Mil Tormentas-Clay&Hannah

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Hola! Muy buenas!

Pareja: Clay Jempsen y Hannah Backer
Serie: Por trece razones (thirteen reasons why)
Espero que os emocione!

Pov Hannah

Decidí ir. No se que estúpido impulso me llevó a hacerlo. A
asistir a esa fiesta.

Me puse un bonito vestido, de esos que nunca te pones porque crees que hay una ocasión especial destinada para llevarlos. Había llegado la ocasión especial de ese precioso vestido color rojo vino. Había llegado mi ocasión especial para lucirlo por primera vez.

O eso quería creer. El mundo no se podía resumir sólo en desgracias y en lágrimas, ¿verdad? Existía algo más. Existía un chico llamado Clay. El chico del casco. Un chico que era perfecto con todas las sílabas, en él no fallaba ni una de esas ocho letras que conformaban la palabra.

Sabía con seguridad que existía algo: existía su sonrisa, sus bromas, su faceta friki y encantadora, sus ojos, todo él era mi esperanza secreta.

¿le parecería guapa?
¿esa noche podría declararme? Él me había invitado a ir a casa de Jessica.
¿podría considerarlo algo así cómo una cita?
Salí de casa con ilusión. Mis padres me habían dicho que iba preciosa, por una vez yo me sentía así: Una chica preciosa, menos tímida y más decidida.

Debía ser más valiente.

¿si quería a Clay Jempsen, por qué me lo guardaba en lo más insondable de mi corazón? ¿por qué se lo ocultaba con tanto ahínco, si cada vez que lo veía mi pulso se aceleraba, si trabajar en el cine con él no era hazaroso y agotador, sino el momento más deseado de mi día a día?
Llegué a la fiesta, creyendo que sería una gran noche, que me lo pasaría bien y que estaría con Clay.

En efecto, resultó ser una gran noche. Cuando el chico del casco apareció, supe que nada podía salir mal a partir de entonces.

Vi en su mirada un brillo especial, ese brillo tan característico de los enamorados cuando se miran. Yo lo tenía en ese preciso momento también presente en mis ojos.

Lo sabía.

La emoción me embargó por completo cuando me saludó graciosamente. Yo también actué de forma divertida y le devolví una sonrisa gigante, de eaas que dicen "eres el motivo de mi felicidad hoy". Aún así los nervios formaban parte de la conversación que comenzamos manteniendo.

Fuimos a por cerveza, estábamos más juntos que nunca. La sensación era maravillosa. Me sentía como hacía años que no lo hacía.

Feliz.

En un sitio en el que encajaba a la perfección.

Arrullada por esas palabras espontáneas pero mágicas a la vez.

Enbelesada por lo perfecto que se había vuelto de repente todo.

Reía. Bebía alguna cerveza que otra. Clay en ningún momento se separaba de mí.

-Vas guapísima -me dijo en varias ocasiones de la noche.

-tú también. Te queda muy bien esa camisa, Clay Jempsen - me atreví a decirle yo, sonriendo.

La cerveza era un gran canal en cuanto a expresar se refería.

Él me miró profundamente a los ojos. Habíamos estado conversando de todo un poco, de profesores, asignaturas, de su vida. De la mía no, creía que no merecía la pena sacar a colación mi desastrosa existencia ni mis desagradables recuerdos. Sí que dejé salir de entre los resquicios de mis labios que papá y mamá me querían pero que nunca estaban ahí cuando los necesitaba. Él me respondió que todos los padres eran así, que jamás escuchaban a sus hijos realmente. Si me escuchasen les habría dicho lo que sientía, que nadie me hablaba en el instituto, que eran todos unos falsos, y que no estaba bien, que quería un psicologo o algo así.

Clay parecía feliz de invertir su tiempo a mi lado, incluso me dio la sensación de que había comenzado a ligar conmigo. Me gustaba su juego de insegura seducción, así que le seguí el royo.

- Hannah, eres especial, ¿lo sabias?

- ¿Especial en que sentido?

- En que tienes todo lo que a mi me gusta: eres preciosa y además, diferente.

