Érase una vez, un joven príncipe de escasos 18 años. Un día su padre decidió que ya era hora de que su hijo le sucediera en el trono. Y así nuestro joven príncipe se convirtió en el joven rey.
Los consejeros del rey dijeron que un rey no es nada sin su reina. Así que los consejeros reales mandaron a la guardia real que recorrieran todos los pueblos del reino y trajeran ante el rey a todas las omegas jóvenes dignas del rey.
El rey, que no quería casarse todavía, dijo que sólo se casaría con su pareja destinada. Desde ese día los soldados llevaron ante el rey a las más hermosas omegas del reino, pero ninguna de ellas era la destinada del rey.Los consejeros, preocupados, empezaron a traer a las princesas y nobles de otros reinos, pero tampoco ninguna de ellas era su destinada. El rey, cansado de todo el revuelo que causaban sus consejeros, decidió salir del palacio por su cuenta, dando esquinazo a sus guardias y vestido de paisano.
El rey cabalgó hasta llegar a un hermoso prado de alta hierba amarilla dorada por el sol, y se sentó a la sombra del único árbol que se veía en la distancia. Pero el rey no se percató del joven Omega que dormía en las ramas de aquel árbol.Al rato de haberse sentado, el joven Omega calló al suelo aún sin despertarse. El joven rey, sobresaltado por el ruido, se acercó rápidamente al joven Omega. El joven rey miró al cielo pensando que había caído de allí, pero enseguida se sintió estúpido y desechó la idea. Entonces el joven rey se dió cuenta de que estaba dormido y al observarle de cerca no le pasó desapercibida la gran belleza de aquel joven.
El rey pensó que el pequeño Omega sería dos o tres años menor que él y sintió incorrecto estar tan cerca suyo estando este inconsciente.
Después de varios intentos al fin consiguió que el pequeño Omega despertara de su sueño y le preguntó que qué hacía durmiendo en las ramas del árbol.
El pequeño Omega le miró durante un momento sin emitir sonido y cuando el rey pensó que no le contestaría dijo:
-Me escondía.
-¿De qué?- preguntó inmediatamente queriendo saber que llevaría a ese chico a querer que no le encontraran.
-De mis padres- al ver que el otro no le entendía añadió- Ellos pretenden que me case con un Alpha que no conozco.
-¿Por qué? - el rey no podía entender porque querrían hacer eso
-Porque quieren juntar nuestras familias para conseguir más poder entre la nobleza. Más dinero, más tierras…
-¿Por eso te escondías?- el joven rey se enfadó al pensar que solo veían al pequeño Omega como un negocio.
-Sí, hace dos días de eso- el pequeño Omega parecía triste.
De pronto pareció alarmarse por algo y miró suplicante al joven rey.
-¡Por favor, no me delates a la guardia real!- el joven rey se sorprendió pues ni se le había pasado por la cabeza.
-No te preocupes no le diré a nadie- el pequeño Omega se tranquilizó, sonrió y se lanzó a abrazar al joven rey que perdió el equilibrio y calló al suelo con el pequeño Omega encima. Le miró a los ojos y lo supo; el pequeño Omega era su pareja destinada.
El pequeño se sonrojó bajo la atenta mirada del joven rey, él también lo sabía.
Se quedaron juntos el resto del día y de la noche.
En el castillo los antiguos Reyes , preocupados, ordenaron a la guardia real que regresaran y fueran a buscar a su hijo de inmediato.
El joven rey y el pequeño Omega encontraron una pequeña cabaña cerca del prado y se quedaron allí.
Así pasó una semana, el joven rey no quería regresar al castillo, pero ya llevaba mucho tiempo fuera y el reino lo necesitaba. Así que le pidió al pequeño Omega que se fuera con él. El susodicho no estaba seguro, pues si sus padres se enteraban buscarían aprovecharse de la posición de su pareja.
El joven rey, notando la preocupación de su pareja, le besó y le dijo que él se encargaría de todo.
Al llegar al palacio el joven rey le pidió a su pareja que esperara fuera mientras aplacaba la ira de sus padres. Estos le regañaron, es decir que los gritos se escucharon en medio reino, por desparecer por tanto tiempo.
Después de escuchar lo que el joven rey les contó se alegraron de que su hijo hubiera encontrado a su pareja destinada. El joven rey le pidió al pequeño Omega que entrase a conocer a sus suegros. Los antiguos reyes se emocionaron al ver a tan tierno ser de la mano de su hijo.
Los antiguos reyes decidieron que se casarían lo antes posible.
Y así, una semana después, se casaron.
El joven rey consiguió librarse de los "ancianos del consejo que no tienen cosas mejores que hacer que meterse en la vida de los demás" palabras textuales del joven rey.
El pequeño Omega jamás volvió a saber de sus padres. (Aunque sospechaba que su pareja tenía algo que ver en eso.)
Y vivieron felices y comieron lombrices. (porque las perdices están muy vistas).-----------------------------------------------------------
Espero que os haya gustado. Sin más que decir hasta la próxima.