él. Lo tomé entre mis manos y lo estampillé contra el suelo, rompiendolo. Pero bueno, para algo los pagaba yo. Soy un ejemplo a seguir, tsk. Era 15 de Septiembre, el peor día de todo el maldito año. El primer día de colegio, al menos para mi, hacía medio año casi que las clases comenzaron.

¡MIN-JEEEEEEE! —un grito resonó por toda la casa.

Resoplé y acomodé bien la mata de pelo que tenía sobre mi cara. Aclaré mi garganta sonoramente. No había ni un santo día de que mi hermana - y yo - no gritaramos.

— ¡VOOOY! — chillé desde mi cama para luego toser como una vieja con bronquitis.

Me levanté y coloqué mis pantuflas de Totoro somnolienta, me dirigí al pasillo donde habían las escaleras que conectaban a la cocina, bajé por la barandilla de las últimas mencionadas como la típica escena de película americana mierdosa donde los niños se ven tan jodidamente felices, pero un movimiento improvisado hizo que me balanceara y cayera de espaldas al suelo.

— ¡Ja! Pringada. —escupió mi hermana con cierto tono arrogante desde la cocina.

— Qué te den.

Me incorporé del suelo sobandome la espalda con una mueca de dolor, Hye sólo se limitaba a mirarme por el rabillo del ojo con una sonrisilla macabra que la caracterizaba. Rebanaba una tostada con mantequilla de forma lenta y con gracia, fruncí el ceño cruzandome de brazos.

— Deja de sonreír así, me das miedo, tí-

— Me comí tus tostadas. — interrumpió.

— ...me han comentado por ahí que tienes ganas de ver a Jesus Christ. ¿Te ayudo?

Soltó una risa irónica y del microondas sacó unos gofres recién calentitos con miel por encima. Enarqué ambas cejas y dejé soltar un leve "oh" mientras con lentitud me acercaba a los suculentos gofres. Hice ademán de tomar uno, pero Hye me dió una leve palmada en mi mano deteniendo el acto.

— Te advierto que sólo los he echo hoy porque es tu primer día y necesitas fuerzas, no quisiera que mi hermana se transformara en una foca.

Solté una leve risilla y la miré de forma guasona — Vamos, me estás diciendo que no me ponga como tu.

Sin previo aviso sentí un manotazo en mi frente dejándome más lerda de lo que estaba. — Auch, eso dolió. — Me sobe la frente e hice nuevamente otra mueca de dolor. — Llamaré a la policía explicando este tipo de maltrato.

— Gorda, pero matona.

La ignoré por completo y tomé al fin los gofres que tanto deseaba, los tasté y ahogué un gritito de satisfacción al probar cosa tan deliciosa. Me entretení más de media hora para desayunar dos simples gofres, miré el reloj digital que colgaba sobre la nevera para asegurarme del tiempo que tenía aún para prepararme. Al comprobar la hora, me atoré con un trozo y comencé a toser.

— ¡M-miegda, guedo tade! —me levanté de un tirón de la silla y corrí hacía mi habitación como si no hubiera un mañana.

— ¡Sal cagando hostias, porque yo no te llevaré en coche, guapa! —puso sus brazos en jarra para luego recoger los platos con hastío.

Rodé los ojos y me metí en mi cuarto a toda prisa, rebusqué en mi armario la curisilada de uniforme que compró mí hermana por mi. Es como si ella fuese ambos padres a la vez, y lo es, ya desde hace más de 4 años, donde ellos murieron en un accidente de coche...pero ya es más que agua pasada. Hyemin por su parte ya es una mujer echa y derecha, con 26 años de edad y con un novio que me cae de perlas, por lo cual ya puede arreglárselas por sí misma, y si quisiera, tener una família con su pareja. Pero no lo hace, todo por su hermana pequeña.

➳Bittersweet «Jimin; BTS»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora