3 - Nuevo club

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—   Bienvenida al instituto Rakuzan.

Dijeron todos al unísono y los pómulos de Akane se ruborizaron poniéndola más incómoda aún, ya no sabia que hacer o qué decir.

—    Tienes un asiento libre en la cuarta fila, al lado de Hayama.   — señaló a un muchacho rubio que inmediatamente mostró una sonrisa cargada de alegría por ser el elegido —   Lo siento, no hay otro.

La miró su profesor como si la compadeciera. Eso llamó poderosamente su atención dándole mala espina.

Una vez que tomó asiento y acomodó sus útiles, la clase continuo. Ella notó que llevaba un par de temas atrasados por lo que se iba a ver obligada a tener que pedirselos a alguien más y eso conllevaba a entablar conversación con alguno de sus compañeros. Nada feliz por la idea, miró de reojo al alegre Hayama, quien por momentos no dejaba de mirarla como si quisiera hablarle pero arrepintiéndose antes de conseguirlo. Lo veía muy inquieto en su asiento y eso la preocupó, olfateaba de lejos que aparentaba ser una persona hiperactiva y muy habladora.

« Peligro » pensó.

La campana sonó indicando el comienzo del receso y antes de que todos salieran despavoridos del salón, el profesor habló.

—    Muy bien, recuerden leer el capítulo dos para la próxima clase. Inoue...   —la miró como si aún hablara para todos —   ponte al día con tus compañeros.

Ella asintió rogando que la tierra la trague para perderse de las veinte miradas que la comían.

« ¿No podía simplemente decírmelo en privado? »   Además ya era consciente de que tenía que hacer eso. Ya habían fijado la fecha del primer examen para dentro de dos semanas.

Sin dejar pasar otro segundo, todos los alumnos salieron afuera mientras Akane se quedó en su asiento dándole una mirada al capítulo uno del libro de historia, y si que era largo.

—   Te puedo dar mi resumen si quieres.   —Akane dio un respingo del susto, estaba segura de que todos habían abandonado el salón. Hayama estaba parado frente a su pupitre —   No creo que des a tiempo para leer ambos capítulos para la próxima clase.

Akane sonrió en respuesta a su oferta, y porque la sonrisa de él con ese colmillo que se asomaba por sus labios era contagiosa.

—   Eres muy amable, Hayama. ¿Pero no lo necesitarás para el examen?

—  Para nada, ya me se todo.

Sonrió muy seguro de sí mismo, lo que le hizo pensar en porque el profesor se lamentaba por sentarla a su lado.

Las clases finalizaron y llegó la hora de acercarse al club de voleibol para llevar mi inscripción. Las clases en sí, habían comenzado hace una semana atrás pero aún estaba a tiempo. Llegó al pabellón donde estaba la cancha y habian muchas chicas ya practicando. Sus nervios se pusieron de punta, llenándola de nostalgia y emoción. Totalmente ansiosa por comenzar a jugar.

Se acercó al banquillo que estaba al lado de la cancha, donde tres personas charlaban y observaban la práctica. Supuso eran los entrenadores y la manger.

—    Buenas tardes, soy Inoue Akane y quiero entrar al equipo.

Simple y directa, ya se estaba cansando de tantas formalidades y presentaciones. El hombre canoso la miró con un semblante bastante serio pero ella no se inmuto en lo más mínimo. Los tres la observaban sin decir nada y Akane comenzaba a ponerse nerviosa.

—   ¡Himori!   — gritó la mujer llamando a alguien de entre las chicas en la cancha. Una muchacha alta de cabello negro recogido se acercó y prestó atención. —    Nosotros tres tenemos que irnos a una junta, estás a cargo. Esta chica dice querer entrar al equipo.

Himori miró de reojo a Akane con curiosidad, pero fue en ese entonces que la peligris sintió una enorme presión. Los ojos negros de Himori comenzaron a examinarla con furia y sorpresa.

¿Donde la había visto?

La mujer que la había llamado volvió su mirada hacia Akane.