Definitivamente Clay había bebido demasiado, sin embargo, no pude evitar sonrojarme y dejar salir una risita estúpida.

- tu si que eres especial, Clay.

¿Me estaba mirando a los labios intensamente o eran imaginaciones mías? ¿debía acercarme más a él? ¿debía quedarme ahí, estática, aguardando a que me besara? ¿Qué tenía que hacer?

Ese chico me gustaba enserio, y tenía miedo de que a la hora de la verdad me rechazase como tanta otra gente había hecho.

Clay se aproximó a mi boca, acortando la distancia entre nuestros rostros, posó su mano, más suave de lo que jamás creí que sería, sobre mi mejilla.

Su tierna y a la vez picara mirada absorbió a la mía, introduciéndome en un mundo nuevo donde las cosas jamás podrían salir mal.
Las inseguridades desaparecieron, el miedo al rechazo se esfumó de mi ser.

Y lo único que pude hacer fue sonreír cuando sentí sus labios dejando un casto beso sobre los mios.

A la mierda todo. Quería besar a mi chico del casco hasta que no respondieran más mis labios.
Comencé a mover mi boca sobre la suya, intentando hacer desparecer sus inseguridades. Y las mías. Él comenzó a responder, y ese fue el estallido que lo ocasionó todo.
Un enjambre de abispas se revolvió en el interior de mi estómago.
Una electricidad demandante recorrió desde la punta de mis dedos, hasta el final de mis pies. Como una oleada gigante de una intensidad descomunal mis sentimientos se intensificaron, dejándome con la única certeza del verdadero amor que sentía hacia él: Clay Jempsen, el chico más bueno, sincero y guapo en la faz de la tierra.
Cuando el beso aumentó sus grados, y se volvió tan pasional que notababque mis pies flaqueaban y mis labios empezaban a palpitar de dulce dolor por la fricción con los suyos. Nuestros cuerpos querían más. Necesitaban mucho más.
- Subamos a la habitación de Jess -propuse con la mirada cargada de amor.
- ¿estás segura?
Asentí.
Con mis manos enlazadas entre las suyas, ascendimos por las escaleras. Algunos se nos quedaron observando, pero no me importó en absoluto.
Había decidido recientemente que mi felicidad no se podía basar en las críticas, era inmaduro por mi parte, y no iba a darles el placer de sentirse bien a causa de hacerme daño. Ya no más.
Sonreí abiertamente y centré toda mi atención en Clay hasta que llegamos hasta la tan conocida puerta de la habitación de Jess. Cuando entramos y cerramos la puerta a miradas indiscretas vi en sus ojos sobras de lo que pretendía hacerme, me vi tentada a dejarme llevar por la consecución de mis sueños,-que era estar con él-  y simplemente no pensar en nada, pero la realidad era que antes de lo que fuera que quisiese que hiciéramos teníamos que hablar.
- Antes de hacer nada, hablemos por favor-le pedí, poniendo cierta distancia entre ambos.
Seguidamente me senté en la orilla de la cama de mi exmejor amiga.
- ¿de qué?  -me preguntó,  -si te arrepientes me iré y fingiremos que no ha pasado nada.
La inseguridad volvió.  El no entendía que mi intención no era alejarlo, sino que era acercarlo más a mi. Evitar que pudiesemos separarnos por nada en el mundo.
- No me arrepiento, ni numca me arrepentiré, porque te quiero.-susurré, suerte que los efectos de la cerveza seguían ahí, o si no jamás hubiera podido declararme.
- ¿de de verdad? - preguntó Clay con incredulidad, no daba crédito a mis palabras, ni yo misma lo hacía.
- sí, me daba miedo decírtelo antes porque pensaba que tú no sentias lo mismo por mí.
- Yo llevo enamorado de ti mucho tiempo, Hannah. Que me digas que sientes algo por mí es...asombroso. 
Y entonces sus labios y los míos volvieron a ser uno, para no separarse en mucho tiempo.
Ya jamás volvería a estar sola, jamás volverían a meterse conmigo, porque si lo hacían me daría igual: estaba él.

Lo que pudo ser (One Shoots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora