KyungSoo siempre se recuesta en el suelo. Le encanta acurrucarse en la cálida madera y derramar una que otra frase que sinceramente no entiendo.O al menos no lo hacía.
Lo fui comprendiendo con el pasar del tiempo. Las idas y venidas eran tan frecuentes y yo pensaba que sólo era porque KyungSoo quería ir a jugar un momento a la calle.
Poco a poco me di cuenta que KyungSoo era un chico sin suerte o un chico muy tonto. Pero ese no es el tema. Mejor voy a empezar contando cómo nos conocimos.Era pequeño y muy asustadizo. Me la pasaba escondiéndome de todo aquel que se me acercara. Corría hacia un lugar seguro y me dedicaba a temblar con libertad, pero KyungSoo apareció. Me tendió una mano, la cual rechacé al instante, de hecho intenté escapar de sus enormes ojos, pero me detuvo. Él me tranquilizó con una suave caricia, me habló con una voz llena de dulzura y así fue que terminé junto a él.
Al comienzo me incomodaba que quisiera estar siempre conmigo, pero cuando empezó a alejarse me comenzó a doler muy en el fondo. Pero él tenía razones para alejarse, no le culpo, mas sí le recrimino su falta de inteligencia.
Una de las cosas que me fascinaba, era comer de los platillos que preparaba. Eran demasiado deliciosos. Es más, siempre le veía cocinar y esperaba ver el secreto detrás de tanta delicia, pero jamás encontré dicho secreto. Sólo me topaba con sonrisas, uno que otro silbido y diferentes melodías que brotaban de sus labios. Ah, cierto, sus labios. Sus labios eran suaves y esponjosos. Lo puedo decir de buena fuente, yo. Como decía, su comida era de primera calidad. No sólo eso, KyungSoo contaba con una personalidad burbujeante. Siempre me contaba bromas y los sucesos inesperados de su día a día. Yo escuchaba atentamente cada una de sus palabras, me causaba diversión, me contagiaba su risa y sobre todo, amaba oír su voz y ver su sonrisa. Yo disfrutaba mucho de las conversaciones que teníamos, de la comida que compartíamos y de los momentos juntos. Pero KyungSoo no estaba del todo bien. Me percaté de eso una tarde, una de las muchas en nuestros días juntos.
KyungSoo estaba solo.
KyungSoo no me necesitaba a mi.
KyungSoo siempre escondía sus lágrimas para mostrárselas al suelo. Guardaba sus quejidos para él y las paredes del baño. Dejábamos de comer porque sus manos habían perdido la magia. Nos apagamos juntos. KyungSoo siempre se acurrucaba en el suelo...
Tal vez no me tenía tanta confianza, tal vez no quería verse tan débil ante alguien como yo, pero lo descubrí. Descubrí su miseria.
Por eso, cada vez que pasaba, me acercaba a él y le reconfortaba. Cuidaba de él como en el pasado él había hecho por mi. Le daba caricias llenas de delicadeza porque KyungSoo era tan frágil como una mina. Le susurraba palabras llenas de calma y trataba de hacerle reír con una que otra monada. A veces lo conseguía y otras sólo me lastimaba con una sonrisa quebrada. KyungSoo daba pena.KyungSoo siempre lloraba en el suelo, en su cama, en el baño, en el sofá, en la cocina, en el balcón. Sin embargo, su favorito era el suelo. Le gustaba "arrastrarse" por él, pedir que no le abandonaran, que él iba a cambiar, que mejoraría en la cocina, que sería una mejor persona, amante, pedía que no le dejaran de querer. Siempre era lo mismo. Le veía en cada rincón de nuestra casa llorando por el último tipo que azotó la puerta. Un castaño, un rubio, un moreno y muchos más. Ya ni siquiera me esforzaba en recordar los rostros para cobrar venganza, no importaba porque los rostros siempre iban a cambiar y a aumentar. Sólo me quedaba limpiar el desastre que ellos dejaban, limpiar al propio KyungSoo.
Entonces yo retomaba mi rutina. Ahí fue que me día cuenta cual era la magia detrás de la comida. La alegría detrás de las sonrisas. Las lágrimas en el suelo, los cortes en las manos, las faltas de comida, el deterioro.
Mi método no funcionaba del todo. Mis palabras no bastaban, mis caricias eran simples brisas de viento, mis sonrisas eran invisibles. Mis dedos no le alcanzaban porque yo no tenía dedos. No tenía sonrisa, no podía hablar, no me estaba permitido tocarle de la manera en la que los otros le tocaban. Mis labios no eran apropiados, mi lengua no era como la suya. La mía causaba desagrado por lo áspera. Mis garras le lastimaban cuando jugábamos, mi pelo se prensaba de él y causaba fastidio. Yo no podía alcanzarle. No podía responder a sus risas, contarle mi faena. Decirle lo mucho que le quería. Yo no era apropiado para KyungSoo. Lo único que podía hacer era darle calor en sus noches llenas de frío. Acurrucarme con él en el suelo a llorar juntos su desdicha. Yo no podía estar con KyungSoo como quería. Eran una lástima que no tuviera voz para dedicarle mis palabras, para revelar mis profundos pensamientos, para entregar mis sentimientos. Sólo me quedaba mirar y estar a su lado. Repararle y esperar a que vuelva llorando a mi, porque Nini es un buen chico, Nini siempre está para KyungSoo, porque si Nini fuera humano no dejaría que su amo llorara. Le abrazaría y le contaría las historias de otros gatos. Le hablaría de lo que hacen sus vecinos cuando les espía por el balcón. Le platicaría sobre su bola de estambre y de lo que se pierde de la ciudad. De sus noches contemplandole, del cielo con estrellas y le contaría que hay una enorme bola brillantes que está iluminándolos cada noche. Si Nini fuera humano, Nini "estaría" con KyungSoo.///
Esto es muy random. Perdón ~
Lo encontré en mis documentos y pensé en publicarlo.
Mis disculpas si esto no se entiende o si es demasiado raro.
Saludos.
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EVEN IF
FanfictionEs igual que siempre -GRACIAS A LA BELLA VIC POR SU PRECIOSA PORTADA. TODOS LOS CRÉDITOS A ELLA Y A SU HERMOSA CREACIÓN.