—    Ella es la capitana del equipo, Himori Natsu. Estas bajo sus órdenes, ahora ve a vestirte para la práctica.

Akane asintió algo aturdida aún por la presión del ambiente y se marchó a los vestidores que había visualizado previamente a unos metros del gimnasio.

¿Qué rayos había sido todo eso? No le gustaba para nada, tenía un enorme mal presentimiento al respecto.

Una vez de regreso en la cancha, se encontró con dos filas formadas frente a frente. Akane miró a su nueva capitana en una clara pregunta de donde debía formarse y ésta le dio un leve aventón hacia la fila formada frente a ella. La muchacha de ojos color ámbar se había dado cuenta de que fue ubicada en la fila de las nuevas ingresantes. Cuatro más ella, para ser exactos.

—    Bien, como algunas ya sabrán, mi nombre es Himori Natsu. Soy la setter   del equipo titular y su capitana. Y ellas   — levantó ambos brazos a su lado —   son mis compañeras titulares, irán conociéndose en las prácticas. Ahora nos interesa conocerlas a ustedes.

Sonrió con picardía y miró a la primera de mi fila dándole el permiso de hablar. Ésta inmediatamente se puso como sargento y comenzó su presentación. Y así fueron pasando una tras otra hasta que llegó mi turno.

—   Inoue Akane. Segundo año, clase cuatro. Vengo de la preparatoria Kaijo donde mi posición titular era la de bloqueadora central y vice-capitana.

Si quería pisar fuerte tenía que dejar en claro el lugar que se había ganado en su anterior equipo, y así fue pero no de la manera esperada.

La sonrisa de Himori se hizo más grande, pero sus ojos estaban llenos de remordimientos. No lo comprendía.

—     Muy bien. Sean bienvenidas. Ahora,   — señaló la cancha contigua a la que se encontraban —   quiero verlas realizar saques y recepciones. Dos de un lado y dos del otro.

—    Disculpa,   — la interrumpió Akane —   somos cinco.

Y ahí estaba de nuevo, esa sonrisa llena de picardía en el rostro de la capitana.

—     Lo sé, Inoue. Tu no harás esos ejercicios. Lo que quiero decir es que, si llegaste a ser vice-capitana en tu anterior instituto saliendo del primer año es porque eres una muy buena jugadora ¿No es cierto?

A Akane le desagradó por completo ese concepto y se lo iba a dejar en claro.

—    Por supuesto que no. El hecho de haberme ganado esa posición es por el trabajo en equipo que logre fortalecer entre mis compañeras. Tal vez tenga lo mío dentro de la cancha, pero eso no justifica el hecho de que ellas me vean como una líder. Se trata de generar confianza, cosa que no olfateo por aquí.

Esta vez la presión que emanaba Akane era la que predominaba en el ambiente. Varias de las chicas presentes lo notaron y podría decirse que consiguió ponerlas nerviosas. La frialdad en sus palabras, ya no se trataba de un intercambio de opiniones, sino de un enfrentamiento de conceptos. Akane estaba siendo juzgada sin ser vista en juego y eso no le gustaba para nada.

Himori no dejó de lado en ningún momento la sonrisa ladina que decoraba su rostro y se abusó de su poder como capitana para jugar sucio.

—    No jugarás hoy, como ingresante de otro instituto pagarás el derecho de piso ordenando el depósito del gimnasio. Lo quiero impecable para cuando termine la práctica.

Un tic nervioso resonó en el interior de la chica de pelo gris, pero logró reaccionar antes de perder el control en sí misma. Sacudió su cabeza y sin responder se dirigió al deposito donde habían redes enredadas en el suelo, pelotas rotas tiradas en una esquina, entre otras cosas hechas un lío. Un instituto como Rakuzan no podía tener algo así y el sexto sentido de Akane la alarmó diciendo que esto parecía perfectamente planeado solo para ella.

Desde que ingresó a ese club no dejó de sentir malas vibraciones y presentimientos negativos. Eso no estaba nada bien, no para esta Akane. Esto iba a ser mas difícil de lo que pensaba.

Amo odiarte | Akashi SeijuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora